A veces, escoger un alojamiento u otro para unas vacaciones, es una labor que parece más una lotería que algo serio.
Teníamos un requisito concreto, ya que llevábamos un perro grande y las opciones se limitan mucho, pero nos decidimos por escoger el Hotel Restaurante Asador De Roxos - Casa Albardonedo porque algo nos guio hacia allí. Tengo que confiar más en las ideas que tengo, porque he dado en el clavo.
Llegar no supuso ningún inconveniente. Todo claro y bien señalizado.
Nada más llegar a la zona de aparcamiento, nos invadió una sensación de bienestar que era justo lo que uno busca en unas vacaciones, poder despreocuparse de todo. Un entorno acogedor del que uno enseguida hace fotos mentales y guarda como buenos recuerdos.
De camino a la recepción, fuimos viendo las instalaciones, la casa y el restaurante y José nos atendió muy amable y profesionalmente en la recepción. Nos pidió que evitáramos ruidos extremos que pudieran molestar a otros clientes, algo bastante coherente que uno tampoco quiere escuchar.
Al subir a la habitación, nos encontramos todo limpio y bien presentado, que es lo mínimo que uno quiere tener. El baño es completo y estaba reluciente. Las almohadas son bajitas, pero en el armario, había otras dos para suplementar a las primeras. La cama cómoda y, como fuimos durante 8 días, nos vino muy bien disponer de un armario grande.
Íbamos a pasar unos días de vacaciones en las que se celebraba nuestro aniversario, y supieron dar ese detalle que convierte a un día especial en un día inolvidable. Detalles que te hacen sonreír al recordarlos y crean una buena vibración.
Hay quien, por comentarios que he leído, critica el desayuno como escaso. A ver, si su intención es llevártelo y pasar todo el día por ahí sin comer más, estaré de acuerdo, pero si me dices que un desayuno continental plus que está compuesto de:
Café
Zumo natural
Tostadas de un pan que ya lo quisiera tener para comprarlo cerca de mí, con mantequilla o mermelada.
Embutido y queso a lonchas
Tortilla francesa de huevos camperos
Croissant
Varios trozos de tartas caseras (Queso, almendras, etc.…)
Galletas
eres capaz de comértelo y decir que es escaso, algo no te funciona bien. Pero es que además ¡puedes repetir de lo que pidas! Fátima siempre está atenta a cualquier cosa que puedas necesitar y te trata con mucho cariño y cercanía, como a un amigo que ha ido a pasar unos días.
Por experiencia, hay muchos clientes que van a los buffet de los desayunos, cogen de todo y se dejan la mitad, tirando una ingente cantidad de comida, algo intolerable.
Las cenas fueron a cada cual mejor. Noelia, nos ofreció manjares (sí, he de describirlos así porque lo merecen), y nos pudimos deleitar con ellos, hasta el punto de tener que repetir de algunos.
Las almejas en salsa de Roxos, las zamburiñas o el guiso de pulpo, para nosotros fueron especialmente reseñables, pero los chipirones para chuparse los dedos hicieron honor a su nombre.
Las croquetas caseras estupendas. Seguro que el mismo Alberto Chicote repetiría.
También probamos empanada de pulpo y carne. La primera buena y mucho, pero la segunda… con decir que nos tuvimos que llevar una entera para el viaje de vuelta, imaginad como estaba.
Postres caseros, flan de castañas, la tarta de almendra, tarta de mousse de higos, la tarta de queso y los helados.
En toda la comida estaba ese sabor que antaño tenían todas las buenas cocinas y que es el que quieres para tus platos. Ese sabor que se da por unas manos que tratan de cocinar para que disfrutes de los sabores y el momento.
Como todo fin de viaje, nos fuimos con pena, por dejar a estos nuevos amigos a los que hemos conocido y tan bien nos han tratado, pero con ganas de poder volver más pronto que tarde.
Gracias a Fátima, José y Noelia por dedicarnos vuestro tiempo y esfuerzo para que pasáramos unos maravillosos días.
PD: Un detalle importante, nuestro perro, un pastor alemán adiestrado de 40Kg., estuvo en todo momento con nosotros durante los desayunos y las cenas, pudiendo...
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