Placer inmediato. Esa es la primera sensación que siento al sentarme en una de las mesas de Entretempo, en Bullas. Ese placer se divide en varios aspectos. Comprobar que un restaurante que lleva funcionando 10 años ha continuado transformándose (es la segunda visita que realizo a este espacio, fue un día entre semana hace algunos años y pude tomar un sabroso menú del día). La pequeña sala presenta todas sus mesas ocupadas. Y el espacio, que tiene dos salas, una para grupos en la para de abajo, con un hermosa bodega que no deja duda sobre la intención de los propietarios de ofrecer una potente, seria y buscada selección de vinos, que no sólo por su atención a los vinos de las D. O murciana, sino a los vinos nacionales y europeos, se presenta como una original y poderosa carta con extraordinarios precios ajustados. La carta de comida propone diversos elementos para compartir. Pequeños bocados, de precio correctísimo, que termina con dos pescados, bacalao y rodaballo, y cinco carnes. Casi como una pequeña barra donde los domingos se viene a hacer el aperitivo y encontramos un calamar, fresco, bien plancheado, de ternura memorable, que nos regala un viaje a la memoria infantil de los primeros aperitivos que hacíamos en familia. Ahora también incorporan oreja de cerdo y michirones en sesiones nocturnas. Sabores que se pierden y Entretempo quiere rescatar como manera de hacer vivo el fantasma de una España vaciada que destila sus sabores tradicionales sólo en la laguna del pasado. Para comenzar unos saam de manita de chato y pico de gallo. Tradición y fusión resuelta de manera efectiva. En calamar a la plancha de notable calidad y frescura, que deja en su sabor un pase por plancha limpia. La berenjena asada con un lacado de miel de caña , queso de cabra y piñones es un rico tránsito. Pierna de lechazo al horno a la antígua. Melosa, con sus patatas y su caldo de horneado. Un variado plato de media razón de quesos donde un Conté, un Gorgonzola y un San Marcelin hacen las delicias de una boca que agradece la maduración de los quesos. Buenas copas para los vinos. Desde la manzanilla pasada servida en copa, pasando por la copa para el impresionante champagne Ypresien, con un notable retrogusto a fósiles, o la donde se sirve el delicioso tinto Habro, elaborado por Eulogio Pomares en Ribera Sacra. Buen gusto, servicio delicado, cordial y atento, que de manera sencilla pero repleta de encanto hacen que la comida sea más agradable. Buen ritmo en el servio, lo que hace que la comida se desarrolle sin huecos pese a estar repleto el local. Quizá habría que buscar un pan que ayudara a completar el circulo de satisfacción. Pues un pan algo impersonal desentonan frente al espíritu que reina en este sincero establecimiento del noroeste murciano. Muy agradable visita, de una casa que su pretensión es el disfrute, y no juega, en ningún momento de la comida desarrollada en su salón superior, a querer ocupar un lugar que ni le corresponde ni fuerza. Aquí todo resulta sabroso y verdadero. Inteligente y efectivo. Bien merece un desplazamiento. Dejarse aconsejar por Antonio en cualquiera de las dudas que podamos tener. Grato. Muy grato el paso por este generosísimo...
Read moreA pesar de llegar tarde debido a un contratiempo con Google Maps, el personal del lugar nos esperó pacientemente.
Ubicado en una encantadora plazuela dentro de un edificio moderno, este establecimiento destaca por su excelente bodega con selecciones locales, nacionales e internacionales.
Nos decidimos por una tabla de quesos deliciosa, varias croquetas muy sabrosas y la típica marinera. Seguimos con un calamar asado con judías verdes y pulpo con puré, ambos platos exquisitos y al final huevo a baja temperatura con crema de puerros qué estaba super rico. Para acompañar, elegimos un 4 Cuerdas Blanco Barricado de Bodega Hydra, un vino fascinante de una bodega local que conozco.
Como plato principal, disfrutamos de una carrillera de cerdo extremadamente tierna, servida con un vaso de Malbec argentino que destacó por su excelente cuerpo y frutalidad.
Para el postre, nos deleitamos con dos opciones espectaculares: uno de chocolate y otro de mascarpone con manzana, acompañados por un Fondillon del 95 y un Chateau Costeau Cadillac de la región de Burdeos, ambos recomendados por el propietario.
La velada concluyó con una agradable charla sobre vinos en la bodega del restaurante. Compartir esta pasión con el propietario, quien también es un aficionado, siempre resulta enriquecedor.
Agradecemos especialmente por los vinos orange y prometemos llevar un vino italiano para degustar en nuestra próxima visita.
Ha sido un placer conocerlos y hasta...
Read moreTeniamos buena referencia del sitio. Fuimos un grupo de unas 20 personas pero la comida fue un desastre tanto en la presentacion como en el servicio. El precio estaba cerrado. La calidad dejo mucho que desear al igual que el servicio. De entrada nos querian sentar como ellos querian y sin mucho sentido. Parece que eso no gusto y se noto en la atencion. Las supuestas "gambas de cristal", saladisimas. Las almejas con una salsa muy grasa pero de la mala. Pero el colmo fue el postre que supuestamente era al centro para compartir y trajeron dos flanes para 4 que debíamos cortar con nuestras cucharas, y al quejarnos, nos echarib en cara lo de la disposición del principio, como si fuera culpa nuestra. No se preocuparon de dividir los entrantes comunes segun la disposicion de sitios que nos ofrecieron y así trabajaban raciones en un sitio (dos platos de 4 para 6) y faltaban en otros (un plato de 4 para 5), y toco andar pasándonos platos de un lado a otro. El precio carísimo para lo que nos sirvieron. El bacalao era una tapita. Y la carrillera salada sobre un pure de patata soso e insípido. El cuenquecito de patatas fritas de bolsa se lo podian haber ahorrado porque tocábamos a todabia de patata por cada comensal y medio. En fin, un desastre. Y para rematar, lio en los cafes y servidos en la esquina de la...
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