Enchiladas De Residencial — Restaurant in Nuevo León

Pues miren... La comida: esta rica, me pedí mixta para probar ambas y pues están buenas, le echan mucho queso a las enchiladas y esta rico su sabor, tmb le echan mucho guacamole a las flautas. Un detalle es que las enchiladas no llevan lechuga, como no? Esas tmb llevan, a todo lugar que he ido de antojitos, te sirven lechuga, pero bueno. Lo que no me gusta es que literal el guacamole no sabe a nada, tienes que ponerle sal, entiendo que es para que quede al gusto de cada cliente pero, no es la misma experiencia a cuando no sabe a NADA. Me encantó que te ponen un tazoncito con chiles toreados cuando otros lugares te dan uno por plato. Las papitas y zanahorias sabían ricas pero no super deliciosas. El servicio: como primeriza llegué, observé y al identificar que te anotabas para comer ahí, pues lo hice. Te dan un disco que vibra y suena cuando es tu turno y gracias a eso puedes ir a sentarte al parque. El ambiente: una vez que es tu turno, te indican la mesa que te corresponde, tienes que pedir primero en caja, te dan otro turno y unos cupones de refresco para la hora de comer.

Honestamente conozco mejores antojitos que estos, donde el guacamole si tiene sabor. Las enchiladas están ricas pero descompensa el nulo sabor del guacamole. La salsa casi no pica.

La cuenta entre 3 personas fueron 550 con 3 órdenes, 3 Refrescos u 3 guacamoles.

Al final solo nos comimos un guacamole.

Tiempo de espera como 1 hora, mitad y mitad, afuera y dentro del...

Las Enchiladas de Resi: Un Festín Terrenal en el Corazón de San Nicolás

Algunos lugares no buscan deslumbrar con vajilla fina ni decoración nórdica. Resi, por el contrario, se entrega sin pudor a lo esencial: sabor, porción y eficiencia. Y lo hace con una convicción admirable.

Volví tras años, esta vez acompañado por alguien que jamás había probado sus ya célebres enchiladas. Tuvimos suerte: sin filas, sin espera. Casi un milagro para un sitio donde usualmente hay que pelear mesa como si fuera día de feria.

El interior, austero hasta el tuétano, no pretende impresionar a nadie. Sin ventilación destacable y solo efectivo aceptado, contrasta con la zona de clase media alta que lo rodea. Tal vez por eso gusta tanto: les da ese baño de pueblo que tanto anhelan entre semana.

Pero hablemos de lo importante: la comida. Las enchiladas —generosas hasta la exageración— son un abrazo bien dado. Yo, que peso más de 100 kilos y mido 1.80, quedé plenamente satisfecho. El precio, casi una anomalía en estos tiempos, es justo. Muy justo.

El servicio es rápido, aunque poco sonriente. Aquí se viene a comer, no a hacer amigos. Y se agradece: uno quiere antojitos bien hechos, sin demora, y salir rodando poco después.

¿Lo recomiendo? Por supuesto. No por lo que pretende ser, sino por lo que es: una apuesta segura, honesta...

Siguen con su pésimo servicio más de una hora para entregar tu pedido Aunque es muy rica la comida tiene el gran e inmenso inconveniente de la demora en entregar y es que, es dentro de una casa el negocio enfrente del parque de la colonia residencial Anáhuac... No cuenta con estacionamiento y donde poder estacionar y este solo es uno de cuando menos tres grandísimos problemas de querer comprar comida aquí, por el espacio de la calle y la hora en que abren ya hay gente corriendo en el parque que estaciona sus vehículos del lado del parque, del lado de las casas no te permiten estacionar los vecinos, vueltas para encontrar donde estacionar, llegas y haces fila para ordenar alrededor de 15 a 20 minutos la fila, al ordenar te dicen que en 50 minutos te entregan tu comida y demora más de una hora en entregartela porque están recibiendo pedidos de las apps y entregandolos, porque tambien están entregando pedidos que les hacen directo al lugar, entregando pedidos de los que llegan al lugar y ordenan, y pedidos de los que llegan a comer ahí es un total caos de filas y gente esperando sentada frente al negocio en el parque y...