Lamento tener que hacer esta crítica en especial por aquellos a los que he recomendado este sitio, que sois muchos. Como sabéis viajo mucho y como mucho fuera. Mi segunda residencia es en A Arousa, y llevo muchos años visitando éste sitio, 5 o 6 veces por año. He intentado cenar hace una semana y no había sitio. Hoy lo he vuelto a intentar, y había 3 mesas libres. Dejo a mi hijo con mi anciana madre en la puerta y voy a aparcar mientras veo que los acomodan en una mesa. Cuando regreso están de pie, porque supuestamente alguien de más rango que la camarera los saca de allí. Espero un rato en la barra a que me atiendan y cuando parecía que me iban a prestar atención suena el teléfono y lo atienden hasta que me canso de esperar y me voy. Espero que hagan dinero con los turistas y que ganen lo suficiente para todo el año. Porque con mi dinero ya no cuentan y aquellos que me pregunten a partir de ahora, que sois muchos, en especial por sitios para comer en Galicia, no os recomendaré éste sitio, ya que no solo se trata de servir comida. El trato humano y la deferencia con el cliente habitual es lo primero que un buen restaurante aprende. Lo saben desde el refugio de Oleiros, al Buraquiño de Cangas, hasta la Posada de la Villa en Madrid, pero esos claro están a otro nivel.