Un mal día en un buen restaurante. Acudimos en el día equivocado al Trasgu de Aranda de Duero. Un grupo de nueve personas, de Aranda y de pueblos de la Rivera. Hicimos la reserva para el salón interior, por el calor de estos días, ya que dentro nos dijeron que había aire acondicionado. Carta variada, sonaba bien cualquier plato que quisiéramos probar. Al ser una mesa alargada, pensamos pedir dos raciones de cada una, para que nos llegara bien a todos. Mientras esperábamos a que nos tomaran la comanda, y por el calor, pedimos una jarra de agua, y una camarera muy amablemente nos la trajo enseguida a la mesa. Un buen rato después acudió un camarero, a tomar la comanda, y muy amable nos dijo que estaba llegando mucha gente y que así saldrían antes los platos. Comenzamos a pedir y, el camarero nos aconsejó lo que nosotros ya habíamos pensado, que mejor pedir dos raciones de cada cosa. Dudamos con alguna, pero nos dejamos aconsejar. Todo perfecto, buen servicio, buena atención y asesoramiento, a alguna cosa dijimos que no, como a cuatro raciones de callos, que parecían muchas. De beber pedimos Coca-Cola, dos aguas con gas y una botella de vino, para abrir boca. Nos sugirió Viña Sastre, vino que algunos ya conocíamos, pues somos de la zona y nos pareció acertado. Además, le pedimos que nos trajera otra jarra de agua. Y aquí se torció todo. Lo que parecía una noche agradable y de fiesta se transformó en una ofensa. Nos dijo que él está allí, como todos ‘para facturar y cobrar lo que sirve’, que ‘cuando acudimos de Madrid (en efecto alguno reside en Madrid, pero otros son de otras partes de España, incluso había algún arandino) nos pensamos que eso hay que regalarlo y que él vende agua’, que los vasos y la jarra hay que lavarlos y supone un gasto. No supimos que decir ante esa falta de atención, esa grosería y ese no conocer sus obligaciones en el sector de la restauración. Pasó media hora, hasta que acudió de nuevo el mismo camarero a traer las bebidas, e intentó disculparse, diciendo que ‘los de Madrid tenemos esas malas costumbres y que lo entendiéramos’. Llegados a este punto se le recordó su obligación legal de servir agua del grifo, que habíamos aceptado sus sugerencias con las raciones, 11 por cierto, más la bebida antes mencionada, por todo lo cual iba a facturar, y no contento, dijo que ‘en el Sonorama, hay gente que solo hace que pedir jarras de agua, y luego no pagan nada por esa bebida’, y claro, no estamos en el Sonorama, uno de los momentos álgidos para el sector de la restauración en Aranda de Duero y un quebradero de cabeza para los vecinos. Parece ser que ‘no quería entrar en polémicas’ pero era él quien sacó el tema al servirnos. Trajo el vino equivocado, y nosotros ‘por no entrar en polémicas’ no dijimos nada. Un buen vino, una botella de agua, que no habíamos pedido, pero que pagamos, aunque no llegamos a abrir. 45 minutos después comenzaron a llegar las raciones, despacito, bien ordenadas para que no se acumularan, pero despacito. Tuvimos que recordar las que faltaban. Raciones escasas, como se dice en alguna reseña, en general de buena calidad, pero muy escasas de cantidad, con relación a otros establecimientos de la rivera que solemos frecuentar, y algo caras. No pedimos postre, por nuestra decepción con el sitio, aunque las tartas tenían buena pinta. Al pedir la cuenta, dijimos lo del vino, y no del agua no pedida, se trataba de un vino dos euros más caro, y no nos cobraron la diferencia. Nos dijo el camarero algo de unos chupitos y nos negamos, ya que era muy tarde, cerca de tres horas llevábamos y teníamos otros planes. Debía haber algún problema, ya que casi todas las mesas esperaban, y eso debió provocar la desagradable situación que vivimos y los malos modos del camarero. No tenemos intención de volver y, como vecinos de la zona, hemos compartido lo ocurrido con nuestro entorno. Quizá ha salido algo caro el negarse a cumplir la obligación legal de servir una...
