Pension Ramonetero — Restaurant in Águilas

Recientemente reformado y rebautizado como Ramonetero Experience, este local ocupa los bajos de la pensión homónima. Situado a una cierta distancia del centro neurálgico de Aguilas, la verdad es que sorprende, tanto por su estilo y decoración como por su carta. Ésta se resume en un folio, y nos ofrece entrantes, arroces, pescados, carnes y asados (estos últimos, solo sábados, domingos y festivos), todo a un precio muy razonable y con un toque de vanguardia. El local, recién reformado, como he dicho, nos ofrece un gran salón en tonos blancos y verdes, con una decoración original, mucha luminosidad y una limpieza perfecta. Lo primero a destacar es el soberbio pan tostado que ponen, acompañado de tomate, sobrasada y ali oli; ya con eso nos quedariamos casi hartos, pero como se trata de probar platos, nos decidimos por un surtido de croquetas (6 en total, de sepia con tinta de calamar, de cabrales, piñones y pasas, de rape y gambas, y una fuera de carta, "pelocho", con boletus, parmesano y un toque muy original de pasta kataifi). De platos principales, ventresca de atún con ajos, solomillo al hojaldre y pata de pulpo a la brasa (cada plato a un precio de 11 €); para terminar, un postre especial, crujiente de Ferrero Rocher sobre base de natillas. De remate, unos chupitos de licor de arroz con leche cortesía de la casa. Con las bebidas, una cuenta de 58,50 €, para tres comensales, lo que consideramos perfecto. Señalar que todos los platos son abundantes, bien presentados y buenísimos. La atención, fantástica y los tiempos de espera, ideales, asi que será parada obligatoria en nuestra próxima...

La pensión diría que nivel medio, estaba aseado, pero... El baño muy pequeño, eché en falta un vide o ducha higiénica, la ventana de la habitación daba a un deslunado oscuro que obviamente la cerramos. 2 gel de ducha y 2 champú en una habitación de 2 personas se queda escaso para el verano y más si no ponen jabón para lavarse las manos. El aire acondicionado hace mucho ruido, no sé si sería solo en nuestro pero era bastante molesto. Muy ruidoso, cada persona que entra o sale de la habitación se escuchan mucho las puertas, deberían buscar alguna solución para que no se golpeen tanto. De igual forma la puerta de calle, se cierra y da unos portazos que se escucha desde la habitación, eso se soluciona fácil. No hay ascensor y aparcar por la zona es misión imposible. Pero bueno, está bastante cerca de la playa, se puede ir andando a todo. Y la cena allí estuvo muy bien, básicamente estaba todo muy rico y no nos pareció...

Este lugar es una joya escondida. Desde que entras, se nota el cuidado en cada detalle: el menú del día es espectacular, sitio súper limpio, claro y bien organizado, lo que ya da una excelente primera impresión. Pero lo mejor comienza cuando llega la comida.

Todo lo que probé tiene ese sabor auténtico de comida casera, hecha con cariño y sin pretensiones. Se nota que usan ingredientes frescos y que cocinan como en casa, con sazón y dedicación. Los platos no solo son sabrosos, sino que también están bien presentados, con porciones justas y a buen precio.

El ambiente es tranquilo, acogedor, y el personal muy amable. Te hacen sentir como si estuvieras comiendo en la casa de alguien que cocina increíble.

Un lugar al que definitivamente volveré. Perfecto para quienes buscan comida rica, casera y en un ambiente...