Really bad experience here three days ago. We didn’t have a reservation so we felt lucky to be seated but that was the end of the positive side. The service was atrocious, embarrassing and almost comical. The staff were literally running around the dining room like chickens with their heads cut off. We ordered a salad, a fried squid and wanted a fresh grilled fish which they didn’t have. All they had was rice and rice. We really weren’t in the mood for that so the waiter talked us into a fish platter- all fried. Mehta started as a nice trip to the beach with a simple lunch turned into a disaster. Everything took forever, the drinks, the food, getting a glass for water, getting a second drink, asking for vinegar (which we never got). We asked for a glass of wine three times. The waiter was overwhelmed and sweaty and I felt sorry for him but it was pathetic. We realized when the squid came that it was overcooked and they used old oil to fry it. So we tried to cancel the main course and he said it wasn’t possible. Didn’t make sense as fish is fried to order so why couldn’t we cancel it? Anyway a huge plate of dark brown overcooked fried fish came and we ate about three pieces and left the rest. Some of it tasted old and slightly off. We couldn’t get the check after asking twice and had to go up to the register to pay. The whole thing was like a comedy routine -...
Read moreEn una zona cercana al faro de Cullera se encuentra, frente al mar, el Bar-restaurante La Mar Salá, del que solo le separan unas dunas de arena fina en una playa semisalvaje; la cual no ha quedado muy perjudicada con el boom inmobiliario. Sin embargo, esa gigantesca efigie del dios Neptuno, junto al edificio, parece implorar al mismo la protección del negocio ante fuertes oleajes o tsunamis.
Un lugar idílico que muchas personas se pasan todo el año deseando pisar; en el que la aglomeración aún no ha llegado y se puede poner la sombrilla y la toalla a una distancia suficiente como para mantener la intimidad con respecto a otros bañistas.
La suave brisa del mar llegaba hasta la amplia terraza en la que se encontraban Los Buidaolles -esta vez más que en ningún otro establecimiento visitado-, y el calor y la humedad mojaba sus livianas ropas, al tiempo en que los ventiladores echaban agua pulverizada, intentando mitigar en parte la tórrida y sofocante mañana. No obstante, todo ello no fue óbice para que Los Buidaolles, con su apetito siempre voraz, dieran cuenta del contenido de los suculentos platos que por esa mesa desfilaron.
La decoración del local y el entoldado de su terraza, muy acorde al entorno marino en el que se halla, paliaba también el vaporoso efecto sauna que de los numerosos cuerpos se desprendía, al cobijo de la loneta azul que cubría sus cabezas.
El Bar-Restaurante La Mar Salá ha revolucionado la cultura del esmorzaret manteniendo la tradición gastronómica mediterránea y los productos típicos de la zona, pero mejorando la calidad y la presentación de los mismos, lo que da como resultado un almuerzo abundante, atractivo y diferente al de otros establecimientos.
Aquí los entrantes –también denominado «gasto» en la tradición oral valenciana- no se limitan a los simples encurtidos o frutos secos, no, en este local, de entrantes se ofrecen productos bien emplatados: por ejemplo, la mojama combinada con pimientos asados, o el cotizado marisco, con el toque especial de la salsa que le acompaña; una muestra de ello son los platos de sepia y de las sabrosas cigalas. También merece mencionar los lenguados de gran tamaño y de gran calidad.
Pero, además, se ofrecen productos de la tierra, tanto de origen vegetal como animal; tal es el caso de la cebolla asada en papel de aluminio o el de las costillas de cerdo con ajos tiernos. Y todo ello acompañado con unas tostas untadas con aceite y pimentón molido.
Sin embargo, el plato fuerte, aquel que sustituye al típico bocadillo en otros establecimientos, aquí estuvo ese día relacionado con la carne de caballo y la de ternera, siempre servidos en el típico caldero de la paella, como puede apreciarse en la brascada para dos personas al estilo de la casa. Porque, en realidad, este restaurante también está especializado en paellas y todo tipo de arroces; así lo indica el cartel en el que puede apreciarse la amplia variedad de los mismos.
