La visita al centro de interpretación de la lavanda de Tiedra es muy recomendable. Por una parte, por la gran cantidad de información que tiene sobre esta planta aromática, sobre sus diferentes cultivos, sus propiedades curativas, su utilización a lo largo de la historia y sus formas de destilación. Las explicaciones de la guía fueron muy completas (muchas curiosidades, algo de historia y mucho humor).

La visita incluye también un paseo por las instalaciones de la destiladora, donde se ve de primera mano el material cosechado, el proceso de destilado y, sobre todo, el resultado final: el fragante aceite esencial de lavanda (olor súper penetrante).

Por otra parte, merece la pena por el aspecto emocional que se vive, con la cantidad de colores, olores y sensaciones que se perciben a lo largo de la visita. Todos los sentidos atentos para no perderse ni un olor, ni un color, ni el tacto de las plantas. Incluso el sentido del gusto entra en juego pues al final del tour puedes probar los licores a base de esta flor (crema y orujo) y el helado con sabor a lavanda, de sabor sorpendente y muy refrescante.

Como colofón, un paseo entre las flores de lavanda en las plantaciones de la zona, viendo el atardecer rodeado de mil tonos de morado.

Se marcha uno del lugar como con el espíritu más calmado. Seguramente sea a otra de las propiedades secretas de esta excepcional planta.