Acabé en este parque por la más absurda y sorprendente de las situaciones. Os la cuento. Salí de mi hotel y cogí el primer taxi disponible con la intención de acabar en el centro comercial Lagoh. Asistía a la inauguración. Ya en el taxi di la dirección mientras hablaba por teléfono con la gente que estaba ya allí. Al ser un centro comercial quería asegurarme dónde quedar y vernos. Al colgar, me dirigí al taxista. No recuerdo qué le pregunté. Silencio. Me volví a dirigir a él, pero el silencio fue su única respuesta. Me empecé a poner nervioso. "Perdone, tiene algún problema" Silencio otra vez. "Mire, le estoy hablando, no me va a contestar?" Os prometo que pensé que estaba siendo objeto de un secuestro exprés. "Por favor, pare el taxi!". En ese momento, sin mediar palabra, aceleró. "Qué pare el taxi, que me está dando mal rollo" Por fin respondió: " Que pare? Que eso queda muy lejos..." Le dije que parara que ya me buscaba la vida. Pagué y me bajé sin despedirme. Qué cosa más surrealista. Y por ese motivo recorrí este parque, impecablemente vestido, para acabar cruzando la nueva pasarela peatonal que te lleva, en un momento, al maravilloso centro comercial Lagoh al que fui, no os voy a engañar, porque era la inauguración y lo ha montado mi mujer.

PD. Los taxistas en Sevilla, salvo este personaje, son muy amables.