Todo muy rico. Qué espectáculo de comida. El menú 20€ pero merece la pena. De primero un pastel de cabracho, que lo hacen con el pescado fresco que tengan del día y estaba brutal y la ración enorme como para dos personas. De segundo unas carrilleras con patatas brutales, se deshacían estaban muy muy ricas y las patatas de buena calidad y fritas en aceite limpio no sabían nada mal. El pan muy tierno. De bebida agua bezoya en botella de cristal y la casera es casera de verdad no marcas raras. Lo que más me gustó es que a pesar de haber dos camareros para todo el restaurante y la terraza no hemos esperado casi nada por la comida, el servicio muy eficaz y rápido. En cuanto al postre de menú había tarta de queso, arroz con leche, tarta de la abuela y helado. Pedí la tarta de queso y estaba muy rica, echa al horno. Lo malo es que no tenía base de galleta y la mermelada que pusieron no pintaba nada, pero quitando eso a un lado. Muy rica, suave, pero con sabor. El local muy limpio no veías una sola miga de pan en el suelo y hasta los cristales tan limpios que parecía no haber. Por cierto un detalle lo del aire acondicionado para comer a gustisimo aunque haga mucho calor. 100x100 recomendable! Sin duda repetiremos.