El Pañol — Restaurant in Avilés

Feliz sorpresa en Aviles. El azar me llevo a Aviles. Y cuando pasas por su puerta enfrente del pedazo de iglesia piensas esto promete. No quería comer mucho pues estaba de paso y me recomendaron una mixta de bocartes y jamón ibérico con pan de cristal para empezar, su pan de cristal (exquisito) con jamón bueno pero los bocartes como aquí los llaman para que se te salten las lágrimas, de fina elaboración te transporta a otros tiempos de buen oficio. A continuación pedí los lomos de merluza con costra de mayonesa al aroma de trufa al horno, que me recomendó Gerardo, muy buena unos lomos exquisitos. Con el vino me dejé aconsejar también por Gerardo, gran anfitrión y buen tipo que no defrauda, a la primera se nota que sabe de vinos me indicó un blanco de bodegas La Verdea de la zona elaborado con la variedad Albarin blanco 100% para mi una desconocida. Un espectáculo de sabor y fragancia difícil de describir. Para terminar, no podía más vi pasar unas torrijas con helado, ya había pedido la cuenta pero no pude resistir. Eso sí la pedí sin helado fue el broche final de un día del que pensaba pasar al mediodía con unos pinchos Dios sabe dónde. Local recomendable 100% no tan solo por sus productos si no por lo acogedor y el trato recibido. Gracias por el trato...

Cena familiar este sábado , muy buena elección de mi hijo,buen sitio buena atención la comida muy buena, para llegar hay que ir andando pues es zona peatonal. COMIDA. :8 SERVICIO. :8 AMBIENTE. :9 PAN. :6

El Pañol nunca falla, porque siempre tiene un producto estupendo y de temporada. Su carta es fija y fiable, desde la clásica merluza con mayonesa trufada a los callos. Cocina de casa, honda. Pero además, siempre tiene oferta fuera de carta en función de lo que haya adquirido esa semana, como las piparras o las setas. Aplica técnicas sencillas para levantar los sabores naturales, sin grandes salsas ni guarniciones, manteniendo una filosofía en la que el cliente aprecia el ingrediente que ha sido una dura tarea de encontrar. Cuenta con una tradición en la ciudad, en pleno barrio de Sabugo, en un edificio muy bonito, con un curioso comedor que rodea la fachada y la cocina en el piso superior. Se destaca la bodega cuyas abundantes referencias...

Fuimos a comer un domingo. Nos sentaron en la parte de arriba. El lugar es muy bonito pero la acústica es un poco mala, la mesa de al lado hablaba bastante alto y casi no nos oíamos entre nosotras. Tardaron en traer el primer plato, pero luego todos los tiempos perfectos. Comimos media ración de pan de cristal con sardinas, un pincho de alcachofa (espectacular) y media de croquetas de boletus. Todo riquísimo. De segundo un cachopo de presa y un medallón de Wayuu. El cachopo estaba bien hecho pero el relleno no nos convenció, hacia poco contraste. El medallón era una hamburguesa, lo cual no nos lo esperábamos, en nuestra zona no se llama así, la verdad no nos apetecía y nos la retiraron. De postre una torrija con helado y chocolate. Estaba rica, pero muy fría, no se si se sirve así o se les pasó templarla un poco. Fueron 45€ para dos personas. Me quedé con ganas de probar alguna cosa más que vi a otras mesas,...