En general la atención en bares y restaurantes suele ser cada vez peor, pero la experiencia que tuve acá por lejos superó todo en los últimos tiempos. Me parece perfecto que la gente tenga que ganarse la vida con algo aunque no le guste su trabajo, pero estaría bueno ponerle al menos un poco de voluntad y como mínimo respeto al cliente.
Fuimos a cenar con mis viejos para celebrar un cumpleaños. Ellos fueron temprano para conseguir mesa y esperarme porque venía de trabajar. Cuando llego ni un vaso con agua les habían ofrecido. Mala señal.
Me siento y tratamos de pedir. Ya de movida bastante antipático y cortante el mozo. Pedimos la bebida y la comida para acelerar. Mi viejo le pidió si podía poner aparte las fritas de la milanesa y casi lo escupe en la cara. Parece que le hubiésemos insultado a un familiar. A la mala predisposición ni pan trajo mientras esperamos la comida. Lo trajo cuando ya estaba todo servido. Antes lo llamamos varias veces pero ni bola. Estaba más ocupado (en un salón casi vacío) chusmeando internas con el otro mozo a los gritos.
Cuando finalmente logramos que traiga el pan, cae con una panera que venía de otra mesa. A todo esto ya le habíamos pedido hielo desde el arranque. Cosa que nunca llegó. Lo llamo, se lo recuerdo y ofendidísimo me dice que no. Más allá de que tres personas te estamos diciendo que sí, lo correcto era decir "ya se los traigo", "me olvidé", aunque tuviese él la razón. Para que poner de peor humor a la mesa. Claramente la propina ni les interesa ya. Porque hay una cuestión de automatizar eso.
Y acá viene lo mejor de todo. Él decidió cuándo se terminó el plato principal y venía el postre. Sin mediar palabra, viene a la mesa y empieza a levantar los platos cuando aún teníamos un poco de comida. Si queríamos seguir en un rato, no. El señor estaba apurado. Acto seguido, ni nos pregunta si queremos postre. Literal nos revolea las cartas.
Le digo que no vamos a comer postre y que por favor traiga la cuenta. De nuevo cara de ofendido. Por qué? Quién sabe.
Una experiencia nefasta con un tipo nefasto. Es una pena porque el lugar no está mal y la comida es rica y abundante. Pero para ir y que te traten como una basura tipos que duran 3 meses como mozos y que están peleados con la vida, no...
Read moreLa verdad estoy muy decepcionada, vivimos a la vuelta y desde que abrieron pedimos seguido. Al principio fueron super puntuales y la comida riquísima. Hace dos meses que son un desastre. Me voy a tomar el tiempo de enumerar todo lo que nos pasó. Una de las veces pedí, y tardo más de dos horas en llegar, cuando llamaba me decían que estaba por salir una mentira, cuestión tardo casi 3hs en venir. Después pedí un sanguche de lomito y me vino una milanesa, lo reclame, y volvieron otra vez con una milanesa, dos veces tuvieron que venir a cambiar el pedido, a todo esto otra vez pasaron dos horas hasta que entregaron correctamente. Y lo peor nunca tuvieron la delicadeza de enviar alguna atención. Hoy volvimos a darles una oportunidad, pedí un lomito completo en pan francés y una milanesa, pasó una hora y tuve que reclamar, supuestamente ya lo estaban trayendo (recordemos que vivo a media cuadra) pasaron 20min y tuve que volver a reclamar y ahí llega un pedazo seco de lomo en pebete y sin ni siquiera una fea de queso. Mi novio fue a devolverlo ya enojado, y nos quedamos con la milanesa, que cabe destacar que las papas estaban incomibles todas duras, y encima me encuentro con un pelo. No se si lo hicieron a propósito o qué pero son un asco, un desastre el trato con el cliente y el compromiso, no son capaces de enviar una atención o hacer bien las cosas para que uno siga eligiendolos. Nunca más, y mucho menos los voy...
Read moreEs el año 2023, te juntas con tus amigos un domingo a la noche y deciden salir a comer afuera con la esperanza de echarse algunas risas y olvidarse de la explotación laboral que vienen sufriendo, como así también la presión académica que les impone la sociedad. Por ello, empiezan a caminar por las luminosas y atrapantes calles de caballito hasta que se sientan a comer en un restaurante en la intersección de Av. La Plata e Independencia. Una vez allí los atiende Marcelo, quien con su voz gentil y predispuesta les ofrece comer un milapizza para 5 ya que es uno de los platos referentes de la casa. Velózmente, trae una porción voluptuosa de milanesa rodeada de papas fritas y mediante una técnica eficaz y precisa nos la reparte en 5 porciones cortadas a la perfección. Así, pasamos una noche gratificante mientras de fondo suena el debate presidencial entre Milei y Massa, al mismo tiempo en las mesas de al lado se vislumbran las armoniosas charlas de las familias que concurrieron a dicho establecimiento. Si bien nuestro poder adquisitivo es miserable, logramos saldar la deuda generada con el establecimiento. Todo marcha bien a nuestra anciana edad de 24 años.
Mención especial...
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