Schon der Weg zum Ort des „Geschehens“ ist ein kleines Abenteuer für sich.
Hat man es dann tatsächlich geschafft, das Lokal zu erreichen – das sich, passend für eine sogenannte „Guachinche“, in einem angenehm verwahrlosten Zustand präsentiert – wird man sogleich mit lokal produzierten Weinen empfangen.
Die Wirkung dieser Tropfen lässt nicht lange auf sich warten: Sie schießt wie ein Pfeil vom Gaumen direkt ins Gehirn. Gelingt es einem, der nahenden Bewusstlosigkeit, ausgelöst durch hammerschlagartige Kopfschmerzen, zu trotzen, so kann man den Versuch wagen, einen Blick auf die Speisekarte zu werfen.
Da wir es hier allerdings mit einer höhlenartigen Behausung zu tun haben, empfiehlt sich eine Taschenlampe – wobei auch diese nutzlos bleibt, denn eine Speisekarte existiert schlicht nicht.
Hat man es dennoch geschafft, sich mit der Kellnerin, trotz fließender Spanischkenntnisse, mithilfe von Händen, Füßen und inständigem Blickkontakt auf ein Gericht zu einigen, empfiehlt es sich, zunächst das mitgebrachte Picknick zu verzehren. Das schafft nicht nur eine solide Grundlage, sondern verhindert auch, während der (gefühlten) Wartezeit zu verhungern – und lindert obendrein das stetige Hämmern im Schädel.
Nach einer gefühlten Ewigkeit erscheint endlich das Essen – mit großem Geschick auf einem blechernen Tablett serviert, das mit beachtlicher Wucht auf dem Tisch landet. Eine echte Meisterleistung: Keine der fetttriefenden Köstlichkeiten rutschte vom Tablett – vermutlich auch, weil sie durch die klebrigen Reste des Vortags festgehalten wurden.
Nun beginnt der zweite Akt: Man befreit Teller und Besteck von ihrer natürlichen Schutzhülle – eine Patina aus biologisch abbaubaren Rückständen – was sich hervorragend als Zeitvertreib eignet.
Dann endlich: Das Festmahl. Vorab eine kleine Warnung: Der Küchenchef hat vorsorglich Teile der Speise zu Kohle (Hydrothermale Karbonisierung) verfeinert– eine gesundheitlich clevere Maßnahme, da man sich so den Besuch in der Apotheke spart.
Mit Hingabe und etwas Forschergeist arbeitet man sich nun durch den schwarzen, fettigen Berg. Ein echtes Extra-Gimmick: Jetzt weiß ich, wie sich Paläontologen fühlen müssen.
Nachdem ich tatsächlich ein paar Krümel essbaren Materials geborgen hatte, wagte ich den Verzehr. Leider meldete sich der dem Menschen angeborenen Würgereflex sofort... Wenn es Apfelstrudel gewesen wäre, dann wäre das ok, der schmeckt immerhin rückwärts genau so gut wie vorwärts.
Nach dem Festmahl wagte ich mich an den letzten und gefürchtetsten Teil: den Toilettengang. Mein Ziel: wenigstens die Hände zu waschen, bevor ich mich an den Abstieg machte. Im dunklen Gewirr der „Höhle“ verlor ich kurzzeitig die Orientierung – doch ein Licht am Ende des Tunnels wies mir den Weg.
Gottlob liegt das WC direkt am Ausgang des Labyrinths. Meine Nase führte mich zur rettenden Frischluft – der Rest war Instinkt.
Alles in allem: Dieses Etablissement ist absolut empfehlenswert. Wer das Dschungelcamp einmal live erleben möchte, ist hier...
Read moreBuenas! Ayer siendo domingo y aprovechando el día para salir a comer algo con la familia. Aconsejo ir a Guachinche La Finca ya que ya había ido y sabía lo conocido que era. Antes de ir llamo para asegurarme de que valdría la pena hacer el camino ya que íbamos desde el sur. Al llamar me dicen que no cogían reservas y que había un poco de cola, pero que fuéramos. No sé si conocen el método que tiene este bar para la gente que llega, pero simplemente te pones a hacer colar ahí todos apelotonados y a esperar a que un camarero se digne en acercarse y preguntarte para apuntarte en la lista. Ya que tienen una cadena y no se puede pasar. Después de 15 min esperando nos apuntan ya que vino una mesa de 10 personas que tenía reserva (curioso, ya que cuando llame no se podía reservar) Aquí es donde empieza el mal rato que nos hicieron pasar. Después de 1 hora y media esperando y 5 o 6 mesas más que habían llegado con reserva. El camarero empieza a llamar a la gente que se había apuntado. Empieza a nombrar mesas solo de 2 personas porque nosotros éramos 6 y no cabiamos dice. Haciendo pasar a mesas que habían llegado 30 y 40 min después que nosotros. Cuando nos toca a nosotros, le digo a la camarera que esas no son las maneras de tratar a la clientela, ya que nosotros ya llevábamos esperando 1hora y media y que perfectamente podrían haber juntado dos mesas e ir sentando a la gente había llegado antes, aunque fueran más, el espacio y las mesas que habían, hacia totalmente viable está sugerencia. La camarera empezó a lavarse las manos rápidamente justificándose con excusas sin fundamento y que fuera a hablar con la dueña. Cosa que hice y para que fue, en vez de recibir una disculpa lo único que recibía eran excusas sin sentido, mal trato y malas respuestas llegando al punto de decirme que si no me gustaba lo que veía que me fuera y echándonos del bar literalmente. Al final nos tuvimos que sentar y comer, porque después de 1 hora y media esperando, que ya eran las 15:30 y que estábamos en el quinto pino. Pues no era plan de mover a toda mi familia a buscar otro lugar. En resumen, no aconsejo para nada ir a este "guachinche". No se merece para nada la fama que tiene y que haya gente haciendo cola para comer su comida (que no es que rebose calidad). Primero hay que ser personas y tener unos mínimos valores si abrimos un local de...
Read moreUn lugar recomendable teniendo en cuenta algunos aspectos.
He venido aquí varias veces, incluso lo he recomendado y he traído comensales nuevos. Un lugar bonito, en medio de la naturaleza, con parking propio con un hombre que te ayuda a aparcar a cambio de alguna moneda.
En el restaurante: la atención suele ser agradable aunque verán aspectos incómodos o poco profesionales. A veces te dicen por teléfono que no se puede reservar, que es por orden de llegada, pero cuando entras otro/a trabajador/a niega dicha regla, por lo que la comunicación entre ellos también falla un poco. Consejo: decir que has ido varias veces y sabes que se reserva.
También hay días que te admiten tarjeta y otros que no, por lo que mejor llevar siempre efectivo.
La comida suele ser de calidad. Recomiendo la garbanzada y lo relacionado con carnes (parrillada, entrecot...), así como las croquetas y las salsas caseras. La ensalada es grande también. Los vinos entran solos, pero cuidado: pueden subir rápido.
Sin embargo, advierto de que pregunten si hay algún Ingrediente que les falte del plato elegido, porque si no tienen stock no te avisan y te traen el plato incompleto sin avisar ni compensarlo en cantidad con la otra guarnición.
El escaldón para nuestro gusto no es el mejor (es insípido las tres veces últimas que hemos venido, por lo que interpretamos que lo hacen así) y el pan muchas veces no es fresco. Recordar que no tienen café.
Verán muchas moscas en algunas temporadas. Está en medio de viñedos y campos, tengan en cuenta el entorno en...
Read more