Overall, I had a pretty good time. The dishes were inventive and used fresh ingredients, with some real highlights like the wood-fired focaccia with koji butter and fish roe. But I was a bit let down that the menu we saw online didn’t always match what we were served, probably due to daily ingredient changes, and the temperature of some of the dishes threw me off. Despite these issues, I’d give the place a solid 7 out of 10 and recommend it for a special occasion or a memorable meal in a modern, minimalist setting.
The restaurant had a dark, intimate vibe that felt both serene and elegant, perfect for a relaxed evening. There was a small chip in my water glass, but it was easy to overlook in such a thoughtfully designed space. The service was great. They were attentive without being pushy, and the timing was just right, giving us enough space to enjoy each course without feeling rushed. We wanted to try the cocktail of the day, expecting something unique, but the options were just a gin and tonic or an Aperol Spritz—nothing special. We chose the gin and tonic, but it was way too strong and lacked the refreshing citrus kick we were hoping for. The cocktail felt like a missed chance for something more creative and interesting.
The meal kicked off with a pea and seaweed risotto in an eggplant broth, poured at the table. The broth was light and savory, with a nice umami kick that worked well with the peas and seaweed. However, the peas were a little dry, and the presentation was underwhelming despite their bright color. I had seen an Instagram photo of the dish that showed bright purple and yellow flowers and a yellow sauce that added color and flavor—none of which were on my plate. This made me wonder if I got an incomplete version of the dish. Plus, it was lukewarm, and I wished it had been served a bit hotter to bring out the flavors more. Despite these issues, the dish was creative and flavorful, though it didn’t quite hit its full potential.
The risotto was paired with wood-fired focaccia served with koji butter and fish roe, which was a standout. The bread was soft inside with a crispy crust that added a pleasant texture to each bite. The combination of creamy koji butter and salty fish roe took the bread to the next level! DELICIOUS!
The next course was either maybe salmon or trout—the menu didn’t say, and I missed what the server called it. Once again, the temperature threw me off—it was lukewarm, and I couldn’t tell if it was supposed to be served hot or cold. The sweet potato chips added some crunch but left an odd aftertaste that distracted from the well-balanced flavors. The fish was served alongside a vibrant plate of earthy yellow and purple turnips arranged on sweet pear and panca chili jelly. The mix of textures and flavors was clever and memorable, offering a bright contrast to the more subdued fish dish. I loved it.
Next was a small but perfectly cooked lomo filet with delicious Brussels sprout leaves on top of a rich cauliflower purée, topped with fresh dill and tangy pickled mustard seeds. Interestingly, this side wasn’t what the menu had listed, but it worked really well, so I didn’t mind the change.
For dessert, we started with sambayon ice cream served with kumquat compote and syrup. The ice cream was rich and indulgent but it was topped with a couple of small peppery micro-arugula leaves that didn’t harmonize well with the other components. The second dessert was fruit and chocolate ice cream in a martini glass, layered with crumbled chocolate cake, coconut pieces, and some mystery gummies. Unfortunately, I didn’t enjoy this one. The gummies had a weird texture, and the soggy cake mixed with ice cream felt more like something you’d get at a kid’s birthday party than a refined dessert. Both desserts were substitutes for what the menu originally listed, which was supposed to be a flower, apple, and ice cream crumble, and...
Read moreComparto la experiencia de la cena de ayer (23 Feb) con mi novia, en el turno de las 22Hs. En resumen, la comida estuvo bien, con detalles, pero la atencion fue muy mala. Tal vez tenia expectativas altas por lo que muestran como publicidad en sus redes, la realidad fue una buena comida con atencion de mc donalds. Paso a detallar las situaciones que llevan a la puntuacion de 3 estrellas. La primera impresion al entrar y sentarnos fue negativa, la persona que nos atendio nos pregunto si conociamos el lugar y si conociamos el menu, le dijimos que no, y solo nos dijo que era un menu de 4 pasos y se fue... no recibimos explicacion. En cuanto a bebidas, que fue lo primero que pedimos, si no acompañamos con el maridaje, las opciones no lo son tales. De las 6 opciones que no son vino en la carta (Que no existe en el local, tuve que recurrir a internet), solo habia 2. Y la unica opcion que nos ofrecio en realidad fue agua. La explicacion de los platos cuando llegaban a la mesa, era escasa, casi inaudible y con un marcado desgano. La entrada (un ceviche de vegetales) estuvo bien, el pan de masa madre, tambien bien. La pesca del dia estaba muy bien, sin dudas el mejor plato. El bife vino en punto