Agua de Mar — Restaurant in Dénia

We’d booked to have a birthday meal here for the Saturday night with our daughter and son in law and their friends. Six people in total. When we arrived we were told that there was no booking for us despite our son in law saying he’d rang twice and confirmed the day and time. They said sorry no booking in that name or time and despite the restaurant being completely empty of any guests they turned us away! Luckily Bar Basta across the small terrace outside said they could accommodate us so we started to walk over to this restaurant. Suddenly there was a shout and the waiter came down the stairs and showed us the booking for the following Saturday?? Our son in law stated he’d checked and double checked the date so it was no good next week as it was a birthday celebration. Terrible attitude and thankfully we had a fabulous meal with great service in Bar Basta next door. From our table we could see that all through our meal ( a good two hours) there were just a handful of people going in to the Agua de mar. Shocking customer service means we will never ever try to go...

Unfortunately, my experience was horrible!!! We came down to celebrate birthday of my wife and we ordered a red lobster paella as it says on the menu!! LOBSTER!

Paella came looking good, but turned out rotten meat!!! Meat smelled and was black inside, and impossible to remove from the shell ! Photos attached!

I called a manager, asking what is going on, why is it not a fresh lobster!

What he told me shocked me: 1: he said it’s not a lobster but something else … so it’s not a real lobster !! Why do you sell it as a lobster ? 2: he said that they never have a fresh lobster , they are all frozen or something I mentioned and showed him that the meat is ROTTEN, NOT FROZEN !!!

He said he can’t do anything about it …..

Unbelievable, THEY MADE ME PAY FOR THAT!

Sorry for that review, but it was very disrespectful!

Not recommend!

Btw, we never got a cake with a candle for birthday wish as...

Acudí a Agua de Mar con varios amigos una noche calurosa de verano en Denia. La ubicación en la marina, con vistas al mar, el sitio es inmejorable. El restaurante ha debido ser remodelado porque el sitio, la decoración y el ambiente que se respiran son increíbles. Con mucho gusto, sitio actual, con tacto, que cuida los detalles, muy bien hecho.

Conocíamos al jefe de sala, Bruno, y nos consiguió una mesa amplia y un poco apartada a modo de reservado. De nuevo, la ubicación de la mesa en el local es increíble, pero las vistas al mar desde su terraza acristalada, su salón interior y su decoración que respira mediterráneo te harán la visita de lo más agradable. La carta es muy ampli, no me suelen gustar este tipo de cartas amplias con tantos platos, pero me acabó conquistando. Nos dejamos aconsejar por Bruno y fue marchando platos para todos los comensales. Lo primero en salir fueron los mosquitos, es un plato a base de marisco y pescado frito, se come todo, lo había probado hacia mucho y me recordó a cuando era pequeño, la textura de la fritura y el sabor te sitúan donde estás, en el mediterráneo. Seguimos con las croquetas, muy buenas, es complicado que no te gusten, pero es más complicado que las recuerdes a los días, las croquetas de Agua de mar son de estas últimas. Continuamos la travesía con el pulpi, más de Denia que el propio mar, así que genial, muy bueno, genial punto del pulpo. Acto seguido trajeron tartar, muy bueno, es un plato sota caballo rey, bueno, de cantidad iba bastante bien y de sabor bien, no llevaba guacamole, cosa que agradecí, últimamente todos llevan.

Seguimos con un espectáculo, y no te estoy diciendo que el restaurante tenga un show como los tan de moda Lio de Ibiza, sino que te preparan el steak tartar en frente tuyo. Nos preguntaron el punto picante del steak, se agradece, ya que hay veces que resulta demasiado picante.

pero sin lugar a dudas, lo que más nos impresionó a todos fueron los tallarines de calamar a la carbonara, una verdadera maravilla, tanto por lo original del plato como por la ejecución, nos encogió a todos los que estábamos en la mesa. Además, por si fuera por poco, diría que llevaban un toque de ibñerico. Si vas, pídelo, lo agradecerás. Para finalizar la velada, los postres, tartas de manzana y de chocolate, al de manzana como si fuese un milhojas era impresionante, la de chocolate también. El precio, en un local que aspira a mucho más sobre y que ve derrapar las gomas de michelín por su puerta es lo de menos, pero mucho menos de lo que merece la calidad. la atención del personal, de Bruno y de Ali que fueron nuestros asistentes, al nivel de la comida,...