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La Terraza de Luna — Restaurant in Sabanilla

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La Terraza de Luna
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Nearby attractions
Nearby restaurants
La Casona de Doña Julia Restaurant
Ruta Nacional 712, Provincia de Alajuela, Alajuela, Costa Rica
Restaurante Chubascos
La Laguna, Alajuela Province, Alajuela, Costa Rica
Soda La Macha
300m Norte del Restaurante Chubascos, Provincia de Alajuela, Fraijanes, 20107, Costa Rica
Nearby hotels
Hotel Chalets Los Volcanes
4RQ6+96, 712, Provincia de Alajuela, Alajuela, Costa Rica
Inspire Costa Rica
Alajuela, Sabanilla, Alajuela, Fraijanes, 20107, Costa Rica
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La Terraza de Luna tourism.La Terraza de Luna hotels.La Terraza de Luna bed and breakfast. flights to La Terraza de Luna.La Terraza de Luna attractions.La Terraza de Luna restaurants.La Terraza de Luna travel.La Terraza de Luna travel guide.La Terraza de Luna travel blog.La Terraza de Luna pictures.La Terraza de Luna photos.La Terraza de Luna travel tips.La Terraza de Luna maps.La Terraza de Luna things to do.
La Terraza de Luna things to do, attractions, restaurants, events info and trip planning
La Terraza de Luna
Costa RicaAlajuela ProvinceSabanillaLa Terraza de Luna

Basic Info

La Terraza de Luna

Alajuela Province, Sabanilla, Fraijanes, Costa Rica
4.5(301)
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spot

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attractions: , restaurants: La Casona de Doña Julia Restaurant, Restaurante Chubascos, Soda La Macha
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Fri, Dec 12 • 9:00 PM
San José Province, San José, 10101, Costa Rica
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Sun, Dec 14 • 7:15 AM
San José Province, San José, 10104, Costa Rica
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Thu, Dec 11 • 3:00 PM
San José Province, San José, 1250, Costa Rica
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Nearby restaurants of La Terraza de Luna

La Casona de Doña Julia Restaurant

Restaurante Chubascos

Soda La Macha

La Casona de Doña Julia Restaurant

La Casona de Doña Julia Restaurant

4.4

(849)

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Restaurante Chubascos

Restaurante Chubascos

4.4

(610)

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Soda La Macha

Soda La Macha

4.4

(25)

