Me llamó la atención la cantidad de comentarios positivos que tiene este lugar. Quizás he tenido la oportunidad de probar diferentes opciones en otros sitios y eso me permite compartir una visión más objetiva, o tal vez muchos se dejan llevar por el ambiente.
Mi experiencia: El espacio es realmente atractivo, un rooftop con un estilo porteño bien logrado, decoración cuidada y mesas cómodas. La atención también merece un reconocimiento especial, el personal fue atento, con una muy buena disposición y atención a cada detalle. Nos ofrecieron agua de cortesia para ir tomando, lo cual me pareció bien.
La comida: Acá es donde, al menos en mi caso, la experiencia se desdibuja. Cuando nos sentamos, nos explicaron que los platos eran abundantes, por lo que recomendaron que para cuatro personas con dos entradas, dos principales y dos guarniciones sería suficiente. Con esa sugerencia, uno piensa que el precio elevado está justificado por la cantidad. Sin embargo, no fue así, las porciones resultaron pequeñas y, al final, nos quedamos con hambre.
Te traen una compotera chiquitita, con un par de papas fritas de supermercado (esas que ponen en los cumpleaños de chicos), lo que ya nos llamó la atención porque desentonaba con el ambiente, los precios y el tipo de restaurante. Nada mas. Como que uno esperaría panes diferentes, hummus, berenjena ahumada..algo.
Además, la espera para recibir la comida fue bastante larga. Las entradas tardaron aproximadamente 40 minutos y eran de tamaño reducido. Los platos principales tomaron otros 40 minutos más en llegar, sin ningún tipo de aperitivo o detalle para amenizar la espera. Entiendo que un plato bien preparado puede tomar tiempo, pero la combinación de porciones pequeñas y largas esperas solo acrecentaba la sensación de hambre. Pedimos lenguado y entraña; si bien estaban bien, no hubo nada destacable en ellos, ninguna sorpresa en sabores o presentación que te haga pensar "esto está realmente rico."
Para que se hagan una idea del tiempo, llegamos a las 19:55 para el turno de las 20:00 a 22:00, y recién nos trajeron el plato principal a las 21:20.
Al final, terminé comiendo dos panes enteros (algo que no suelo hacer) para sentirme satisfecha.
Los postres: Acá hubo una luz al final del túnel: el postre "Sueño de Dulce de Leche" fue realmente espectacular, a la altura de lo que esperaba en cada plato del menú por el lugar y el precio. La creme brulee estaba correcta, pero nada fuera de lo común.
Como detalle final, comentamos que estábamos celebrando nuestro casamiento y nos sorprendieron con unas copas de champagne de cortesía, un gesto que se agradece y que habla bien del lugar.
Varios en las opiniones dicen que el baño es buenísimo, que vayan a verlo. Les juro que pienso que fueron a otro lugar. Es un baño chiquito con un par de espejos.
La cuenta final fue de $174.000 por dos entradas, dos principales con dos guarniciones, dos postres, tres latas pequeñas de gaseosa (te dan latitas chiquitas) y un cóctel (con un 30% de descuento). Un precio considerable, en el que la ambientación y la atención del personal estuvieron a la altura, pero en términos de calidad y cantidad de la comida, no justificó el valor.
En conclusión, el lugar es ideal si se busca un ambiente atractivo y una atención esmerada, pero si lo que esperas es una experiencia gastronómica memorable y abundante, en mi caso,...
Read moreLo único remarcable de Furia, es que el restaurant está bien ambientado y tiene una buena vista. A diferencia de otras eminencias gastronómicas de la ciudad la recepción al restaurant es desanimada, la falta de una atención ya sea una copa de espumante (Sarasa), un vermouth (Angkor), una copa de algo (lo de tata), o un amuse buche (como las anchoas blancas de lo de Fran) es evidente en los primeros 5 minutos de servicio.
Tal vez esto podría pasar desapercibido si los meseros hablaran del lugar y expliquen el concepto en vez de presentarte una tablet con un código QR para escanear la carta con tu propio teléfono (forzar al cliente a usar el teléfono y desconectarlo inmediatamente de la experiencia en el lugar). Los restaurantes que tal vez intenta emular de las grandes ciudades como Londres (donde he comido en más 50 restaurantes de alto nivel y muchos de ellos con estrellas Michellin) retornaron a las cartas físicas tan pronto como terminada la pandemia, en Furia tenes que incómodamente enfocar la cámara en la tablet que el mesero sostiene delante de él. (¿Hay algo más insalubre que ser forzado a manipular el teléfono mientras se come?).
La coctelería mientras prometedora, no entrega lo que pretende. Lleva más que usar frutas disecadas y clara de huevo el hacer un trago original. Los nombres de los tragos prometen, los ingredientes ilusionan, y el resultado es algo olvidable.
