Teníamos mesa para las 15:30 en sala. Se puede reservar por internet muy fácilmente. Todo fue correcto y en hora. El servicio fue amable en todo momento. La comida estaba particularmente buena, con producto de calidad y platos elaborados y bien presentados. De entrante pedimos cazón, muy tierno, y después pedimos osobuco de atún y falso risotto. El atún te lo cortan y te lo preparan en mesa si lo deseas. Ambos platos estaban realmente bien. De postre compartimos una mouse de chocolate que también superó nuestras expectativas. Sin embargo, hubo tres aspectos importantes que bajaron mucho el nivel de la experiencia (y mira que con esa cocina era difícil): (1) Las mesas en sala estaban muy juntas, y eso que tuvimos la suerte de que, como era el último turno, había muy poquita gente, si no habría sido realmente incómodo. De hecho, había una mesa de cuatro, nosotros dos y otros dos comensales. Estos ocupaban una mesa detrás de nosotros pero un poco metida hacia adentro con respecto a la nuestra por la forma de la pared. Pues bien: mi pareja, enfrente de mi, y uno de los comensales de la otra mesa de dos estaban sentados prácticamente a la misma altura, molestándose en varias ocasiones con el codo, y pidiéndose disculpas mutuamente. En resumen: en sala sobra claramente una mesa de dos como mínimo. (2) Las sillas son pequeñas e incómodas. Las mesas también tienen un tamaño demasiado escaso, aunque te apañas. Lo peor son las sillas. (3) No hay café, cosa que me parece un error grave que te impide hacer un poco de sobremesa. Ignoro si es precisamente esta la razón, para que la gente no se alargue en exceso, o si es algo que simplemente no se ha valorado o se ha pasado por alto. En definitiva: una comida buenísima y un buen servicio que no logran compensar del todo la incomodidad general del espacio y el “aburrimiento” tras el postre, por lo que terminas yéndote rápido y con un sabor agridulce. Quizá en terraza la experiencia sea mejor, ya que las mesas y las sillas así a ojo parecen más amplias, no lo sé. Da pena porque, en mi opinión, con esos tres cambios la experiencia pasaría de...
Read moreDe inicio, la responsable nos explicó detalladamente cuáles eran las opciones aptas para celíacos. Como de costumbre les avisamos para que tuvieran cuidado con mi plato. Tanto en la carta como al pedir, el plato de carrillada no estaba marcado con gluten. Al llegar el plato por primera vez, el camarero no estaba seguro de que se hubiese tratado con delicadeza, por lo que preguntó en cocina y el chef no le aseguró que hubiesen tenido cuidado tampoco. Decidieron rehacerlo. Una vez llega por segunda vez, observo cebolla crujiente encima de la pieza de carne, a lo que preguntó de nuevo y al confirmarme su contenido en gluten, deciden tomar acción una vez más. Finalmente, traen el plato por tercera vez y me explican que han limpiado la pieza de carne por agua y sellado en la plancha. Lo cual no es el proceso correcto, puesto que la única forma de deshacerse de la contaminación es cocinando una pieza nueva de carne en una plancha limpia. Decidí no llamar de nuevo la atención, me tomé la facera de atún que incluía el plato y el resto no se tocó.
Al finalizar la cena, comenté lo sucedido de forma que no les ocurriera con futuros clientes. Puesto que es muy frustrante llegar a un restaurante y tener miedo a comer algo que pueda dañarte. Tuvieron el detalle de invitarnos a un postre dado lo ocurrido (plato de 26€ vs postre), el problema es que todos los postres también contenían gluten. Por lo que yo al final acabé con una nefasta experiencia y pagando por algo que no disfrute ni a medias.
Desde luego demostró que tanto camareros como jefe de cocina no tenían conocimiento de los cuidados que se deben de tener con un...
Read moreBuenos días, Fuimos dos personas a cenar a este restaurante hace 1 mes, muy ilusionados, tras analizar las amplias opciones gastronomicas de Zahara de los Atunes, al final nos decidimos por Tia Juana.
Al llegar y preguntar por nuestra mesa reservada, nos situan en la terraza en una minuscula mesa redonda donde dificilmente cabían 2 platos y por su puesto imposible para dos vasos o copas. Nos atendió un muchacho agradable pero tenía una especie de superior que era el que controlaba las mesas, un señor más mayor que era un autentico desastre sin tacto alguno que lo unico que quería es que terminásemos rápido para sentar a mas personas. A este señor mayor le pedimos una copa de vino y nos trajo, por supuesto ya servido desde la cocina, otro que no tenía nada que ver, le indicamos que ese no era el vino que habiamos pedido, se fue de malos modos con las dos copas y nos trajo otras dos... también servidas desde la cocina.... sin mostrarnos la botella.
La comida estaba rica pero como siempre pasa en un sitio de estas características la cantidad de comida en cada plato es proporcional al tamaño de la mesa. Sabiamos que podía pasar pero no tanto y encima con el resto de incomodidades ya comentadas. Y en poco más de 35 minutos ya habiamos terminado de "comer", evidentemente no nos quedamos para el postre.
Se presupone que vas a comer a un sitio de nivel para probar platos diferentes y en una ambiente relajado, pero alli nos sentimos incómodos y despachados de manera rápida y sin empatía...
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