Caos es la palabra que mejor define este sitio. Llegue a contar hasta 7 personas detrás de la barra, lástima que no hubiese organización entre ellas. Revoloteaban alrededor de la máquina de café, cuyos mandos dirigía una sola persona, mientras el resto conversaba a su lado. El muchacho que atendía las mesas del interior del local era el único que parecía saber lo que estaba haciendo. Una de las empleadas estaba trabajando con la mano izquierda vendada, valiéndose sólo de la derecha. No voy a entrar en valoraciones legales, pero de cara al cliente da una imagen horrible ver a un empleado trabajando lesionado. Procuraría que no se viera la persona o la mano en cuestión, discreción vamos. Después tenemos al chico que atendía las mesas de fuera, limpiando el agua que había caído de la lluvia, sin siquiera lavar el trapo cuando cambiaba de mesa y escurriendo el agua sobrante en el suelo, otra imagen poco higiénica para el local. En primer lugar nos sirvieron la comida, para cuando llegó el café ya habíamos terminado de comer. Sigo preguntándome como entre tantas personas se puede tardar tanto en servir cafés y pasteles ya horneados. La guinda del pastel llega a la hora de pagar. No aceptan tarjetas y el cartel está junto a la caja, ¿para qué ponerlo en la puerta? En la puerta lo que sí hay es un cartel de prohibido entrar con mascarilla que creo ya no es necesario. No entiendo como locales de un tamaño considerable no disponen de pago con tarjeta en el 2022! Da que pensar, y nada bueno, por cierto. 😜