Lo de la Paliza — Restaurant in San Miguel de Tucumán

Pasaron más de 20 minutos hasta que se acerco un mozo. Hicimos el pedido y luego de un rato volvió diciendo que lo que pedimos no había. El vino que pedimos tampoco lo tenían. Nos tomamos el tiempo de volver a elegir comida y vino, y cuando finalmente hacemos el pedido de nuevo, nos dicen que tampoco había lo que queríamos comer. Entonces en ese momento preguntamos que es lo que había de la carta, y para nuestra sorpresa no había nada de carne: no había picana, no había entraña, no había bife de chorizo, no había tira de asado, y puedo seguir. La recomendación del mozo fue: "pidan pasta o milanesa". Parecía una burla. En ese momento y luego de 40 minutos de estar ahí decidimos retirarnos. El puntaje bajo lo tiene merecido, veo que en otros comentarios el dueño o encargado del lugar dice que el bar nunca puede ser puntuando tan bajo, pero si yo entro a un bar esperando pasarla bien (convengamos que uno va a un bar a comer y a pasar un buen rato) y luego de 40 minutos no solo sigo con hambre, sino que el buen rato se convirtió en un mal rato, el puntaje bajo está más que merecido. No recomiendo el lugar. Dicen que es un lugar tradicional, y yo creo que si por tradición quieren decir tener tres mozos para tantas personas y nisiquiera avisar que no tienen carne antes que uno se siente a comer, es el lugar más tradicional de Tucumán y de todo el norte argentino. El hombre de la música estuvo bien, por eso le subo un punto a...

Pésimo, primero no teniannel vino que elegimos, despues no tenían el plato que eligió uno, después pedimos dos entrañas solo tenían 1, los tres cortes de carne que elegimos fueron jugosos, tardaron más de 1hs en traerlos obviamente la entraña no era entraña es la famosa falsa entraña de la cual solontrajeron un pedazo seco, chicloso y sin gusto y para empeorar me discuten que si era entraña y encima se ofenden, en fin no voy nunca más. Por lo que te cobran vayan a otro lugar y le doy una estrella porque menos no me deja.

Respondo editando ya que no me deja de otro modo, los comentarios de la dueña, primero fui tres veces de las cuales la comida fue aceptable dos y en una oportunidad tardaron más de 30 minutos en traerme la cuenta y no dije nada,. Segundo eso quw entre tratando mal a todos es mentira, un mozo nos dijo cuéntenme donde quieran y despues vino otro y nos dijo de mala manera que esa mesa estaba reservada a lo que le conteste no tengo la bola de cristal. Después vergüenza es cobrar 5600 pesos un pedazo de carne deplorable como entraña, y cuando me viniste hablar me dijiste que eso si era entraña ahí para mi se terminó la discusión, el problema no fue que venga recocido la carne fue que tardaron más de 1 hs en traer la comida y traer eso lastima que de mi enojo no le saque una foto para subirla, todos son humanos y se pueden equivocar es verdad pero no podes llevar a la mesa lo que me...

¡Jamás había vistose semejante despliegue culinario en el Sacro Imperio Romano Tucumano!

En el nombre de Dios, amén.

Sepan quantos fueren dignos de saborear del más alto deleite que puede alcanzar paladar humano, que en la comarca fértil y pródiga de Paliza —a la sazón regida por próceres del buen gusto y guardianes de la receta ancestral— cocíanse, en hornos de barro bendecidos por el sol del mediodía, unas empanadas de carne cuyo aroma bastaba para convertir herejes en creyentes y forasteros en súbditos fieles del Imperio del Sabor.

El susodicho manjar, encerrado en dorada envoltura de masa fina pero recia, mostrábase al mundo con trece repulgues, símbolo sacrosanto de equilibrio y perfección celestial. Al primer bocado, saltaba al alma un jugo tan fragante y copioso que fácilmente haría llorar a un obispo y renunciar a su dieta a un anacoreta.

La carne, cortada a cuchillo con arte y paciencia monástica, despertaba memorias de pasados gloriosos y de abuelas omniscientes.

No ha vístose ni soñádose en estas latitudes ni allende los mares vianda tan perfecta, que con sólo nombrársela suscita apetito, devoción y disputas entre familias enteras por el último ejemplar de la bandeja.

¡Oh empanada gloriosa! ¡Oh bocado sublime que enaltece a los humildes y enmudece a los sabios! Por siempre seas alabada en cantares, payadas y bendiciones...