bleu/saignant (que no nos preguntaron, casi crudo, y sin estar caliente) que no es para cualquiera, a nosotros nos gusta igual y queriamos disfrutar la comida como el chef la penso, pero en ese punto era complicado sacar la grasa y tejidos no comestibles del corte, tuve que luchar bastante y termino siendo bastante el descarte al punto que me tuve que sacar algun pedazo de la boca. En cuanto al postre, el "cheescake descontracturado" fue lo mas flojo, el gusto no estuvo mal, pero el bizcocho parecia que lo habian fraccionado a mano para las palomas, pero supongo que era lo descontracturado del mismo. Pedi 2 aperol, que eran la unica opcion al agua y al maridaje, y ni siquiera fueron consistentes, el primero vino sin decoracion y el segundo vino con una flor de naranja que me hizo dar cuenta que el primero habia quedado a medias. Cabe destacar que en la mayor parte del tiempo , no habia mas de 10 comensales, por lo cual no se puede decir que estaban a las corridas. Como nota de color, habia en una mesa una pareja con actitudes que considero desubicadas para un restaurant, y mas uno que pretende tener cierto nivel, (La mujer sentada de frente con las piernas abiertas sobre su compañero besandose apasionadamente durante bastante tiempo, imaginense adolescentes, que no lo eran, en el reservado de un boliche). Como final, el personal parecia apurado , de hecho me vino a preguntar si queria la cuenta cuando todavia no habiamos terminado el postre, y despues tardo unos 10 minutos en efectivamente traerla. Me di cuenta el apuro, dado que cuando salimos (11:40PM) la cortina atras nuestro se cerro inmediatamente. Evidentemente, tenian apuro por irse. Como aprendizaje, si hubiese leido las reseñas donde comentaban esto mismo, seguramente no hubiese ido. Como conclusion, la comida es buena, el lugar es muy lindo (salvo el baño, que ni siquiera funcionaba el boton de descarga), pero la atencion es lo que hace que no vaya a volver. (Y la falta de bebidas me parece...
Read moreEl día de ayer volví a una vieja práctica que tenía con mi novia la cual es recorrer una vez por semana distintos restaurantes, bodegones, parrillas, etc. con la finalidad de conocer nuevos lugares y disfrutar de lo que cada uno tiene para ofrecer. Soy de buen comer, me gusta comer mucho y, como a cualquier cliente, le gusta que lo traten bien.
Anoche fuimos a conocer la 4ta Pared y la verdad que fue un digno comienzo. El lugar es 100% recomendable pero desde ya, hay varias cosas que hay que tener en cuenta antes de ir. El restaurante es una pequeña esquina donde no hay mucho lugar para ubicarse y, por lo visto, no aceptan grupos mayores de cuatro comensales por mesa.
Creo yo que esta movida es justamente para enriquecer una de las propuestas que este lugar tiene para brindar: un ambiente tranquilo, cómodo y agradable para favorecer la comunicación de las personas. En base a esto, las luces tenues que caracterizan al lugar y la música ambiente, hacen de un espacio ideal para ir en pareja y quedar bien con tu enamorado/a. Grupos mayores en un espacio reducido entorpecerían este clima que el lugar propone. Algo que me llamó la atención en relación a esto, en la mesa de al lado había una familia de 4 personas festejando un cumpleaños que hasta tenían miedo en cantárselo en voz alta a la agasajada para no romper el clima del lugar.
Pero ahora si, vamos a lo que importa... la comida! El lugar propone un menú por pasos (entrada, plato principal, postre y café o té). El precio del menú es de $ 900.- por persona (sin contar la bebida). Lo cual es un precio justo y razonable para ser el del menú entero, ya que cada plato principal suele ronda los $ 450.- Lo que a simple vista puede parecer un precio salado, se compensa sin hesitación alguna con la calidad de los platos. Las mojellas con polenta gratinada fueron un espectáculo y hacía tiempo que no probaba un risotto tan bueno como el que probé anoche. Lo único cuestionable es que, como ya dije, además de comer bien también me gusta comer en cantidad... y ahí es donde no me vi identificado. Es un restaurante moderno que busca distinguirse por la calidad de los platos y no por su abundancia. Ojo, con el menú completo quedás satisfecho... pero si te gusta comer mucho, pedir solo un plato suelto hará no solo que te quedes con hambre, sino también que sientas que perdiste la plata.
Párrafo aparte para la atención al cliente por parte de la moza que nos atendió. La cual fue extremadamente cordial durante toda la noche. Informándonos sobre los platos y las características de su cocina. Y si no me equivoco, el dueño del lugar también estaba presente en las mesas y la cocina. Si efectivamente era el dueño, es un chico joven y emprendedor, con gran futuro. Y sino, bueno... mala mía.
En fin... si bien me quedé con ganas de que me hayan servido un poco mas de risotto... o un par de mojellitas más en la entrada... como ya lo dije antes, califico al lugar en base a la propuesta de sus platos y la idea de su ambiente. Este lugar quiere destacarse por sobre el resto en su calidad y en su cálido...
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