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Jorge Arturo Escalante FernándezJorge Arturo Escalante Fernández
Una tarde de esas que se guardan en la memoria con sabor a montaña, cariño sincero y café caliente. Así fue nuestra visita a La Terraza de Luna, ese rinconcito acogedor en el corazón de Fraijanes de Alajuela, rodeado de árboles, neblina suave y el calor humano de los que saben recibir. El cielo nublado nos dio la bienvenida, con ese aire fresco típico de la zona que entra directo a los pulmones como si uno respirara paz. Desde que llegamos, la vibra del lugar nos atrapó: mesas de madera, techos altos de teja, luces cálidas colgando del cielo como estrellas domésticas, y una música de fondo que apenas se colaba entre las conversaciones de quienes también andaban saboreando la vida. Y entre tanta buena vibra, llegó la cereza del pastel: conocer a Erick Leonis, exjugador, figura humilde y con un carisma que se siente de inmediato. Se acercó con una sonrisa franca y ese tono campechano de quien ha recorrido canchas, triunfos, caídas y aún camina con la frente en alto. Cruzamos palabras, compartimos risas y, sin mucha ceremonia, nos tomamos unas fotos para el recuerdo. Un tipo auténtico, de esos que vale la pena conocer. Mientras tanto, yo me mandé un chocolate caliente con crema chantilly y polvo de cacao, servido en una taza robusta, de las que calientan hasta el alma. El sabor era justo lo que uno espera de la montaña: intenso, espeso, reconfortante, con ese toque artesanal que lo hace único. Carolina se pidió un capuchino, que llegó con su espumita perfecta, bien equilibrado, con ese aroma que despierta el ánimo y acompaña bien cualquier conversación. Cada sorbo fue un abrazo al paladar. El comedor estaba lleno, pero sin alboroto. Las familias reían, las parejas conversaban bajito, y los meseros iban y venían como parte del paisaje, siempre con buena actitud. Se notaba que el lugar no es solo un restaurante, es una experiencia pensada para compartir. Las maderas crujían suavemente bajo los pasos, los columpios afuera daban vueltas con los niños, y el olor a leña se mezclaba con el de pan recién horneado y café de altura. Afuera, entre árboles frondosos y caminos de piedrilla roja, se sintió ese instante perfecto para tomarse una foto con Erick. Él, amable como siempre, no dudó en posar con todos los que se lo pedían, como si fuera uno más del barrio, sin aires, sin prisa. Y así fue: la foto, el apretón de manos, los comentarios sobre el clima, el fútbol, y la vida en general. En resumen, fue una tarde sencilla pero mágica. La Terraza de Luna no solo nos dio comida deliciosa, sino también un momento que nos hizo sentir parte de algo especial. Conocer a Erick fue un regalazo inesperado. Y compartir ese rato con Carolina, en un lugar tan lleno de encanto, fue lo que realmente hizo de esta salida algo que queremos repetir. Porque a veces, no se trata solo de dónde estás, sino de con quién lo compartís y cómo ese lugar se convierte en parte de tu historia. Y Fraijanes, con su neblina, sus árboles y su chocolate caliente, ya se metió en la nuestra.
Aarón Chavarría ArtaviaAarón Chavarría Artavia
En definitiva es un lindo lugar, una gran cabaña con una gran vista, pero eso es todo. En el menú te van a cobrar por el lugar y la vista y no por la comida. El plato de niños es diminuto y súper caro y los pollos pésimamente ejecutados y sin sal. La hamburguesa fue lo de mejor sabor y presentación pero la torta es diminuta y no cubre ni la mitad del pan. El churrasco no es churrasco y más de la mitad de lo servido era puro pellejo con un montón de arroz y verduras mal condimentadas y fofas. Eso y además se pidió de un término y lo trajeron de otro por lo que hubo que esperar que lo cocinaran de nuevo. A todo le hacia falta sal y al fresco azúcar por lo que parece que no se revisa la comida antes de salir. A la hora de pagar cuando se les dijo que la comida no fue buena y que la carne era puro pellejo la respuesta de la persona cobrando fue... Pero si tenía un poco de carne... Eso fue lo mejor que pudieron hacer por nosotros. Lo más decepcionantes a parte de la comida es que ver en la zona verde de fogatas baja de un tubo por la zona de recreación los desechos de la cocina y se puede ver toda la comida que lavaron de los platos que va directamente a la vegetación, sin dudar un pésimo tratamiento de desechos.
Jason UJason U
What an amazing first impression of Costa Rican cuisine! The waiter was very friendly - got to use some of my broken Spanish (near was very understanding!), the atmosphere was so cool - but the food - think our table ordered 6 dishes total and EVERYTHING was amazing! So fresh and savory! Just hope our future meals are as good!
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Una tarde de esas que se guardan en la memoria con sabor a montaña, cariño sincero y café caliente. Así fue nuestra visita a La Terraza de Luna, ese rinconcito acogedor en el corazón de Fraijanes de Alajuela, rodeado de árboles, neblina suave y el calor humano de los que saben recibir. El cielo nublado nos dio la bienvenida, con ese aire fresco típico de la zona que entra directo a los pulmones como si uno respirara paz. Desde que llegamos, la vibra del lugar nos atrapó: mesas de madera, techos altos de teja, luces cálidas colgando del cielo como estrellas domésticas, y una música de fondo que apenas se colaba entre las conversaciones de quienes también andaban saboreando la vida. Y entre tanta buena vibra, llegó la cereza del pastel: conocer a Erick Leonis, exjugador, figura humilde y con un carisma que se siente de inmediato. Se acercó con una sonrisa franca y ese tono campechano de quien ha recorrido canchas, triunfos, caídas y aún camina con la frente en alto. Cruzamos palabras, compartimos risas y, sin mucha ceremonia, nos tomamos unas fotos para el recuerdo. Un tipo auténtico, de esos que vale la pena conocer. Mientras tanto, yo me mandé un chocolate caliente con crema chantilly y polvo de cacao, servido en una taza robusta, de las que calientan hasta el alma. El sabor era justo lo que uno espera de la montaña: intenso, espeso, reconfortante, con ese toque artesanal que lo hace único. Carolina se pidió un capuchino, que llegó con su espumita perfecta, bien equilibrado, con ese aroma que despierta el ánimo y acompaña bien cualquier conversación. Cada sorbo fue un abrazo al paladar. El comedor estaba lleno, pero sin alboroto. Las familias reían, las parejas conversaban bajito, y los meseros iban y venían como parte del paisaje, siempre con buena actitud. Se notaba que el lugar no es solo un restaurante, es una experiencia pensada para compartir. Las maderas crujían suavemente bajo los pasos, los columpios afuera daban vueltas con los niños, y el olor a leña se mezclaba con el de pan recién horneado y café de altura. Afuera, entre árboles frondosos y caminos de piedrilla roja, se sintió ese instante perfecto para tomarse una foto con Erick. Él, amable como siempre, no dudó en posar con todos los que se lo pedían, como si fuera uno más del barrio, sin aires, sin prisa. Y así fue: la foto, el apretón de manos, los comentarios sobre el clima, el fútbol, y la vida en general. En resumen, fue una tarde sencilla pero mágica. La Terraza de Luna no solo nos dio comida deliciosa, sino también un momento que nos hizo sentir parte de algo especial. Conocer a Erick fue un regalazo inesperado. Y compartir ese rato con Carolina, en un lugar tan lleno de encanto, fue lo que realmente hizo de esta salida algo que queremos repetir. Porque a veces, no se trata solo de dónde estás, sino de con quién lo compartís y cómo ese lugar se convierte en parte de tu historia. Y Fraijanes, con su neblina, sus árboles y su chocolate caliente, ya se metió en la nuestra.
Jorge Arturo Escalante Fernández

