La Pollería Pollo Feliz no solo traiciona su nombre, sino que lo convierte en una burla despiadada a todo lo que representa la palabra "felicidad". Desde el momento en que pones un pie en este establecimiento, te recibe un hedor penetrante que parece un bioaerosol extremo, una mezcla mortal de pollo crudo y pollo en estado de putrefacción avanzada, como si cada pieza estuviera en pleno proceso de disolución hacia el más oscuro abismo de la descomposición.
El mostrador, apenas sostenido por clavos oxidados, es un altar de miseria. Sobre él, el producto estrella, un pollo recubierto de una costra fecal tan visible que cualquier intento de ignorarla sería un acto de negación voluntaria. La carne, lejos de transmitir frescura, parece gritar en silencio mientras su color verdoso es un claro indicio de que ha sido condenado a una eternidad en la refrigeración fallida de esta sucursal del horror.
Los baños 0 privados, abiertos al ojo público, son un espectáculo de depresión absoluta. Las paredes están cubiertas de manchas indescifrables, mientras que los olores que emanan de ellos harían temblar al más valiente. Cada visitante que osa usarlos queda marcado por un trauma que ni el tiempo puede borrar, acompañado de una sensación de fallo orgánico total.
El ambiente está cargado de una sensación de exterminio de amor. Aquí no hay lugar para sonrisas ni esperanzas, solo un constante coro de gritos de guerra provenientes de la cocina, donde los empleados parecen atrapados en un ciclo interminable de esclavitud y miseria. En el fondo, una figura extraña resalta: un cuadro improvisado de Andrés Iniesta crucificado, que observa con resignación, como un símbolo más de la decadencia que permea cada rincón del lugar.
El menú, plagado de referencias absurdas como el "Combo Indio Tizoc" o el "Platillo especial Esclavo Yanga", parece más una provocación que una oferta gastronómica. Los carteles, en papel desgastado y con tinta corrida, intentan ocultar el hecho de que cada plato es una sentencia para el estómago y el alma.
Todo esto ocurre bajo la constante mención de Papantla, como si fuera un mantra de desesperación que busca darle algún tipo de propósito a este lugar desolado. Pero ni las leyendas ni las referencias culturales pueden salvar a la Pollería Pollo Feliz de su destino como uno de los puntos más oscuros de la existencia humana. Aquí, la putrefacción, la desolación y el caos reinan supremos, dejando a quienes lo visitan marcados por una experiencia que, sin duda, nunca...
Read moredesagradable la atencion al ser una cadena de franquisias deberian respetar los modos de venta y no cobrarte mas por comer en el local el precio obvio cambiara depende de la materia prima, pero tambien el presonal que te atiende es nefasto y sin criterio, tiene muy poca venta y se le termina el pollo muy rapido un expriencia desagradable he visitado la misma franquisia en edo mexico en Cdmx y morelos y es la única franquicia que es diferente y no tiene venta en todos siempre esta...
Read moreEl pollo aceptable como todos en general, pero las instalaciones un tanto descuidada y poca iluminación, además hacia calor y el aire acondicionado sin funcionar. Solo hay una persona para atender mesas y mostrador entonces o voltea al frente o atrás pero la atención es lenta por ese motivo.
Pocas tortillas para llevar además que se enfrían rápido y se...
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