La Jaula de los Tres Grillos — Restaurant in Gijón

Difficult to rate better our last experience. It was disaster since beginning to the end. When you enter you can spot many nostalgic things, but quickly it becomes overwhelming and you can spot a lot of clutter around, it feels more like flee market later on. We were 9 people, upon arriving we have noticed on our table the crotchet coasters were dirty of food stains. My girlfriend then noticed that one of the plates had some food rests on it, we have asked the waiter for replacement he took it away but he never brought a clean one (we had to “borrow” one from other table). We have ordered our drinks and waited over 15 min to get them, waiter just brought all bottles “hugging” them on his chest like if they didn’t have any trays available. A while later when we were ready to order our food, we were told that the main dish we wanted is not available due to the cook who can prepare it is off work, so we chose different meal, just to be told few minutes after ordering that they have only last one left, so we went with what was available. Our first course were calamares 3 portions in total, they brought one by one with space of 10 minutes between each plate. Also, for some reason the staff were counting that we are 8, when we asked for bread they brought 8 pieces, croquetas 8 pieces (normal size is 5 but he said they brought one for each one of us). Food in general was alright, we didn’t have a chance to taste much as we had to split one plate between 9 people! But from what we had it was fine. When we finished and waiter came to clean the table, he was asking people to hand him plates standing and waiting for us to do all the work, my friend even had to put the rests from all plates on one for the waiter to just stand and wait until she finishes, didn’t even try to help. The table next to us was left without being cleaned for more than 2 hours. What we also noticed is that when the food is ready from kitchen they leave it on a freezer outside in a corridor where all customers are walking by, anyone could literally either snatch something or put something in your meal while it sits there. In summary bad experience, I cannot recommend this place to anyone due to experience we had. Did we have a bad luck? I don’t know, but we will not try again. The place is also somewhat pricey. I have to state that they were nice to invite us for the coffees at the end. Pax:9 people...

Un nuevo sitio que he compartido con mi pareja y otros tres amigos para cenar. El lugar es pequeño y coqueto, limpio, luminoso. Decorado con muchos recuerdos de los años 60 y 70 del siglo XX. Ubicado en la calle Marqués de San Esteban, muy cerca del puerto deportivo; se puede perfectamente ir dando un paseo si no quieres aparcar en varios parkings cercanos. Paran también, a unos 200m, -en la plaza del Carmen- autobuses, que facilitan el transporte. ¿La comida?: exquisita, con una carta, basada en la experiencia de su dueño: Javier. Nosotros pedimos para compartir una tortilla de sardinillas, hecha a la manera antigua de pescadores asturianos. También quisimos probar sus renombradas albóndigas, con una salsa maravillosamente elaborada con toques de picante. A continuación encargamos unas croquetas con queso y jalapeños, también picantes, que ellos denominan puntillitas y por último unos calamares,para compartir,💝hechos al modo tradicional de pescadores del barrio de Jove. Ha sido un lujo... El vino excelente: Dos botellas de Viña Herminia. Fabuloso rioja de 2017, con una relación razonable precio calidad. Mención aparte merece el postre: un surtido de postres que incluyó tarta de queso (la más consumida por la clientela), flan de almendra -espectacular- y una tarta llamada Miratisú, con mango y melocotones. Una verdadera sorpresa y un acierto: el local, el precio, el trato amable y sonriente de sus dueños, así cómo la calidad de sus platos, que han sido un delicioso descubrimiento. ¡Encima nos han invitado a chupitos de Licor Sansón!... con las típicas galletas María-que los niños de la generación del baby boom tomábamos por obligación- e incluso a dos cremas de orujo....

De paseo por Gijón encontramos este pequeño rincón. A simple vista peculiar, llama la atención por su nostálgica decoración que te exporta a recuerdos imborrables de tu infancia, niñez y adolescencia, te envía directo a tus tiempos pasados y la felicidad que se tiene cuando se es niño. Una vez dentro, piensas que se quedará en en eso. Todo lo contrario! Una atención exquisita llena de matices y de intención, desde la hora de recibirte, como te presentan la carta, una carta pequeña pero más que suficiente para cerrar los ojos y al escucharle como te la canta, ver que es pura armonía de recetas caseras, antiguas, familiares, del lugar …. En definitiva para nosotros a sido un diez ver con el cariño que tratan tanto al producto con el que trabajan, a su historia y recuerdos y como no a sus comensales. En ningún momento nos fijamos en el precio sinceramente porque creemos que todo el conjunto que rodea este sitio vale aparte de lo que pagas…. 5 estrellas ⭐️ Gracias por hacernos disfrutar esta noche junto a vosotros y vuestros,…....