Siempre sostengo que la panera es determinante de la calidad del lugar, la carencia de una manteca para acompañarla es tan inexcusable como la pobre selección de vinos por copa de la carta. En una época donde Coravin existe, no hay excusa para tan pobre oferta. La carta de vino es digna de un supermercado mayorista.
De entrada el calamar asado fue delicioso, y es el único plato que honestamente puedo elogiar.
El pedazo de vacío olvidado en la esquina de una parrilla levantada después de una cena familiar, tiene más carácter que la laja de carne, que si tuviese Denominación de Origen sería Atacama, servida como principal. El vacío fue digno de un programa de conversión vegano donde poco a poco te van sirviendo peor carne hasta que la abandonas totalmente, en este caso la “penca de vació” sería el último paso. Después del primer bocado aborde la próxima pieza con reserva, ya que temía encontrarme con las bolsitas de silica que suelen ponerse para depravar a un producto de su jugosa humedad. También ausente alguna criolla o chimichurri acompañante.
Los morrones asados, no estaban “charred”, parecían morrones en vinagre, con una papa hervida arriba y con la intensidad de sabor de una bocanada de aire con aroma a morron.
El servicio deja aún más que desear, no solo fue olvidada nuestra orden del principal, al llegar el vacío disecado que fue servido, y al manifestar la queja, nos fue cuestionado porque no lo avisamos antes así lo podían cambiar, mientras que nos recordaban que solo nos quedaban 20 minutos del turno acordado. Procedieron a traernos la cuenta sin pregunta y despacharnos para así poder decepcionar a la próxima mesa.
Simplemente no...
Read moreUn lugar prefecto para pasar un momento único, con una vista increíble, ambientación, comida y atención Desde nuestra llegada a la recepción del edificio hasta salir nos hemos sentido muy a gusto y cómodos La recepcionista nos indicó muy amablemente como llegar al piso 9, la moza nos presentó las distintas posibilidades que teníamos aparte de la mesa que reservamos, también nos aconsejó sobre los tragos y la cena, incluso el barman se presentó para explicar su trago de autor, y en varios momentos nos sacaron los platos ya terminados, al retirarnos, el chef junto con sus ayudantes nos saludaron, lo cual quedamos gratamente impresionados por todo el trato recibido en los diferentes momentos toda la noche Elegimos la barra que esta sobre los vidrios de la terraza (en esta época del año techada) y aunque podíamos en cualquier momento volver a la mesa que ya habíamos reservado nos sentimos muy a gusto allí Pese a ser una barra, no es un lugar incómodo para comer, las sillas altas son muy cómodas y confortables, las velas crean un ambiente romántico y la vista es soñada, nos tocó una noche de luna llena, de fondo la torre de agua y sobre la calle Olavarría un carte luminoso llamativo La comida es exquisita, pedimos "Lomo Bourguignon" para compartir, este plato contiene hongos, papas, panceta y una salsa agridulce, todo acompañado por panes caseros de diferentes tipos, y que fue, un excelente acompañamiento para la salsa De postre, pedimos una "Tarta de Limon" (Lemon Pie) y "Sueño de Dulce de Leche" (Flan de Dulce de Leche) ambos con una bocha ovalada de helado (de Chocolate para la Tarta y de Americana para el Flan) Quizá el único punto discutible es que tienen pocas elecciones de platos, todos son para compartir y no tienen variedad mas alla de la carne, como ser pastas o pescados (unicamente trabajan con la pesca del dia que es un filet con agua bendita, sin salsa ni guarnición), este punto, fue el más discutible para tomar la calificacion final El lugar que elegimos para quedarnos a comer por propia elección y con posibilidad de cambio (la barra sobre las ventanas) tenía poca luz, por lo cual no se podia apreciar los detalles de los tragos o elaboración de los platos de comida o postre, por otro lado, generaba un ambiente tranquilo y romántico Los precios sabíamos de antemano que serían elevados, pero es acorde al lugar, atención, gastronomía y tragos ofrecidos, sin embargo, nos pareció caro Para comer se debe reservar previamente por la aplicacion Woki, si solo se quiere ir a tomar algo no es necesario, pero únicamente estará disponible el sector de barras En nuestro caso en particular, fuimos un miércoles, el cual la demanda de clientes era baja y teníamos libertad para quedarnos el tiempo que quisiéramos e incluso cambiar de lugar, pero tengo entendido que se manejan por turnos de dos horas, algo que, si uno quiere estar distendido y relajado no sería este el caso La realidad fue que no le encontramos ningún punto negativo y la pasamos más que bien Super recomendable para...
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