Hotel Gil — Hotel in Montanejos

Stayed here one night whilst walking through the area.||The hotel is non imposing on a fairly quiet street.||The welcome was good.||My room at the back of the hotel was quiet, overlooking the valley and hills.||The bedroom was well furnished and comfortable.||The bathroom modern, lots of towels and hot water for bath or shower.||There is a large bar used by locals which gives the place some atmosphere, adjoining it is a large sunny terrace.||The upstairs dining room is airy with good views but rather characterless. The waiter very attentive and helpful with the limited set menu.[8euro]||The food was ample but of average quality. No complaints. Seems to be aimed at the large number of elderly people staying here to use the nearby thermal baths, which are very popular.||So an economical hotel,worth a short stay if touring the mountainous area in a car or if you want to partake...

Very rude staff and the restaurant is always fully booked. There are few places to eat in móntenejos due to the amount of tourists so we thought we would book a hotel with a restaurant , big mistake you literally can’t use it’s always fully booked with locals. There is no manned reception and the wifi is terrible , the rooms are equally awfull. Don’t think you are doing a good thing saving some money booking this hotel, it will leave you with terrible memories of what is a lovely town. The staff are incredibly rude and unhelpful, you are left feeling like you can’t ask them anything because of their extremely rude and volatile reactions. It’s not just me if you read the other reviews this Hotel is one to avoid.

Also to add they try a trick when you check in to say you haven’t paid when you have to try and get you to pay twice. I notice other reviewers also have...

Esta crítica afecta solo al restaurante, ya que no hemos estado alojados en el hotel. Hemos pasado unos días por la zona, y un día lo pasamos en Montanejos. Estuvimos comparando varios sitios para ver cual nos cuadraba más para ir a comer y al final nos decantamos por el Hotel Gil, ya que el menú diario no tenía mala pinta y además había una carta de asador con precios bastante razonables, así que reservamos una mesa para ir a comer. Al llegar al restaurante nos hacen subir un piso y al entrar al salón la primera en la frente: si estás en el salón de arriba, puedes pedir menú, pero no cosas sueltas de la carta del asador. Si bajas al asador, puedes pedir cosas de la carta pero no del menú, por lo que si unos quieren una cosa y otros otra diferente, o bien se separa el grupo o alguno se tiene que aguantar, en fin. Pedimos los platos que queríamos del menú y empezó la espera..., la bebida la sacaron enseguida, aunque al añadir otra bebida más, esta no llegó hasta media hora más tarde, y eso después de tener que volver a pedirla. El primer plato tardó unos diez o quince minutos en salir, era una paella normalita, no destacaba ni para bien ni para mal. Una vez terminada nos quedamos esperando el segundo plato. Le dijimos dos veces a la camarera que se podía llevar los platos y traer los segundos, pero no había manera. En total calculo que serían unos 30 o 40 minutos de espera. Por fin trajeron los calamares y los lomos de cerdo que habíamos pedido. En ambos casos la guarnición eran patatas fritas y se podían contar con los dedos de las manos, había unas diez en el mejor de los casos. Los calamares (cinco por plato) era congelados de bolsa y no valían gran cosa. El lomo estaba totalmente crudo por dentro, en lugar de pasarlo por la plancha le echaron el aliento para calentarlo un poco y lo sacaron. A todo esto sacaron la bebida que había pedido al principio (una Coca Cola Zero) y cuando ya llevaba media botella, me di cuenta de que la fecha de consumo preferente era del año pasado... cuando se lo comentó a la camarera, se lo pensó un rato y al final me dijo "Pues no se lo cobraré" en un tono que parecía que aun me hacía un favor. Al final sacaron el postre, por una parte una tarta de queso y mermelada (normalita, igual que la paella) y por unas fresas con nata, en las que las fresas venían flotando en caldillo y estaban ya un poco mustias, después de mirarlas un rato me pareció que una me saludaba, ya que les quedaba poco para tener vida propia y echar a andar...