My partner and I went for an early lunch here, hoping it would be romantic. We arrived right after they opened where one of the two hosts was outside smoking a cigarette and followed us in but had me hold open the door for him. We asked a different host to sit outside because it was a nice day but he stuck us at the back of the restaurant.
The lunch menu price was almost €29 and was very limited in terms of choices. I asked if I could have my favourite dish substitued in the menu, even offered to pay an upcharge but our waiter refused. I ended up getting a meager portion of yellow curry for almost €26 which did not include rice..... So I ordered the €7 side of jasmine rice. At this point I'm disappointed but it gets worse. The rice was dry and seemed to be mixed with leftover rice from another service because of the inconsistency of texture and the smell. If I was to guess I would think that they had put leftover sticky rice into the regular jasmine rice. Moreover, the "fresh" spring rolls are freezer to fried and are served with the waiter telling us to open them and then wrap them in lettuce . I ordered a glass of wine that when the waiter poured it I thought it was the tasting but then he walked away leaving me with three sips for €5.50.
On top of the ridiculous prices in regards to the quality of the food; both of the waitstaff were condescending, apathetic, and ignorant when it came to understanding the type of food he was serving. What was supposed to be a romantic lunch was further ruined by having two families with loud children on either side of us while the rest of the dining room and terrace were completely empty.
The part of my family that comes from Thailand would be appalled by the food quality and authenticity. So much more could be said regarding our bad experience at this place, but I'll leave my review with this: I urge you to not fall for the beautiful scenery of this location because all in all my partner and I left...
Read moreLuces y sombras:
Regreso después de una larga temporada cuando se ubicaban en Jorge Juan. El local no transmite ya la presencia y exclusividad del antiguo local. Fuimos a almorzar 9 compañeros de trabajo y nos instalaron en la planta superior a la que se accede por una escalera muy inclinada-quizás no el mejor lugar para situar otra mesa grande de padres con carritos de bebé como después se verá.
La comida algo deslavazada; entrantes algo planos: nos decantamos por las Kai Satee, los Thai Duck Spring Rolls, las Tad Man Pla y lo mejor, sin duda, la Yam Woon Sen-que si que nos recordó la de tiempos pasados. Los principales algunos mejor que otros, el Kaeng Khiao Wan Kai-algo desequilibrado con leche de coco en demasía y donde, por el contrario, la proteína brillaba por su ausencia-sin el Khao Suai-hubiera sido un principal demasiado contenido, la verdad. Los postres quizás lo más equilibrado: flan de coco, chocolate Phu Khao y mousse a la thaï al centro para compartir.
La carta de vinos con mucha propuesta de champán comercial de gama alta donde se echaba de menos opciones de pequeños productores con un precio algo más asequible que incitaran al cliente a elegir este producto. Blancos españoles con carencias de ciertas zonas vinícolas interesantes y propuesta no muy creativa de vinos del resto del mundo. Tintos aceptables y un residual de generosos y dulces extemporáneos. Nos decantamos por un gewürztraminer y un riesling, el primero más correcto que el segundo con un margen sensato para ser servido en restaurante. Ticket medio de unos 73 euros por comensal, precio no desorbitado aunque la relación calidad-disfrute/precio en la zona baja de la tabla.
Y ahora es donde empiezan las cosas a mejorar. El servicio atento pero muy descoordinado. Desde que solicitamos el primer vino con la comida, este no fue servido hasta cuando acabamos los entrantes y estábamos ya con los primeros en la mesa. Bueno, casi, porque tuvimos que reclamar el plato de uno de los comensales hasta tres veces porque se habían olvidado de el. El segundo vino fue servido, por tanto, casi a los postres, sin comentarios…
Para hacer sobremesa ordenamos algunos combinados, la selección de espirituosos algo básica y respecto a los refrescos tenían solo una clase de agua tónica, por ejemplo, en un lugar de este nivel deberían de tener alguno opción algo más premium. Mientras estábamos en ella empezó a sonar a todo volumen una música atronadora que hizo que los bebés de la mesa de enfrente se despertaran y se asustaran. Al parecer había un fiesta en la zona baja del mundo de la televisión y se equivocaron en seleccionar el canal y transmitieron la música donde no debían. Eso si, se disculparon y nos ofrecieron un chupito de un cóctel típico que elaboraban en el restaurante a los dos mesas que quedábamos aun en esa zona de la parte superior como compensación.
Quisimos continuar la sobremesa y aunque ya era algo tarde, preguntamos si nos podían servir otra ronda de combinados y nos dijeron que si aunque teníamos que situarnos en la zona baja y solo por un periodo de una media hora larga. A lo que accedimos, pero de nuevo descoordinación total: estuvimos sentados en una mesa vacía más de 15 minutos sin que vinieran a solicitar la comanda y tras acercarnos a la barra para indicarles que nadie se había interesado por nosotros, dijeron que pensaban que formábamos parte de la fiesta y que por eso nadie se habían acercado. Lo curioso es que esto nos lo decía el mismo camarero que nos atendía en al zona superior, en fin…Al final accedieron a servirnos a regañadientes y con un tono, todo hay que decirlo, rayano en la mala educación pero les hicimos constar que no tenía ya ningún sentido tomar una copa en apenas quince minutos. Solicitamos la cuenta, abonamos la misma y nos marchamos. Mejor hubiera sido que nos hubieran comunicado que no era posible esa última ronda, a dejar al cliente con ese mal sabor de boca. En fin, luces y sombras, que hace que con la cantidad de oferta gastronómica que hay en Madrid nos decantemos, sin duda, por otra opción...
Read moreAfter receiving a recommendation from a Spanish friend, we had a takeaway delivered to our hotel. The first amazing experience of this exceptional restaurant was the packaging of the meal. No plastic white bag or brown paper bag but an elegant golden box with crimson ribbon. The unvieling of this treasure chest revealed still hot, beautifully flavoured, perfectly seasoned and generously proportioned food. Needless to say the eating of this meal surpassed our expectations. Three weeks later, we again had the opportunity to visit Madrid where we met our cousin's from Alicante. We took the opportunity, once again to experience this amazing food. This time we booked a table, we were not disappointed. The photos on the website do not do justice to the unique decor and ambiance of the space. Authenticity is the key to this restaurant. Water features, subtle lighting perfect room temperature and staff all dressed in beautiful traditional Thai garments. The service, atmosphere and food were top quality. We were attended to by the owner Emiliano who ensured everything was to our liking and more. I look forward coming back to Thai Garden in May. I urge all Thai food loving visitors to Madrid to put my review to the test. I guarantee you will not be...
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