Read morePuedo afirmar que es una de las peores experiencias que he tenido en un restaurante, llegando al punto de irme sin cenar, y no por voluntad propia, sino por que no llegaron a traerme la cena. No quiero que se tome como un ataque ni una crítica destructiva, sino contar tal y como fue todo: Llegamos a las 22:30, y hasta las 23:20 no trajeron las cervezas que habiamos pedido, la cual estaba fatal tirada, como se ve en la foto, sin espuma, sin fuerza... Parecía lo que queda del final del barril. Los camareros estaban perdidos, aunque puede no ser su culpa, pero si tienes un restaurante con terraza de mas de 20 mesas en total, debes tener gente con experiencia y ritmo para abordarlo. Pedimos 4 hamburguesas de Angus, además de otros platos como las sartenes de huevos, y tras esperar hasta las 23:40 (1 hora y cuarto casi) llega una hamburguesa solo, y nos dicen que no se habian apuntado las otras 3. La camarera tuvo trato bueno y se disculpó varias veces, al fin y al cabo no era su culpa, pero en cambio otro camarero nos mintió diciendo que estaban saliendo ya cuando le dijimos que nos ibamos, un minuto después de que nos hubiesen dicho que no habían llegado a comanda siquiera. Al final, como se ve en la foto, uno de mis amigos se habia terminado su cena, y yo aún tenia el plato vacío. Finalmente, a las 00:00, decidimos irnos a cenar a otro sitio las tres personas a las que no nos habian servido nada, y al menos tuvimos la suerte de ahorrarnos los 11 euros de hamburguesa de angus, de la cual no tengo foto, pero no vale en absoluto ni su precio, ni probablemente la mitad. Añadir que uno de los comensales que pidieron la sartén de huevos con gulas, se quedó tan corto que tuvo que cenar de nuevo con los que nos fuimos al otro lugar. Siento mucho si fue circunstancia de ese momento o si tuvimos nosotros la mala suerte de que nos tocase esto, pero al igual que hay que poner reseñas buenas, se ha de decir...
Read moreMala experiencia, ayer habíamos reservado a las 14.30 h y a las 17.20h acabábamos de comer, los platos salían cada 20 o 30 minutos y comimos cada uno cuando nos llegaba el plato mientras los demás comensales esperaban a la buena suerte que llegase el suyo. Las mesas de alrededor estaban todas igual que nosotros, es verdad que estaba el comedor lleno porque sólo hacía que llegar gente a la que ya se veía que iba a ser imposible atender en condiciones. Nunca habíamos tenido una experiencia tan desagradable en un restaurante, allí retenidos 3 horas en espera de que saliese algún plato de la cocina y que tuvieses la suerte que cayera en tu mesa. Las pobres camareras poniendo la mejor cara que podían y diciendo continuamente que los platos ya salían pronto. El propietario ni se dignó a pasar por ninguna mesa a disculparse ni tener la mínima deferencia. Por los que nos comentaron unos señores de otra mesa esto no es una ocasión puntual sino que ya se ha repetido alguna que otra vez. Esperamos que esta reseña haga ver al propietario que esta no es la manera de fomentar la hostelería. La contestación que nos ha dado no corresponde a nuestra mesa,, nosotros no regateamos la cuenta, la pagamos, de mala gana, pero religiosamente. Los que pagaron 100 euros fueron otros señores de otra mesa que es verdad que lo comentaron. A nosotros no nos pareció bien hacer eso, preferimos hacer una queja para que al propietario le sirva para las próximas ocasiones, sabemos que él estaba también muy disgustado pero con una disculpa nos hubiese bastado. Las críticas deben de tomarse de forma constructivs y más cuando se hacen con todo el respeto, como lo hemos hecho nosotros. Un saludo y no se lo tome a mal, simplemente un aprendizaje más que le ayudará a que su...
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