Gambrino Restaurant — Restaurant in Barberà del Vallès

No es la primera vez que venimos pero no creo que volvamos más. Pedimos dos pizzas para compartir: la Carbonara y la de Pollo. El queso de tapa estaba muy rico. Las pizzas las pedimos sin gluten. Ellos aseguran en la carta que disponen de bases sin gluten. Sin embargo, no dan ninguna tranquilidad sobre el tema gluten. Mi pareja es celíaca y menos mal que no comió de la de pollo porque la cebolla que echan contiene harina de trigo y no avisaron en ningún momento. Además, no tienen ningún cuidado en el tema gluten al realizarlas. Una pena porque es un sitio con potencial. Supimos que llevaba gluten ya que mi pareja se sorprendió al ver la cebolla crujiente porque, generalmente, llevaba gluten. Entonces preguntamos y con toda la naturalidad nos dijeron que sí llevaba gluten sin darnos opción a darnos una pizza nueva la cual no contuviera gluten (tal y como solicitamos) o cualquier otra solución ya que las hemos tenido que pagar íntegras.

Día: 28 de abril de...

Vinimos un día entre semana a las 15:00. Es verdad que había mucha gente, pero el servicio fue pésimo. Primero vemos el menú colgado fuera y decidimos sentarnos. Al cabo de 10 minutos nos dice la chica que no hay menú y nos trae la carta. Mientras unos y otros vienen comen y se van nosotros esperamos un rato largo. Después de insistir 30 min, nos toma nota de nuestros platos combinados. Pasan 45 minutos más y no sabemos nada de nuestra comida. Viene la chica y nos dice que parte de lo que habíamos pedido se ha acabado y ya no queda, que tenemos que pedir otra cosa. Desconcertados decidimos pedir otra cosa y esperar. Al ver que la comida sigue sin llegar nos levantamos y nos vamos a otro sitio. Son las 16:00 y aún sin comer. Está muy mal organizado, solo 2 chicas para todas las mesas, muy mal gestionado. También podrían haber avisado al cliente de que no podían servir.... resultado: pans & company y en 10 minutos la...

Correcto

Un menú del día que cumple su misión sin grandes pretensiones. Lo mejor: el servicio, ágil y amable, incluso con el local lleno hasta los topes. ¿Lo peor? Las croquetas con patatas tristes que parecen haber escapado de un menú infantil de los 90.

El gazpacho, correcto, sin gloria ni pena, pero al menos vino con picatostes. La pasta rellena con salsa blanca y queso tenía el sabor justo para no quejarse, ni emocionarse. Todo en su sitio, como si lo hubiera preparado un robot que sabe seguir recetas pero no tiene alma.

El local es funcional, limpio, muy iluminado y sin ningún encanto especial salvo el de cumplir horarios. Las fotos lo dicen todo: comida digna, presentación neutra y por 13,50 €, una opción para no arriesgarse. Si buscas algo memorable, sigue andando. Si necesitas saciarte decentemente,...