La Real — Restaurant in Urueña

Inmejorable. He comido en pocos sitios en los que sientas que los platos son de verdad saludables. Y no me refiero a la moda de la comida "healthy", llamada así por llevar un poco de verdura, alguna fruta exótica y una cantidad ingente de alimentos poco saludables. No, me refiero a una comida confeccionada con cariño y unos ingredientes sencillos que hacen que se convierta en un verdadero placer. Comenzamos con una torta de queso de la tierra con un sabor que ya quisieran muchos quesos franceses de renombre y fama. Templada, como debe ser. Y para acompañarla una buena ensalada de lechugas, rúcula, queso feta, aguacate y mango, aliñada a la perfección para que los sabores tuvieran entidad. Para continuar un pollo con verduras a la parrilla y cuscús. El pollo tierno y sabroso con esas verduras sencillas (pimientos, champiñones, judías verdes) a la parrilla y ese cuscús con un ligero toque de limón... estupendo. Y unas albóndigas de ternera que estaban exquisitas. Se deshacían en la boca y estaban rellenas de verduras, y con una salsa a base de tomate natural... de toma pan y moja. Como las raciones son justas y ni sobra ni falta, nos decidimos a pedir postre. Una tarta de queso con mermelada y un bizcocho de chocolate con avellanas. La tarta de queso estaba dulce sin empalagar, contrastando con el sabor de una mermelada casera 100% y complementada con una base de galleta crujiente. Deliciosa. Y el bizcocho de chocolate tenía una capa de chocolate caliente por encima, era esponjoso y tenía sorpresa: avellanas molidas y enteras dentro del bizcocho. Un pecado de rico que ya estaba. Y con todo esto no me he sentido pesado ni lleno, lo cual indica unas materias primas excelentes y un modo de aliñar y cocinar de los de toda la...

¡Mi experiencia en este restaurante fue absolutamente maravillosa! Desde el momento en que entramos, el ambiente cultural nos envolvió con una cálida bienvenida. La decoración es impresionante, llena de objetos antiguos meticulosamente dispuestos que evocan recuerdos y capturan la esencia de tiempos pasados, cuidados hasta el más mínimo detalle.

La comida, simplemente deliciosa. Las verduras asadas eran perfectas en textura y sabor, destacando entre los platos. El pato estaba cocinado a la perfección, jugoso y lleno de sabor, haciendo cada bocado una delicia. Pero los postres fueron los verdaderos protagonistas: el postre de chocolate y el helado casero nos dejaron completamente fascinados, cerrando nuestra cena con broche de oro.

Además, el trato de los propietarios añadió un toque muy especial a nuestra visita. Su atención y cuidado en el servicio reflejan su pasión y dedicación, lo que sin duda contribuye al encantador ambiente del lugar.

En resumen, este restaurante no solo satisface el paladar con su excelente cocina, sino que también deleita el alma con su atmósfera rica en cultura y su cálido servicio. Definitivamente es un lugar al que volveremos y que recomendamos...

Un local francamente bonito situado en un patio interior que te traslada a otra época. El problema es la comida en sí. Una carta muy corta, lo cual no necesariamente ha de ser un problema, pero con un elaboración poco cuidada. Los entrantes son escasos y poco variados. Básicamente torta de queso y patés. Como plato principal pedimos unas albóndigas. Escasas e insípidas. Casi todo el plato compuesto por arroz basmati pasado (lo cual tiene su mérito) y pollo al curry. También escaso y acompañado por el mismo arroz. Parece que no conciben otro acompañamiento. Los postres, en cambio, muy ricos. Una tarta de queso y de chocolate muy ricas, salvo el helado de acompañamiento lleno de cristales de hielo (fruto de un proceso de descongelación y nueva congelación). En resumen ; local precioso y buenos postres. El resto; escaso y...