PARTE 1
Mis amigos y yo hemos tenido una experiencia decepcionante y desagradable: teníamos una reserva para siete adultos y un niño de dos años, y al llamar con unas 12h de antelación para preguntar si era posible añadir un comensal más se me respondió con un rotundo "NO", sin mediar palabra. Comprendo que no me deben ninguna explicación e imaginé que el espacio del local sería ajustado o la disposición de mesas deficiente como para no poder albergar una silla más. Sin embargo, fue tras decir que en ese caso anularan la reserva cuando me dijeron que entonces sí era posible sumar uno... Cuál fue nuestra sorpresa cuando llegamos al local y en nuestra mesa había no 9, sinó 10 sillas dispuestas, con lo que la problemática inicial parece carecer de fundamento.
Paralelamente, mis amigos tenían en ese momento una hija con apenas unos meses de edad, que decidieron lógicamente traer a la cena con su necesario carrito de bebés. Pues bien, nada más llegar al local una empleada (a juzgar por el acento quizás la dueña, aunque no lo podría asegurar) hizo con bastante sorna el desafortunado comentario de "ay claro, es que teníais que avisar de que veníais con el Ferrari... HA HA". Sabéis ese tono pasivo-agresivo de decir algo con "humor" pero realmente no te hace una maldita gracia? Pues ese tono. No soy padre y desconozco si es algo regular avisar de que además de los comensales llevaremos un carro de bebé. Sí me parece poco práctico que un restaurante no contemple la posibilidad de que las personas tengan hijos. Pero sobre todo me parece algo desprovisto de profesionalidad y un gesto de bastante desprecio emplear ese tono con tus clientes. Si traer el carro era realmente causa de tanto conflicto en lugar de emplear esa ironía ácida se debería haber comunicado de manera decente, habríamos abordado el tema con tranquilidad y habríamos estado encantados de trasladarnos a otra posición donde el carro no fuese un obstáculo.
En cuanto a la cena en sí misma, que es lo que a muchos interesará más, había un par o tres de entrantes de los que se habían quedado sin género, y que únicamente fueron comunicados en el momento en el que los pedimos y no antes. Quizás habían fallado también en contar las existencias para otros platos, pero como no los pedimos no podría saberlo realmente. En cualquier caso hace gala de una pobre previsión. Se trata de un error humano al que no doy mucha importancia porque soy consciente de que puede no ser posible prevenir el consumo con exactitud, pero tratándose de no uno, ni dos, sino tres entrantes, es entonces quizás un error considerable. Por otro lado (y en esto no soy experto), algunos de mis compañeros aseguraron que las supuestas alcachofas de temporada eran, realmente, alcachofas enlatadas. No me encuentro en posición de confirmarlo pero, indistintamente, si al cocinar unas alcachofas naturales el resultado es que parecen de bote, algo malo hay en la receta. En cuanto a las pizzas, considero que fueron lo mejor de la cena, si bien tampoco nada extraordinario. La mía en particular me pareció demasiado aceitosa, aunque esto es un gusto personal, tampoco pretendo influenciar a nadie. El resto de pizzas que pude provar no despertaron en mí ninguna impresión de asombro, simplemente estaban correctas. Quizás tenía las expectativas demasiado altas (si no me equivoco el local ha ganado algún premio hostelero).
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Pero lo mejor vino con el postre: traíamos una pequeñita tarta, un detalle para una amiga que cumplía años, y preguntamos si podríamos sacarla al final de la cena. Si bien esto es una costumbre extendida en nuestra sociedad, respeto que cada local se reserve el derecho a negarse, ya sea por razones legales, de seguridad o éticas, puesto que se trata de un producto que ellos no ofrecen. En otras ocasiones han rechazado nuestra petición y lo hemos aceptado lógicamente sin ningún problema.
