Llegamos a Las 3 Bellota animados por las reseñas en este medio y por la posibilidad de un buen chuletón. Reservamos por teléfono, aunque cuando llegamos estamos solos porque somos de comer temprano (14:00). Nos ofrecen un menú variadito y atractivo por 16€, pero estamos más al tema chuletón. Así que optamos por ir a la carta y nos ofrecen una ensalada de cositas de mar y un chuletón de 1,2-1.5Kg (somos 3 personas). Aún así, pediremos una ración de cazón (4€) y croquetas de la casa (6uds- 7€), una de chipirones plancha (8€) y media de jamón ibérico (6€). Para beber nos ofrece una botella de Emilio Moro (28€), pero hemos venido a jugar 😉. Nos ponen unos trozos de pan rústico caliente (supongo que tras descongelar, no parece del día) que nos cobrarán a 1€ por trozo. Nos obsequian con un plato de lomo embuchado por cuenta de la casa mientras esperamos. Los chipirones (5 uds) vienen acompañados de flores de mayonesa. La ensalada está alegre de vinagre, pero sin hacerte llorar. El jamón no es jamón, es paletilla. Un poco pasada de sal pero bien de sudor y de sabor. Pero no nos emocionemos; es evidente que es de supermercado, no está recién cortada sus formas perfectamente regulares y cierto sabor a plastiquillo🤷♂️. El cazón está perfecto, con su temperatura crujiente y el toque adecuado de comino en el adobo. Las croquetas están un poco sosas a pesar de ser de, aparentemente, huevo y jamón. El chuletón (finalmente 1kg) viene troceado y con guarnición de patatas, verduras con gabardina y pimientos poquillo. Nos comentan que la pieza de chueltones se compra con 20 días de vejez y luego se madura en cámara especial durante un par de meses. Se nota el cuidado especial de esta carne. Rebaño hasta el hueso del chuletón (veníamos a eso) así que me quedo satisfecho. Nos ofrecen unos minibombones helados (6) para finalizar que nos cobrarán a 3 euros. Pido un café solo para finalizar. Realmente la atención ha sido exquisita por parte de quien nos hizo el servicio y esa parte merece 5 estrellas. Vamos a ver la parte de dinerito (para 3 personas, no lo olvidemos):123€ (41€...
Read moreEstábamos de paso por Valladolid y tras consultar a Google nos decidimos por este bar, nada más entrar te dan un Post It y un lápiz para que apuntes lo que quieres pedir, tienen una pizarra con todos los pinchos y sus precios, casi todos a 1€.
Lo primero decir que los "pinchos" no son un trocito de pan con algo encima, son medios bocadillos con un pan muy rico y gran cantidad de relleno.
Mi hija se decidió por un pincho de jamón, que por cierto cortan a mano y en el momento, nosotros probamos los creps ( el peor de todos los probados), el de morcilla y cebolla caramelizada muy rico, unas patatas con salsa de roquefort y otras con huevo roto y jamón (3€) para ser patatas congeladas no están nada mal, una riquísima tortilla de camarones, un par de pinchos de jamón y otro de panceta y queso, la verdad que estaba todo muy bueno y lo más importante hecho al momento.
Todo lo que probamos tenía una calidad superior a la esperada, excepto el queso, utilizan tranchetes ( que ni siquiera es queso) en lugar de un buen queso, quizás deberían subir un poco el precio de los pinchos que llevan queso y dar un producto de calidad.
Muy destacable la variedad de vinos a muy buen precio, hay sitios donde la comida está bien de precio y luego te cobran las bebidas a un precio desorbitado, no es el caso, nosotros pedimos un refresco y 4 vinos.
Volveremos con la intención de probar el resto de los platos de la pizarra, el total de la...
Read moreNO APTO PARA CELÍACOS. Muy disgustada con la experiencia: llamamos para reservar y avisar de que una de las personas era celíaca, a lo que se nos respondió que no había problema. Cuando llegamos, recordamos el hecho y el camarero nos dice que no tenía idea de esto, y manda a otra camarera a por pan. Me plantean un menú “especial” de ensalada, chipirones y carne, sin entrante, croqueta, pescado ni postre. Como alternativa, un platillo de jamón, dos chipirones extra y un café. Ningún tipo de control sobre alérgenos: el pan sin gluten hecho en el horno, sin bolsa, yo teniéndole que explicar al camarero los alimentos que pueden contener gluten y él diciéndome que lo mire yo (vinagre de módena, helados, y ya con la mayonesa ni me he molestado en preguntar y me he abstenido de comerla). Y a todo esto, el súmmum: “Pero, ¿esto es tan grave? Si yo tengo el azúcar alto y de vez en cuando me como un dulce y no pasa nada, hay que ser un poco más flexible.” Todo el rato diciéndome que estaba comiendo súper bien (que tendré que decirlo yo, supongo) e insistiendo en el menú “especial” (ver a los demás comer un pescado y un postre mientras tú sonríes, experiencia VIP). Como me espero una posible respuesta a esta reseña diciéndome que se me ofreció como alternativa al postre un café, me adelanto: no, no quiero un café, pero qué menos que una triste fruta, un helado o una disculpa, igual que se ha...
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