Si bien ya vivía en la raya entre “el absurdo restaurante enigmáticamente temático de Mitras” y “Cena el domingo en casa de mis tíos”, la noche del 28 de junio, se rompió la liga y cruzamos hacia la dimensión desconocida.
Se trata de una casa de algún personaje latino-americano con una extraña fijación para con las tribus vikingas, que tras muchos años de juegos de rol y de coleccionar memorabilia e indumentaria nórdica, decidió tumbar unas cuantas paredes y bautizar sus tortas con nombres no muy complejos para el más superficial y reciente neófito de la cultura popular. En fin, como por accidente terminamos ahí de nuevo, tras una primera experiencia grata, modesta, sin ceremonias, ni grandes pretensiones, de algún martes por la noche.
Esta vez todo comenzaría a tomar un rumbo ominoso rápidamente: una limonada mineral deshelada, con vaso sudado, carente de gas, y no muy estimulante realmente. Un pan bolillo francés de algunos días de antigüedad del Soriana de contra esquina (mis expectativas, claro, iban en par con el nombre del platillos y la ambientación del lugar, esperaba alguna clase de masa madre calentada en las entrañas de un horno de piedra dentro de una choza en medio de la tundra), Champiñones de lata (no las prometidas setas silvestres de una primavera generosa), mayonesa Hellman’s (en el mejor de los escenarios), Macarrones con queso fríos, insípidos, totalmente robados de personalidad después de fundirse durante 16 horas en algún contenedor a temperatura ambiente. Una porción ridícula de 50 gramos de papas a la francesa (me recordé como si en la escena de El Pianista, cuando Adrien Brody comienza a lamer el papel celofán), un cuchillo mojado recién lavado (malamente y con residuos de fibra de algún antiguo comensal (posiblemente uno grotesco también)), que chico ofrecería cambiar, pero mi interés y animo habrían ya desaparecido totalmente.
Mi desilusión crecía con cada bocado. Una vergüenza inmensa me inundaba, una oscuridad como viñeta comenzó a encerrar al emparedado, no podía ver a mis camaradas, ¿seguirían ahí, conmigo, en la mesa? Finalmente subí la mirada, y tuve una sensación, similar a la que debió de experimentar un padre de familia en medio del gran salto y el régimen de Mao Zedong, tras haber consumido, primero al perro de la familia y en un futuro cercano, quien sabe, podría ser la pierna del niño. Sin decir una palabra pedimos la cuenta, compartiendo esta ofuscación y una sensación de no se qué: algo abominable que vive entre la vergüenza, lastima, y la repugnancia, logramos hacer los cálculos. Tuve que sumar en tres ocasiones el total en medio de un desvanecimiento, se trató de un asunto fatal que terminaría como una gran estocada con el viernes por la noche. Conduje en silencio mirando el pavimento y la suciedad de la acera, sentí una tristeza absoluta y vi como la noche me engullía, comencé a llorar. Finalmente llegué a mi habitación, observé el techo unos minutos, no sabía exactamente qué me mantenía ahí, pero no concilie el sueño inmediatamente.
Me encontraba en una habitación gris con un tinte verde, vestía de blanco y alguien me observaba a través de una pequeña ventana, las ratas salían del techo y comenzaban a caer, tuve la necesidad imperiosa de gritar, pero no tenía boca. Desperté empapado, fui directo al...
Read moreQue tal banda. ¿Como andamos?.
El día de hoy fui con mi primo al KOD RUSTIC DELI. Eso fue hace 3 años. Ahora volví a ir con mi sobrina y el negocio creció y todo creció, la cuenta también, y la comida sigue igual de buena.
Restaurant "temático" de la época vikinga.
cada rato paso por ahí y dije: "¡deja veo que Pachuca por Toluca!"
Así que entramos y vi muchas mesas de madera rustica en el exterior, así como un área de barra donde sirven la cerveza, iluminación tenue, paredes repletas de vegetación artificial y música agradable. Me gustó la decoración, aun que le faltan algunas lamparas vintage.
Me recibió una señorita, muy simpática por cierto y le dije: "¿También tiene mesas adentro?" y me dijo: "claro y ¡¡climatizado!!". Dije por dentro: "hay papaya de celaya, ya se hizo la machaca "
Así que entramos y vi 4 mesas grande de madera rustica, de esas del oso 🐻 yogui, (alargadas).
