Maravillas del marHay lugares que no se construyen. Se cultivan.
Corría el verano del 85, cuando un autobús plantado frente al mar, justo al lado del torreón de Cabo de Gata, se convirtió en el refugio de dos soñadores. No traían otra cosa que unas manos dispuestas, una ilusión sin fecha de caducidad, y unas ganas locas de compartir con los amigos un rincón donde el mar, el fuego y la vida se sentaran a la mesa.
Ese autobús fue el primer corazón de Chiribus.
Quitaron las ventanas, pusieron una barra larga y sacaron un toldo que bailaba con el viento. Sirvieron el primer espeto, sacaron las primeras risas, y sin saberlo… encendieron algo que 35 años después sigue ardiendo.
Hoy Chiribus es mucho más que un chiringuito. Es una familia.
Una familia que no sólo se forma con los que lo fundaron, sino con los que decidieron quedarse. Los que aguantaron los temporales, los veranos duros, los años buenos, los días lentos, y las noches largas.
Como Antonia, nuestra cocinera. Más de 20 años detrás del calor de los fogones, dejando parte de su vida entre sartenes, guisos y madrugones. No hay carta sin ella, ni sabor que no lleve su mano, su paciencia y su sacrificio.
O Pepe, el veterano que camina con calma entre las mesas, y que lleva más de 10 años vendiendo gloria en forma de pescado fresco. Cuida el producto como quien cuida a un hijo, y a cada cliente lo trata como si viniera a comer por primera vez en su vida. Elegante, sencillo, y sabio. Nuestro maître de corazón.
Y Fresitta… qué decir de ella. La más introvertida, sí, pero también la que te saca una sonrisa sin darte cuenta. Lleva más de 15 años trayendo alegría, platos y cariño. Cuando ella sirve una mesa, sirve mucho más que comida. Sirve alma.
Cada uno de ellos ha hecho sacrificios que no caben en una carta. Y sin ellos, este sitio no existiría. Ellos son los que sostienen los pilares de Chiribus.
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Hoy el autobús ya es restaurante. La barra es más larga, las brasas están más afinadas, y el nombre Chiribus es ya parte del paisaje de Cabo de Gata. Pero lo esencial no ha cambiado:
Aquí se viene a comer bien, sí. Pero también a recordar que la vida se mide en charlas, en amigos que llegan sin avisar, en platos que huelen a infancia, en atardeceres que te obligan a parar.
Chiribus no es sólo un sitio donde se come. Es un lugar donde se pertenece.
Y si alguna vez has venido… ya formas parte de...
Read morePretty spot and friendly service. A simple place on the beach and fish was quite good. We chose fresh Dorada from the fish counter, which we shared between two, some razor clams and a bottle of white wine. We were thinking the bill would be about €60 on the hight side, as all was very basic......€99.50!!!!! He charged us €65 for the Dorada. There were no prices and I have learnt a hard lesson. ASK THE PRICE PER KILO if you get fresh fish from his counter or you will be...
Read moreAbsolutely amazing. I am so happy I decided to have lunch here and ignore all the bad reviews. I truly do not understand how such a great meal, spectacular view and kind service could have such a bad rating in Google. Yes, it’s pricey, but there’s a reason for this. You are in a setting that’s unbeatable with the fish shown and cooked in front of you in this beautiful fire to the side of the restaurant. We had a perfect family lunch. I would...
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