Después de tan abundante y diverso repertorio de manjares y ambrosías, no podía faltar la digestiva sandía y el café del tiempo con su correspondiente hielo. Y todo ello con una relación calidad-precio bastante aceptable. No obstante, si hubiera que destacar algún aspecto negativo, mencionaríamos el pan. Tal vez por el hecho de que aquí el bocadillo no sea lo habitual, el pan que ofrecen es de mala calidad, trasnochado o descongelado y recalentado para la ocasión, lo que invita a prescindir de él o, en todo caso, comer lo menos posible. Por último, ante el frecuente número de clientes con que cuenta este establecimiento, se puede apreciar un servicio rápido, organizado y eficiente. Más información en mi blog buidaolles. Solo debes poner en google la...
Read moreMe voy a extender bastante ya que quiero que quede lo más claro posible. El domingo 18MAY25 teníamos una reserva para 2 comensales en lo que ellos llaman "segundo turno", "a partir de las 15:30". Dicho esto acudimos a las 15:20 por si con algo de suerte hubiese una mesa libre. No la hay, por lo que les preguntamos si podemos tomar algo en mesas libres que tenían en la terraza pegada al local, pagamos esa consumición y allí nos esperamos. Alrededor de las 16:10h, al ver que ya se estaba levantando gente y sentando a clientes del "segundo turno de comidas", que habían llegado después que nosotros, (lo sabemos porque habíamos hablado con esa gente que estaba esperando al igual que nosotros) le preguntamos a una mujer rubia con gafas (desconozco el nombre, al parecer, la encargada o dueña del restaurante) que como está el asunto de nuestra mesa, a lo que al responderme de malas maneras le solicito la hoja de reclamaciones, le digo que es una maleducada y que no son formas. Tras esto comienza a elevarme la voz y a decirme que "ahora te la doy, estoy trabajando", a lo que le recrimino que no me grite. Tras pedírsela de nuevo hasta en 3 ocasiones consigo que me la de y procedo a rellenarla. Al terminar de cumplimentarla, y al ver que tardaba, mi mujer entra al local donde de nuevo la dueña/encargada le habla de malas maneras, llegando a acercarse de forma inapropiada a ella y teniendo que salir un trabajador del restaurante a separarla. Tras este último suceso, y habiendo cogido las copias de la hoja de reclamaciones que me corresponden como consumidor, procedemos a irnos ya que así nos lo indican los trabajadores.
El local lo conocíamos por una experiencia nuestra de hace años, en la que comimos de maravilla y el trato fue igual de bueno, desconozco si eran los mismos dueños. En si no tiene mala fama para nada en la zona, por lo que somos los primeros que nos ha extrañado lo que nos ha pasado. Se les veía muy atareados y faena no les faltaba, pero habríamos agradecido que cuando llamamos para realizar la reserva simplemente nos hubiesen indicado que estaban completos y así evitar la situación tensa que se ha producido tanto para ellos como para nosotros. Por no decir que entre unas cosas y otras buscar otro establecimiento para comer pasadas las 16:15 es harto complicado.
¿Cómo estaba la comida? Pues ni idea. Ahora bien, el trato mejorable. Visto desde fuera, y a titulo personal, se les veía totalmente desbordados por los servicios que estaban atendiendo, con una notoria falta de coordinación y agilidad, de hecho un cliente se levantó en un momento dado a recriminar a uno de los trabajadores que en hora y media únicamente les habían sacado dos platos. Otra cosa que nos ha llamado la atención durante la espera es que en la terraza de fuera, junto a las dunas, había mesas libres, (la de enfrente, no la pegada al local que se veía claramente que era para tomar algo) que en un principio decía que no eran para comer, pero que luego estaba sentando a gente para comer ahí, y al preguntárselo mi mujer, que si que ha trabajado en hostelería, le dice que no tiene por qué darnos...
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