Sitio precioso frente al mar con una carta escasa pero al menos lo que tienen está muy rico y es producto de verdad. Lo que comimos mi pareja y yo para compartir fue lo siguiente: Iniciamos con un par de vermuts cada uno para abrir boca 😁. Luego ya para comer, Sardinas de la Ría, que estaban muy potentes de sabor, señal de que eran frescas y eran además bastante grandes. Luego un paté de marisco riquísimo y natural, acompañado de unas galletitas de allí típicas, que son como unos colines y para terminar, una carne de vaca de allí, creo que se llama "Croca" muy sabrosa y tierna con patatas. De postre una tarta de queso fría, con un poquito de mermelada por encima, que estaba normal. Para beber una botella de albariño de la casa y 2 chupitos de hierbas para rematar la faena. Pagamos 77€ y creo que es más que razonable. También valoramos mucho la atención de los camareros que fueron súper amables y agradables y del encargado Ramón. Sin duda, recomendable.