Jorge Arturo Escalante Fernández

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En definitiva es un lindo lugar, una gran cabaña con una gran vista, pero eso es todo. En el menú te van a cobrar por el lugar y la vista y no por la comida. El plato de niños es diminuto y súper caro y los pollos pésimamente ejecutados y sin sal. La hamburguesa fue lo de mejor sabor y presentación pero la torta es diminuta y no cubre ni la mitad del pan. El churrasco no es churrasco y más de la mitad de lo servido era puro pellejo con un montón de arroz y verduras mal condimentadas y fofas. Eso y además se pidió de un término y lo trajeron de otro por lo que hubo que esperar que lo cocinaran de nuevo. A todo le hacia falta sal y al fresco azúcar por lo que parece que no se revisa la comida antes de salir. A la hora de pagar cuando se les dijo que la comida no fue buena y que la carne era puro pellejo la respuesta de la persona cobrando fue... Pero si tenía un poco de carne... Eso fue lo mejor que pudieron hacer por nosotros. Lo más decepcionantes a parte de la comida es que ver en la zona verde de fogatas baja de un tubo por la zona de recreación los desechos de la cocina y se puede ver toda la comida que lavaron de los platos que va directamente a la vegetación, sin dudar un pésimo tratamiento de desechos.
Aarón Chavarría Artavia

Aarón Chavarría Artavia

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What an amazing first impression of Costa Rican cuisine! The waiter was very friendly - got to use some of my broken Spanish (near was very understanding!), the atmosphere was so cool - but the food - think our table ordered 6 dishes total and EVERYTHING was amazing! So fresh and savory! Just hope our future meals are as good!
Jason U

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Reviews of La Terraza de Luna

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Una tarde de esas que se guardan en la memoria con sabor a montaña, cariño sincero y café caliente. Así fue nuestra visita a La Terraza de Luna, ese rinconcito acogedor en el corazón de Fraijanes de Alajuela, rodeado de árboles, neblina suave y el calor humano de los que saben recibir.

El cielo nublado nos dio la bienvenida, con ese aire fresco típico de la zona que entra directo a los pulmones como si uno respirara paz. Desde que llegamos, la vibra del lugar nos atrapó: mesas de madera, techos altos de teja, luces cálidas colgando del cielo como estrellas domésticas, y una música de fondo que apenas se colaba entre las conversaciones de quienes también andaban saboreando la vida.

Y entre tanta buena vibra, llegó la cereza del pastel: conocer a Erick Leonis, exjugador, figura humilde y con un carisma que se siente de inmediato. Se acercó con una sonrisa franca y ese tono campechano de quien ha recorrido canchas, triunfos, caídas y aún camina con la frente en alto. Cruzamos palabras, compartimos risas y, sin mucha ceremonia, nos tomamos unas fotos para el recuerdo. Un tipo auténtico, de esos que vale la pena conocer.

Mientras tanto, yo me mandé un chocolate caliente con crema chantilly y polvo de cacao, servido en una taza robusta, de las que calientan hasta el alma. El sabor era justo lo que uno espera de la montaña: intenso, espeso, reconfortante, con ese toque artesanal que lo hace único. Carolina se pidió un capuchino, que llegó con su espumita perfecta, bien equilibrado, con ese aroma que despierta el ánimo y acompaña bien cualquier conversación. Cada sorbo fue un abrazo al paladar.

El comedor estaba lleno, pero sin alboroto. Las familias reían, las parejas conversaban bajito, y los meseros iban y venían como parte del paisaje, siempre con buena actitud. Se notaba que el lugar no es solo un restaurante, es una experiencia pensada para compartir. Las maderas crujían suavemente bajo los pasos, los columpios afuera daban vueltas con los niños, y el olor a leña se mezclaba con el de pan recién horneado y café de altura.

Afuera, entre árboles frondosos y caminos de piedrilla roja, se sintió ese instante perfecto para tomarse una foto con Erick. Él, amable como siempre, no dudó en posar con todos los que se lo pedían, como si fuera uno más del barrio, sin aires, sin prisa. Y así fue: la foto, el apretón de manos, los comentarios sobre el clima, el fútbol, y la vida en general.

