Desde el momento en que pones un pie en este rincón gastronómico, es evidente que aquí la prioridad es la calidad y la limpieza. Aunque su ubicación es casi a ras de calle, el lugar sorprende con una pulcritud impecable, desde el mobiliario hasta la cocina abierta, donde cada platillo se prepara a la vista de los comensales. En un restaurante de mariscos, donde la frescura y la higiene son innegociables, este detalle inspira confianza absoluta.
La experiencia comienza antes de cruzar la puerta. El "viene-viene" se esmera en recibirte con cortesía, siempre con una sonrisa y atento a cada detalle, porque sabe que un buen servicio merece recompensa.
Dentro, la recepción es amable, aunque sobria; sin excesos de efusividad, pero con eficiencia y seriedad.
Una vez en la mesa, el primer bocado es cortesía de la casa: una quesadilla de cazón frita, servida caliente y generosamente rellena. El crujido inicial anuncia la calidad del producto, mientras que el sabor confirma que aquí no se escatima en ingredientes ni en técnica. Un aperitivo que, más que un gesto de bienvenida, es una declaración de principios: aquí se cocina con maestría.
La carta es sencilla, pero precisa. No hay rodeos ni excesos; cada opción es una apuesta segura, garantizando que cualquier elección será un acierto. Sin embargo, si algo puede mejorarse, es la atención de los meseros. El personal se mueve con energía, pero en ocasiones la rapidez no se traduce en eficiencia. No es una falla grave, pero si hay un punto a trabajar, sería ese.
La espera para recibir los platillos es breve, lo que denota organización y experiencia en la cocina. Aquí no hay largas esperas ni excusas, solo buen ritmo y coordinación. La recomendación es clara: acompaña la comida con un vino blanco nacional. Aunque el servicio de bebidas puede tardar un poco, por menos de $400 pesos obtienes un maridaje más que digno, realzando los sabores de cada bocado.
Ahora, lo verdaderamente importante: la comida.
La calidad de los mariscos es sobresaliente, con un sazón consistente que nunca decepciona. Visites las veces que visites, el sabor es el mismo o incluso mejor. La frescura es innegable y las porciones son más que generosas.
Mi selección habitual nunca falla: un filete perfectamente cocinado, una empanada crujiente, un cóctel equilibrado en acidez y frescura, y una mojarra en su punto. Cada platillo reafirma por qué este lugar se ha convertido en un favorito recurrente.
Y cuando llega la cuenta, la sorpresa es grata. Los precios son justos, pero más que eso, son una ganga considerando la calidad de la comida. En cualquier otro establecimiento, la misma experiencia costaría el doble. Aquí, cada peso gastado se traduce en satisfacción plena.
El único punto agridulce es el cierre temprano. Un buen ron para rematar la experiencia sería ideal, pero entendemos que todo lo bueno tiene su límite.
Veredicto final: 10 de 10. Una joya gastronómica que nunca decepciona. Un lugar donde el sabor, la calidad y la honestidad en los precios hacen que siempre...
Read moreFui por recomendación de un video y la verdad si están frescos los mariscos, hay que reconocerlo. La calificación que dejo es por varias razones: La porción de los cócteles de mariscos y vuelve a la vida se me hace poca en comparación al precio. Las empanadas hasta en la viga, ya sea nueva o vieja te las dan preparadas, acá esta rica la masa pero te la dan así, salida de la freidora, solo te dan una mamita de mayonesa para que le pongas. Las cervezas cuestan lo mismo que en cualquier restaurante de gama media, solo que acá te dan la "ampolletita" Todos sus platos son de melamina y muy descuidados, con cuarteaduras, rayones y despostillados. Los montajes son de carcelero, el pulpo todo aventado en el plato, sin estética, los sabores son muy buenos, como para arruinarlo en la loza y el montaje. Fuimos a comer 4 personas, 3 refrescos, 1 cerveza, media de ostiones una empanada, un plato de pulpo, 1 vuelve un cóctel de camarón y una mojarra ( 1 plato por persona, 1 bebida y una entrada compartida) la cuenta fue de $1200, $300 por persona. Me cuesta lo mismo ir al Fishers, un lugar con no sólo comida buena (los mariscos luego no son tan frescos, hay que reconocer) , sino cómodo, estéticamente más agradable, donde se preocupan por los cubiertos, loza mobiliario, cartas, en general un concepto más cuidado. No sólo vale lo fresco de los mariscos( que son súper frescos debo admitir), sino la experiencia que nos deja al ir a comer con la familia.
Tienen su propia salsa picante que le ponen a los platillos y les da un toque diferente a todos los demás puestos de calle en donde todo sabe a catsup y Valentina.
El servicio, súper atentos, la comida servida muy rápida, literal ni 12 minutos y teníamos todos los platillos, mojarra incluso.
Me gusto ir para conocer, pero no vuelvo , el toque diferente de sabor no me es suficiente para volver a un lugar que en loza, montaje y ambiente es más parecido a local de calle que a un concepto completo, yo en lo personal lo comparo a una cadena de renombre porque me sale prácticamente lo mísmo pero en un lugar más cercano...
Read moreWhen putting the looks of this spot aside, the place is really great. The pro's: pricing was good, food was tasty, place was clean, service was nice and quick. Cons? The restaurant is a bit noisy, has no wifi, and the neighborhood isn't exactly nice.
We got inside the restaurant and ate in about 35 minutes. We ordered this and overall prayed $445 pesos (before tip). Placing this at about $222.5 per person.
2 mini quesadillas (complimentary) Tostada de atún $145 Tostada de ceviche de pescado $130 Empanada de Jaiba...
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