En el intrincado laberinto de sabores y decepciones culinarias se encuentra "Casa Tomada", un remanso gastronómico cuyo nombre evoca los misteriosos relatos de Julio Cortázar. Sin embargo, la experiencia que ofrece este establecimiento se asemeja más a un cuento de terror gastronómico que a un festín literario.
Desde el momento en que uno cruza el umbral de este lugar, se ve envuelto en una atmósfera de expectativas y susurros culinarios. Sin embargo, la realidad es tan desalentadora como un final trunco en un cuento cortazariano.
La primera señal de alarma llega con la cuenta, donde se cobra por "panes" pero se sirve apenas "un pan" cortado en dos mitades. Este juego de palabras parece más una artimaña para desviar la atención del verdadero protagonista: la calidad de la comida.
Las gyozas, prometedoras en su descripción, resultan ser un desastre culinario. Su relleno, más desagradable que intrigante, yacen sobre repollos hervidos en un antiguo jugo de salsa de soja, una combinación que haría retorcerse en su tumba al más refinado de los paladares.
Pero la mayor afrenta llega con los ñoquis de ricota, una estafa gastronómica que clama por una redención culinaria urgente. No se necesita ser un experto en la cocina para reconocer que esta versión dista mucho de la autenticidad que promete. Incluso una simple búsqueda en internet podría proporcionar una receta más satisfactoria que esta versión deslucida y desabrida.
En conclusión, "Casa Tomada" puede llevar el nombre de uno de los cuentos más emblemáticos de Cortázar, pero su cocina dista mucho de emular la magia literaria del autor. En lugar de transportarnos a mundos de ensueño, este restaurante nos deja varados en un laberinto de sabores insípidos y decepciones culinarias. Si buscan una experiencia gastronómica memorable, es mejor seguir buscando en otros rincones...
Read moreÉramos 2 para la cena de pasos con Nina los fuegos. Empezó con un plato de quesos y dulces (muy interesante, diferentes texturas y sabores). Luego la entrada de Mbeju, la verdad que nos encantó a ambos, súper sabroso y la porción perfecta para compartir. El trago con Cynar e Hibiscus también muy rico, por ahí un poco demasiado dulce. Seguimos con el primer plato, la milhoja de papa con salsa huancaína. También nos gustó mucho, súper satisfechos con la porción y el maridaje con el Sauvignon Blanc quedaba perfecto. El segundo plato, la hamburguesa de Calamar. Muy rica, quedamos muy contentos, ya estábamos súper llenos pero la comimos igual. Para acompañar un vino, con mucho cuerpo y frutal. Lo único que por ahí se podría decir es que en la carta decía que tenía mayo de Sriracha pero no se sintió. El postre, perfecto. El helado de Pistacho súper cremoso, con gusto a pistacho real. La Baklava crocante y dulce en su punto con una salsa inglesa con anís que encajaba perfecto. El trago que acompañaba con Pinot Noir y jengibre perfecto para algo bajativo para cerrar la cena. Nos fuimos súper contentos, con la panza llena. Esto nos salió $6180 ($3000 c/u + 1 agua) La moza hiper mega amable, servicial y ocupada de como estuviéramos en todo momento. Se tomó el tiempo de explicarnos cada plato con cada bebida y luego preguntarnos cómo había sido nuestra experiencia. El ambiente hermoso y tranquilo, pero sabemos que los fines de semana debe estar explotado de gente, así que mejor aprovechar las cenas así, ya que no se puede reservar en días normales. En conclusión, lo recomendamos y aprovechen los eventos...
Read moreCuando tenía 6 la casa de mi vecino Martin que vivía a 20 pasos de la mía se incendió. La pasamos muy mal, sobre todo cuando un tubo de gas de 45kg estalló y la llamas se elevaron muchísimo. Lo vi todo muy de cerca y creí que esa había sido la peor experiencia de mi vida... Hasta que anoche fui a Casa Tomada. Todo el servicio fue espantoso y, rodeado de un tufillo de sofisticación injustificable, de pretensiones de mostrar algo que no son. Aunque previamente RESERVÉ UNA MESA PARA CENAR, nos sentaron en una pequeña mesa de living a 40 cm del piso con las sillas más altas que la mesa (hola dolor de espaldas), duras y baratas. Las deben haber rescatado de una demolición, si no no se explica.Y no, una mesa ratona no es mesa de cena. Todo eso para que, mientras luchabamos por no quedar paraplejicos en sus sillas, nos sirvieran platos dignos de una caja de muñecas (ay que lindo, no, no, por el tamaño de las porciones digo). Entiendo que deben calcular las porciones basados en la dieta de un habitante de Lilliput🤷. Te cobran servicio de mesa lo que incluye agua mineral natural de la canilla de la cocina servida desde una jarra que se llevan y no te dejan en la mesa sin panera, sin dip de condimentos. En un momento aparece el mozo a cobrarte todo y te dice que a partir de ahí tenes que ir a pedirte las cosas a la barra. Hay un "sommelier" que te vende el vino pero no te quiere explicar nada sobre el vino... Los precios para el servicio y el producto son carisimos. Una muestra más de la pésima tendencia gastronómica de La Plata, con precios más caros que Madrid y servicio peor que Bombai. No...
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