En resumen, fue una tarde sencilla pero mágica. La Terraza de Luna no solo nos dio comida deliciosa, sino también un momento que nos hizo sentir parte de algo especial. Conocer a Erick fue un regalazo inesperado. Y compartir ese rato con Carolina, en un lugar tan lleno de encanto, fue lo que realmente hizo de esta salida algo que queremos repetir.

Porque a veces, no se trata solo de dónde estás, sino de con quién lo compartís y cómo ese lugar se convierte en parte de tu historia. Y Fraijanes, con su neblina, sus árboles y su chocolate caliente, ya se metió...

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1.0
2y

Este lugar siempre nos ha gustado, linda finca para pasar un rato agradable y la comida está bien pero hoy fue la última vez que vamos y que no recomendaremos más por lo siguiente:

Llegamos a las 10:45 am con la intención de almorzar pero como íbamos temprano, íbamos a pasar la diferencia de tiempo en el área verde hasta el medio día, acá es donde empezó la pésima experiencia acá. Al llegar, una persona en la puerta nos dice que si no vamos a consumir inmediatamente, debíamos pagar mil colones por persona (hasta niños de dos años). Nos dice que si comíamos primero, luego podemos hacer uso de las áreas sin costó. le dijimos que era muy temprano para almorzar, que no era interés hacer picnic, solo esperar la hora de almuerzo... Entendiendo que están tratando de controlar a quienes se aprovechan de ir a las instalaciones y no pagar, propusimos prepagar el almuerzo para que se asegurarán el consumo y esperar al medio día. la respuesta fue igual de seca, un rotundo no. En este punto la percepción es que lo que les interesa es cobrar más porque de lo contrario no tiene sentido .

Sabiendo que ya en este punto lo correcto era buscar un lugar diferente, decimos pagar el área del picnic para esperar al medio día pues ya con niños, era lo mejor..

La peor experiencia fue al momento de cancelar la cuenta pues nuestra intención fue brindarle retroalimentación a los encargados/dueños pues realmente no tiene sentido y que estabamos con la percepción de que lo único que les interesó fue cobrar los pinches 6 mil colones por esperar 1 hora a almorzar.

El tema directo con el encargado fue su prepotencia y altanería para recibir la retroalimentación, nunca le intereso escuchar la posición del cliente ni intender la situación, no estuvo abierto a escuchar que solo queríamos darle diferentes opciones para mejorar y evitar esas situaciones, se centró en solo defender porque cobran.

Al dar mi retroalimentación, le dije directamente que nos interesaba darle está información porque estás malas experiencias hacen que uno no desee volver, que yo incluso no volvería. su respuesta altanera fue "está en su derecho no volver" pfff.

Acá va el consejo gratis para el compa: cuando uno trabaja en servicio al cliente, y máxime en el área de gastronomía, uno se debe al cliente y aunque no siempre el cliente pueda tener la razón, uno busca maximizar la experiencia y buscar opciones ganar - ganar. Hoy pueden estar bien y tener muchos comensales, mañana no sabemos....

Le serviría un cursito de servicio al cliente y otro de resolución de...

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3.0
16w

Visitamos el 15 de agosto 25, para celebrar con un buen almuerzo el día de la madre. El salonero tomó el pedido en un dispositivo electrónico dos minutos después vino con una libreta a tomar nuevamente el pedido y se disculpó pq se había borrado nuestro pedido del dispositivo. Nos sirvieron las bebidas luego las entradas, después plato fuerte a mi esposo. Un rato después los acompañamientos a mi hijo y a mi. Luego esperamos, esperamos, esperamos hasta que preguntamos a un superocupado salonero, quien fué a buscar el plato fuerte, después vino otro salonero a preguntar cuales eran los acompañamientos. Le dijimos ya los sirvieron y ya los comimos, entonces trajo los dos platos fuertes que faltaban. Para ese momento teníamos como 2.5hrs de estar sentados ya no teníamos hambre y estábamos muy cansados del bullicio del salón. Siempre hay gente que habla muy fuerte y sobre todo cuando son muchas personas alrededor de la mesa. Al cancelar, el cajero pregunta, cuál mesa? Cuando mi esposo le dijo cuál era el cajero dijo: "a la del desmadre" y cobró. En ningún momento recibimos una disculpa o un descuento por el pésimo trato recibido y solo éramos tres personas, vimos almorzar a los de la Meza contigua que habían llegado más tarde. FUÉ UN ALMUERZO MUY MUY DESFORTUNADO y al ser tan concurrido ese día bajaron la calidad y ni que decir el trato recibido.

Si va a visitar ese lugar en una fecha en que puede ser muy concurrido tome en cuenta nuestra pésima...

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