Soko Teppanyaki By Nama — Restaurant in Delegación Epigmenio González

We arrived at Soku for a birthday. Let's start by saying that the place feels very comfortable and the atmosphere is pleasant and fresh. Upon arrival, the girls greeted us very friendly and showed us to our table. The waiter cordially introduced himself and pointed out the QR code where we could check the menu. Here comes my first observation: the QR code, while modern, isn't the most convenient way to choose your dish, as the field of vision is very limited. We had a hard time getting two physical menus. Also, although the surrounding atmosphere was impeccable, several of us were greeted with chipped and broken plates (photos attached). This seemed in very poor taste to me: what message are they sending to their guests with this?... consider it. We each ordered our own dishes, and we all had to start eating after one of a family member's dishes arrived 30 minutes after the others: This was quite disappointing, as it was also a salmon that arrived raw in the center. I must also say that everything else was quite good and the presentation of the sushi was excellent. In the end, I must say the manager realized this and offered us an apology and a complimentary pastry, which we appreciated. However, I do consider these points critically improvable, and I know they will because the manager displayed a grieved, apologetic attitude, fully intent on making up for the bad experience. We will return, and I hope this time I will give a...

Soy muy fan de Nama; pido delivery y voy bastante seguido, la calidad es inmejorable. En base a esto, decidimos ayer otorgarle la noche a probar Soko, ¡la peor decisión de la semana! Para empezar, las hostess no tenían comunicación entre ellas y nos preguntaron lo mismo. Nos tuvieron esperando en una barra que, si bien es linda, estaba llena de latas de refresco—claramente fuera de lugar—y presentaba un desorden entre vasos y utensilios de mixología esparcidos; sinceramente, parecía el spot de almacenamiento.

¿Lo peor? Estábamos apretadísimos entre una mesa y la barra, donde ni siquiera nos atendieron. ¡No nos ofrecieron ni un solo drink! Tuvimos que hablarle a un bartender, que no estaba dando la espalda en otra barra, para que nos sirvieran la primera ronda de drinks.

Nos armaron una mesa improvisada, apretada en un rincón, donde la mesera nos tenía que pedir permiso cada vez que tenía que llegar a la estación de servicios (ella y yo, claramente, ya éramos las más íntimas, pq me tocaba el hombro, la espalda a cada rato).

Y bueno, entre la mesa —que era para 2, y donde éramos 4—, que estaba a 1 cm de la lluvia, entre cajas, la barra y la mesa de servicio de meseros, aún teníamos la intención de darle una oportunidad a la coctelería y, sobre todo, a la propuesta culinaria del lugar; sin embargo, salimos muy, muy decepcionados.

Cuando, en fin, toman nuestra orden, después de muchos “yaaaa casi voy”, “ya merito”, pedimos para tomar un W JINJA (17/20), dos Calpis (20/20), dos sakes de la casa (19/20), ICHIGO (17/20) y PINKU (16/20), que fue, primero, traído a la mesa como una naranjada??? Y, aunque sí podría escribir sobre cada drink, eso no es interesante, porque tan solo es mid: ni bueno, ni malo, solo meh.

De entrada, pedimos una selección de 8 nigiris para compartir al centro, junto con un rollo Kisanda y un Maguro Karai. No tengo palabras para explicarles lo feo que estaba ese arroz; sinceramente, no sé si fue eso lo que impidió una montura correcta del nigiri, pero qué impresión: la mala calidad de la comida que estaba sobre nuestra mesa (en la cual, repito, apenas cabíamos).

Ni siquiera tuvimos la oportunidad de pasar al plato fuerte, de lo repugnante que fue nuestra experiencia. De manera integral, mientras éramos empujados por los meseros que querían pasar, la mesera en particular nos explicaba cómo la máquina se había trabado y que, por eso, llevábamos más de 50 mn esperando las miserables entradas. ¿Qué máquina? Nos preguntamos todos.

Los rollos estuvieron mid; estábamos ya tan néfasteados que, sinceramente, no hubo oportunidad de degustarlos con amor ni con gusto, porque estábamos en una mesa con platos y vasos sucios de la primera ronda. No estaban horribles, pero ni cerquita de valer sufrir esa experiencia y por ese precio!

Mínimo, si hubiéramos podido platicar, tener una charla amena y disfrutar algo—la platica y el drink, mínimo—, pero fue imposible, cuando tenías a meseros interrumpiendo cada dos segundos para moverte porque tenían que pasar. ¡Imposible platicar, imposible estar a gusto!

A mí me queda muy claro que su problema es ser un restaurante que le preocupa más ser aesthetic que ser rico.

Y ni una ni otra les sale. La pésima coordinación y lo lleno del lugar les impidió dar un servicio correcto, y, lamentablemente, darle importancia a cosas que no son el enfoque de los valores correctos lleva a ni siquiera poder concluir una velada y a tener que irse a...

I believe this concept is completely different from the teppanyaki restaurants I’ve known in Mexico, especially in the Bajío region. It’s a place that aims to stand out by creating an atmosphere that contrasts with the overly pretentious and formal style we typically see in teppanyakis. As for the food, I think they’ve done an excellent job blending authentic flavors with Mexican influences—the fusion of flavors is absolutely outstanding and unique.

Unfortunately, I wasn’t able to upload photos, but I enjoyed teppanyaki tacos, a delicious salmon dish, rolls, nigiris, sashimis, and a cookie that doesn’t have a strong matcha flavor but is absolutely delightful. Another great aspect is that even if you’re not a fan of Japanese cuisine, you can still come here and enjoy other options from the menu.

I’ve heard they’ll soon be introducing a salt-crusted fish dish, and we eagerly await this new addition to the menu. The ambiance is great, but the service could improve slightly in...