Hemos comido muy bien, local antiguo y muy bien conservado con una decoración muy bonita, mezclando el arte contemporáneo, de pinturas, con la alfarería tradicional de botijos esmaltados. Ambiente acogedor para unos 50 comensales con una carta de fin de semana de 22 euros, con 5 primeros y 5 segundos, más un entrecot con suplemento de 3'5 euros, incluyendo pan y vino, cerveza, agua o refresco. La comida, que es lo más importante, simplemente espectacular, un canelón XL de ternera y foie con bechamel gratinada y tostada de verduras con champiñones y romesco de primero y de 2º, bacalao gratinado y magret de pato con salsa de boniato. De postre, brownie con helado de vainilla y tarta de queso, todo regado con un vino tinto garnacha negro de la Terra alta (Vall de vinyes), que no estaba nada mal. Pasta terminar un café y un cortado buenísimos, además de unos chupitos cortesía de la casa, por 47'50 euros... para repetir cuando volvamos a Canet de mar, además a sólo 5 minutos de la estación de tren de cercanías.