En este caso nos informaron de que sí podíamos sacarla, pero que nos cobrarían un suplemento como si hubiésemos pedido postre, aunque no fuese un postre del local (entiendo que porque requiere de un servicio de camareros, usaremos la vajilla que luego habrá que limpiar...) y nos pareció bien. Bien, llegado el momento del postre pedimos, sin embargo, un par de postres de la carta que queríamos probar y posteriormente sacaron la tarta, EXCLUSIVAMENTE la tarta. Por tanto tuvimos que pedir unos platos y unas cucharas (no somos animales). Resulta que al finalizar, en la cuenta nos habían incluido los postres del local (lógicamente), un suplemento de creo recordar 10€ por la tarta (se suponía que era si no pedíamos postre del local y al final sí pedimos... Pero ok) y un suplemento por los platos para la tarta (entonces la tarta...?🤷🏽♂️). Para terminar preguntamos si podíamos llevarnos los trozos de pizza que habían sobrado (en conjunto casi una pizza y media) y nos dijeron que solo nos podían dar una caja para pizzas porque si no "la jefa le echaría la bronca". 😐 Finalmente conseguimos que nos cediesen los dos trozos de cartón en lugar de uno, pero aquí tampoco tienen culpa los pobres camareros, entiendo que solo acatan órdenes.
Si tan sólo tuviese reparos respecto a la comida no me molestaría ni en comentarlos, volvería sin problema porque se trata de algo subjetivo y quizás puntual, y francamente, el menú era comestible. Sin embargo lo que no puedo tolerar es el trato deplorable que recibimos de principio a fin. Nosotros sólo queríamos cenar tranquilamente, considero que no es tanto pedir. En cambio tuvimos una experiencia amarga y estuvimos toda la velada disgustados. Comprendo (si bien no defiendo) que como ser humano puedes tener un día malo y tratar mal a alguien aunque sea tu cliente. Varias de mis compañeras y yo mismo hemos trabajado en hostelería y conocemos el estrés que puede provocar. Pero la concatenación de actitudes despectivas y tratos nefastos es algo con lo que no habíamos tenido que lidiar nunca, y desde luego es más de lo que estamos dispuestos a tolerar.
Se trata de un local al que no tengo ni la mínima intención de volver ni me atrevería a recomendar a nadie a quién estime lo más mínimo. Tengo una lista de restaurantes italianos dónde verdaderamente te hacen sentir como en Napoli, tanto por su cocina como por su trato humano.
A mai...
Read moreValió la pena ir hasta Albal. Siguiendo la noticia de prensa en la que se premiaba a este restaurante como el mejor en pizza de la Comunidad Valenciana, no dudé en hacer una reserva de inmediato. Debo mencionar que realicé la reserva un lunes para cenar allí un viernes. Es importante señalar que una vez en el restaurante, vi llegar a muchas personas que deseaban cenar sin reserva y estaba completamente lleno. ¡Reserven con antelación! Además, algo que no me había sucedido antes al hacer una reserva a través de Google es que pude enviar un mensaje directo al restaurante y reservar sin problemas.
Una vez en el restaurante, pedimos dos pizzas. La primera era la que había ganado el primer premio (no recuerdo el nombre, pero sí su sabor...). Sé que tenía salsa de tomate, tomates cherry, aceite de albahaca, limón en algún formato, parmesano... La pizza estaba fantástica; la salsa de tomate era increíblemente deliciosa. Sin lugar a dudas, fue un gran acierto, y además, debo mencionar que no escatimaron en los ingredientes.
Lo que me llamó la atención es que las pizzas no se horneaban en un horno de leña y, a pesar de ello, tenían un sabor excepcional.
La otra pizza que pedí fue la de salami y sobrasada picante... Igual de deliciosa. La pizza tenía un buen nivel de picante sin ocultar ninguno de sus sabores.
Como detalle adicional, me gustó que el baño estaba muy limpio y bien cuidado. Es relevante destacar que fui en el primer turno y no había mucha gente aún, pero he visitado muchos restaurantes a esa hora y no encuentras las instalaciones en tan buenas condiciones.
El local es modesto pero ofrece comida de alta calidad. Solo hace falta mirar alrededor para darse cuenta de que todos los platos que se servían tenían un aspecto delicioso....
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