La experiencia no fue nada agradable. Estuvimos esperando 45 minutos desde que nos trajeron la bebida hasta que llegaron los platos. Preguntamos por cuánto tiempo tardarían en servirnos y nos dijeron que llevaban atraso y preguntarían en cocina, en cambio, no nos dijeron nada tras ello y tuvimos que preguntar a otro camarero obteniendo una respuesta similar. Cuando llegaron los platos fue una decepción total. Habíamos elegido uno de los platos del día, ya que las horas que eran, el otro estaba ya agotado. El plato era bastante sencillo y escaso para costar 11€. Constaba de una ensaladilla rusa muy sencilla, en la que la patata y la zanahoria estaban duras, y luego las pataniscas de bacalao (únicamente tres trozos) llegaron fríos. En definitiva, muy mala relación calidad-precio y cantidad-precio.