Playa pública muy bonita como todas la playas de La Paz. Sus aguas son tan tranquilas que parece alberca. El único movimiento en el agua es producido por las embarcaciones al desplazarse. De igual manera es bastante concurrida como todas las demás playas de la zona, las instalaciones cuentan con estacionamiento para autos y bicicletas, muelle, palapas y sanitarios. Los comercios del lugar te ofrecen la opción de brindarte sillas y sombrillas mediante consumo o renta. Lo que si tiene mejora son los alimentos, al revisar la carta no me parecieron exagerados los precios, pero al ver las porciones tan pequeñas y dado el sabor cero sobresaliente de los mismos, definitivamente están a sobreprecio. Eso sí, el costo de la cerveza y de las botanas -principalmente las sandías, cocos y piñas locas- me pareció correcto. El agua es un poco fría como en toda playa del Pacífico mexicano, pero está perfecta porque el sol pega y bastante. Conforme se va acercando al mediodía la playa se va llenando para que si les gusta algo más tranquilo traten de madrugar. Cuenta con estacionamientos y accesos para personas con capacidades diferentes, y es muy sobresaliente que tenga renta de sillas adaptadas con flotadores para introducir a las personas que ocupan silla de ruedas en el mar. También hay renta de kayaks, tablas de surf, chalecos y flotadores. Y dentro de las actividades hay donas y el patito para quienes gusten de actividades con mayor adrenalina.