Reza la frase popular "Ir a Veracruz y no pasar al Café de la Parroquia es como no haber ido a Veracruz" un icónico sitio del puerto, con vista al malecón de Veracruz que resguarda la zona portuaria; desde los ventanales y los portales de este famoso restaurante es posible ver los buques que llegan de día y de noche mientras se disfruta de un desayuno, la comida o cena reconfortante acompañado de un famoso y riquísimo café lechero, entre el bullicio de los comensales, así como del ir y venir de meseros, se escucha de fondo el tintineo de las cucharas en los vasos, que esperan ansiosamente al mesero con la leche que dará el toque final al famoso café del puerto, una tradición que se debe replicar casi de forma obligada al visitar este lugar para apreciar el breve (pero imperdible) espectáculo, de ver caer la leche caliente a una altura calculada de forma precisa, desde una jarra plateada de cuello delgado hacia el vaso con café, produciendo un delicada espuma y exacerbando el aroma del café, el sitio, conserva su estilo clásico, con un ambiente que puede ir acompañado de marimbas, bailarines enfundados en traje típico jarocho amenizados de jaraneros mientras recorren las mesas del restaurante o de algún buque haciendo sonar su bocina de niebla, un restaurante con precios no tan económicos, pero tampoco privativos puesto que existe un buen equilibrio en relación al precio y su comida, el menú es variado y se centra en comida típica o tradicional, por lo que no existe el concepto gourmet, el servicio es bueno, atento, aunque por ratos puede ser lento sobre todo cuando hay alta demanda de los comensales, en temporada baja es posible encontrar mesa siempre, sólo basta entrar y sentarse en alguna mesa disponible para comenzar a ser atendido, sin embargo en época de vacaciones, puede existir fila de espera por lo que si se es paciente, es posible disfrutar de este lugar imperdible. Lo recomiendo totalmente ya sea como visita de primera vez o como paso recurrente en cada visita al puerto. En lo personal considero el lugar como un referente del puerto, sobre todo por ser un sitio de mucha tradición para residentes y visitantes, en mi ultima visita fui atendido de forma rápida y de acuerdo a mis instrucciones, el tiempo de espera para recibir la orden fue de alrededor de 15 minutos, mientras que la estadía es libre, las porciones de sus platillos son suficientes para satisfacer el hambre o antojo del momento, el lugar es ideal para toda la familia y durante la estancia se preocupan para ver que todo este en orden o verificar que tu orden haya sido tomada, sin duda el servicio esta a la altura del lugar, sólo no esperen servicio especializado o de alta cocina.