Pero me sentí algo encerrado, ¿como me explico?: sentía que estaba en la casa de mi abuela, faltaba más espacio, más altura al techo. me sentí como cuando quieres que afuera entre ese pantalón de la preparatoria, No se me hacia adecuado para comer ahí, osea, Era la sala de una casa convertida en área de comensales jajaja. Ya se!!!. Faltaban ventanas....
así que volvimos a salir al área de jardín.
Ya estando ahí, nos dice el mesero que el menú está por FACEBOOK con el nombre KODMX. Entramos y vi que los precios son justos, ni baratos, ni caros. Quizá un poquito arriba de la competencia como un 10%.
Por ejemplo: la torta que pedí es de barbacoa ahumada con un montón de cosas bien sabrosas como: vinagre, chile, cerveza, col, etc. Se acompaña de papita galeana bien condimentada. se llama BUL RUYF, muy, pero muy sabrosa y jugosa, está torta tuvo un precio de $135.00 + la bebida refill de jamaica con arándanos un costo de $45.00 pesos.
Total $180.00mn X 2, por que invite al primo.😬 $360.00mn + $50.00mn de propina Total $410.00 MN Y la verdad es que no llene 😪 es que soy muy comelon. 🐷
Cosas buenas: atención, alimento bien condimentado y sabroso. El agua super rica, la cerveza hidromiel, aún que no consumimos, si nos dieron a probar y sabe muy rica y por ultimo Buena iluminación.
Cosas a mejorar. Un poco de más mobiliario de la temática, se ve un poco vacío y hacer más promos o combos.
Volvería? Sí, sí Volvería, la comida está muy rica. Y lo digo yo que soy muy delicadito para esas cosas.
Saludos y...
Read moreOlvida todo lo que sabes sobre salir a comer. KØD no es un restaurante... es un salón de honor. Un templo de sabor donde cada platillo cuenta una historia y cada trago es un canto de guerra. Aquí no se entra con hambre... se entra con espíritu de conquista.
Desde el primer paso dentro de sus dominios, las paredes de madera rústica, los escudos, antorchas y sonidos de tambores te hacen sentir que has cruzado un portal directo a una aldea vikinga. Y lo mejor apenas está por llegar...
🍖 Los Platillos: Forjados con furia y fuego
Las carnes de KØD no se cocinan, se forjan. Jugosas, intensas, marcadas a la perfección como si un herrero las hubiera puesto al fuego. Cada corte es una oda al exceso sagrado, servido en platos que parecen tronos para comida.
Las guarniciones no son solo acompañantes: son escuderos leales, con papas rústicas que crujen con honor, pan hecho a mano digno del mismísimo Thor, y salsas que despiertan recuerdos de vidas pasadas en los fiordos nórdicos.
Los postres son una experiencia mística: dulces, potentes, como si Freyja los hubiera horneado con sus propias manos.
🍺 Las Bebidas: Hidromiel, cerveza, y gloria líquida
En KØD no hay refrescos comunes. Aquí se brinda con hidromiel helada, cerveza artesanal oscura como la noche polar, y cócteles que desatan el poder de los ancestros. Cada trago te da +10 en carisma, +20 en fuerza de voluntad... y +100 en felicidad absoluta.
⚔️ El Servicio: Hermandad sin igual
El staff no atiende. Te reclutan. Te hacen sentir parte del clan desde el primer segundo. Hablan con pasión, te guían como druidas del sabor, y te tratan como si fueras el guerrero más esperado del día. Ni se les escapa un detalle.
🏰 La Ambientación: Una aldea nórdica de ensueño
Madera, piedra, hierro, fuego. Estás rodeado de escudos, runas y una atmósfera que combina elegancia con brutalidad. La música te empuja al combate… o al abrazo entre hermanos. Las mesas largas invitan al brindis. El aire huele a humo, especias y grandeza.
⚡ Conclusión épica:
KØD no es un lugar para comer. Es una saga. Un destino obligatorio para todo aquel que busca comida con alma, fuerza y leyenda. Aquí no se cena... se celebra la vida, el hambre y el honor.
Así que si alguna vez sentís que tu estómago merece gloria y tu alma pide un banquete: KØD es tu Valhalla. Y está a la vuelta...
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