La Bellota — Restaurant in Almonte

Aunque este bien valorado en google con sus 582 reseñas, os puedo garantizar que mi experiencia fue mala y preguntando en el pueblo no tienen buena fama. Hemos estado lo típico, pareja con hijo, un chaval de 17 años. Nada más entrar parecía que los camareros más que atendernos querrían echarnos, caras largas y un trato muy poco profesional de entrada. Pedimos unas croquetas de jamón, media ración, entran 6 croquetas, él jamón brillaba por su ausencia, eran tan pequeñas que me recordaba a los cumpleaños de los niños, estas 6 croquetas equivalen a una croqueta en Valladolid. Luego m hijo pidió una pizza, para nuestra sorpresa eran del Mercadona y encima estaban como chicles mal asadas. Pedí una hamburguesa normal para compartir con mi esposa, resultado pan congelado y hamburguesa congelada. Nos pusieron unas aceitunas de entrantes y unos panecillos, pero había truco, luego nos cobraron 2.40 €, una estafa. Lo peor cuando me queje que todo estaba vaya, por ser educado, encima el camarero, parecía el jefecillo, me vacilo de mala manera, preguntándome que significa vaya, como que no fuera español y no se hubiera percatado de nuestro mal estar. En fin no lo recomiendo para nadie, ahora empieza lo fuerte del verano y es mejor huir de estos lugares que sólo quieren nuestro dinero y tratar al turista con desprecio. Hay bares y restaurantes muy buenos en Matalascañas pero desde luego este es el peor que he estado en mi vida, os lo puedo garantizar. Espero que con esta crítica el dueño del establecimiento al menos sepa que tipo de gente está representando su negocio de cara al cliente, lo malo del mal camarero es que pueden hacer quebrar un negocio y quizás esta sea la intención de esta panda de sinvergüenzas. Por cierto, dos cañas, una botella de agua, una pizza mediana, media de croquetas y una hamburguesa, 30€, no es por el dinero, no es caro cuando te ofrecen calidad, respecto y amabilidad, porque estés tres pilares son fundamentales para que el negocio...

Tienen más mesas de las que pueden atender, por lo que el servicio deja que desear, pedimos algunos entrantes, entre ellos aceitunas y jamón, las aceitunas las tuvimos que pedir 4 veces por lo menos, para que luego el camarero se parase en la mesa de al atrás a lanzar indirectas de mal gusto (criticando la situación mencionada en voz alta) , por lo visto se llevaba bien con la mesa de atrás, el jamón nunca llegó... Y pretendían traerlo después de los platos principales, los platos principales parecía que no iban a llegar nunca, cuando llegaron, tan sólo fueron 2 de 5 (uno de ellos se equivocaron de plato) los cuales terminaron de comer antes de llegar los demás. Cuando le dije al camerero que quería la hamburguesa con solo carne, lechuga y huevo, me dijo que no tenían (en la carta ponía que contenía huevo) y después delante mía sacaron un montón de huevos, tras este conjunto de sucesos decidí preguntarle al camarero cual era el problema, el cual se limitó a discutir en voz alta, sobre que el restaurante estaba lleno, como que nos teníamos que aguantar, fui a pasar una buena cena en familia y salimos de allí con mal sabor de boca, no pienso volver, por culpa del camarero que nos atendió. La cuenta fueron 59,20 por 3 pizzas individuales, una hamburguesa, un...

A pesar de llamar con días de antelación para reservar y de numerosas veces de ir allí, siempre nos sientan en las últimas mesas. Solo sientan en el primer reservado a sus conocidos. Este sitio antes no era así, se ha ido degradando con el tiempo. En cuanto a la comida, decir que la berenjenas rellenas llevan tomate frito de bote y malo, que las pizzas son cada vez más pequeñas, que la carne no está muy allá, que las almejas marineras son escasas y faltas de sabor y buen hacer, podría poner mil cosas, que el vino blanco verdejo es malísimo y siempre te lo sirven caliente y que para pedir una segunda copa de vino hay que echar una instancia. Servicio que debe mejorar, comida normal tirando para mediocre y un ambiente entre amigos y colegueo muy poco profesional, a parte de precios no desorbitados pero no en consonancia con la calidad del producto. Iba pero ya no voy a ir más. Hay que cuidar los negocios y a la clientela. Además en la playa de Matalascañas hay muchos restaurantes que están ofreciendo una cocina tradicional a la vez que innovadora y llena de sabor y elegancia. Ustedes sabrán… pero...