Os recomiendo encarecidamente el restaurante de Martín. Tuvimos la oportunidad de comer un día que estuvimos en Potes. Aún no habíamos salido del restaurante y ya queríamos volver para probar el resto de platos que se nos quedaron pendientes, es una lástima que no tuviéramos más tiempo porque habríamos repetido seguro! (Qué pena que no abra para cenar!!)
Te recibe el propio Martín, un hombre súper agradable al que se le nota que le gusta su trabajo y que se preocupa por sus comensales. Nos ofreció ayuda varias veces antes de pedir para aclarar cualquier duda que tuviéramos de la carta. Siempre con una sonrisa. Nos echó una mano con el menú y pedimos al final un Menú del Peregrino (Sopa, cocido lebaniego y canónigo de postre) y por otro lado Arroz linés (hecho con la ropa vieja del cocido) y chuleta de ternera. Mientras que esperábamos nos sirvieron un detalle de la casa: un queso cremoso con miel y pimiento, muy rico. Aquí tengo que decir que todo estaba espectacular, el cocido buenísimo pese a los 30 grados que caían ese día. Martín y su camarero nos ofrecieron varias veces si queríamos repetir el propio cocido por si queríamos más chorizo, morcilla o lo que nos apeteciera. El arroz linés muy bueno, con un sentido especialmente a chorizo. La chuleta de ternera tenía un sabor impresionante. El canónigo es una especie de natillas con merengue típico de la zona, y el otro postre que pedimos fue el helado de orujo y miel.... Uf!! Riquísimo!!! Para finalizar nos invitó a un chupito de crema de orujo que nos gustó tanto que al salir fuimos al súper a comprarlo!!
Igual suena la crítica muy repetitiva, pero es que solo puedo hablar maravillas tanto de la comida como del propio Martín y su calidad humana, fue un gusto y un acierto comer allí ese día. Además de todo lo anterior, el precio está fenomenal!! Si es que no se puede pedir más!!.
Desde Valencia, en caso de que me leas, felicitarte por el restaurante y el equipo humano que trabaja contigo para conseguir la experiencia que tuvimos en la comida. Estamos deseando volver a esas tierras tan bonitas y pasar a comer con...
Read moreHemos ido a comer mi marido y yo (con nuestra hija de 1 año y medio) porque, después de preguntar a varias personas del propio pueblo y recomendarnos éste (entre otros), es el que más nos convencía (por varias razones: precio, lo que ofrece en el menú, ya que no todos los de la zona tienen canónigos de postre, porque al parecer muchos autobuses de viaje paran para que los viajeros coman... eso suele ser señal de buena calidad/precio). Bueno, pues no sólo quiero resaltar la comida, que estaba buenísima, sino, el trato de Martín (el dueño, que también estaba sirviendo mesas y nos ha atendido muy amablemente) y del resto de camareros. Hemos pedido: menú del peregrino (cocido completo y canónigos de postre), queso con almíbar de pimientos (espectacular: son como 3 bolitas de helado, pero de queso templado, con una mermelada más clarita de lo habitual, de pimientos, es una combinación increíble) y media ración de croquetas de jamón (que son caseras y vienen con unas pocas patatitas fritas también caseras, de guarnición), el pan que ponen para acompañar es de pueblo, muy bueno. Y aparte pedimos una torrija, que se me antojó. Jaja. La torrija muy rica, jugosita, nada empalagosa ni basta, y venía acompañada de una bola de helado muy rico y casero (diría que de dulce de leche... pero no lo tengo claro). El caso es que han sido muy muy amables. Te preguntan si, para acompañar los garbanzos, aparte de la carne que viene, quieres algo más (un poco más de morcilla o lo que gustes), la sopa de cocido la sirven en una cazuela para que puedas echarte tú mismo y repetir, y tripitir... (vamos, que no escatiman y eso se agradece). Lo recomiendo sin duda, porque no está en el centro de Potes y por tanto mucha gente no lo conocerá, pero muchas veces saliendo del núcleo turístico encuentras los mejores y más típicos y sencillos restaurantes de la zona. Todo un...
Read moreRestaurante familiar, sencillo, cocina tradicional.
Bonitas vistas desde el comedor.
Íbamos con reserva, llamamos 3 semanas antes y casi nos quedamos sin mesa! Y eso que era para un día entre semana en Septiembre. Se llena todo el comedor, y en varias tandas.
Nos atendieron en seguida y muy amables en todo momento.
Te ponen un pequeño aperitivo con la primera cerveza, un quesito de la zona, mantequilloso, con mermelada de pimientos. Muy rico, un detalle.
Tiene varios tipos de menús y también algunas cosas a la carta. Nosotros pedimos el menú de cocido montañés (18€) y el de cocido lebaniego (17€), lo teníamos claro.
Te lo sirven en seguida, se ve que lo tienen todo listo, como es normal, y más en un restaurante con tanta afluencia.
Ambos estaban muy ricos, por lo general. Quizás algo faltos de temperatura (los platos venían templados tirando a fríos y a mí los guisos me gustan bien calientes).
A pesar de estar bueno, como digo, estaban un poco flojo de sabor, de potencia del caldo y del guiso en general. Esperaba algo más. La sopa del cocido lebaniego, aunque rica, también pobre de sabor, templada de temperatura y los fideos algo pasados.
De postre pedimos los famosos canónigos y tarta de queso (que nos pusieron para llevar). Ambos caseros, se nota, y exquisitos!
A pesar de estos detalles a mejorar, creo que el lugar merece la pena y, por supuesto, volveré para darle otra oportunidad… Y las...
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