Descubriendo nuevos y buenos sitios. Ah, el emocionante mundo de la gastronomía, donde cada rincón es una aventura y cada bocado, un dilema. Este es uno de esos lugares que merece un aplauso, Caramba en Becerril de la Sierra.
Pero, como toda buena historia, tiene su toque especial…
Al llegar, nos encontramos con la dura realidad de la hostelería: no había sitio. Todo reservado, como si el mundo se hubiera puesto de acuerdo para cenar ese mismo día en ese lugar.
Pero, en un giro digno de un guion, el propietario salió a rescatarnos. “Voy a hacer una llamada para reconfirmar una mesa”, dijo, como si sus amigos fueran a dejar de lado su cena de gala por nosotros. Y, efectivamente, la magia ocurrió: nos dieron una mesa… para cuatro, pero en realidad éramos dos. En la terraza, eso sí, con música en directo y súper agradable.
¿Estrategia de marketing? Quién sabe. Lo cierto es que, poco después, dos amigas del dueño llegaron sin reserva y también recibieron su mesa de cuatro, pero para dos.
¿Coincidencia? La vida es un teatro, y a veces, uno debe interpretar su propio papel.
Agradecí la generosidad del destino y nos sentamos. La cena comenzó con un exquisito José Pariente, acompañado de un aperitivo de queso camembert con mermelada muy rico. Las piparras fritas fueron una montaña rusa de sabores; algunas picaban como si tuvieran un rencor personal, mientras que otras, más tranquilas, parecían haber optado por una vida más zen. Uffff menos mal.
El hot dog de langostinos fue un buen intento, aunque no llegó a ser la explosión de fuegos artificiales que había imaginado. Las zamburiñas, según la crítica más dura de la noche (mi mujer), estaban deliciosas. El bocatín de rabas, sin embargo, nos dejó con la sensación de que las rabas podrían haber tenido un poco más de carácter. Pero en general, todo pasable.
La tarta de limón fue un cierre dulce y satisfactorio, y el ambiente fue lo mejor. Música en vivo que nos llevó a cantar y movernos hasta el final de la noche.
Así que, a pesar de las peculiaridades de la noche, Caramba se ganó nuestro corazón. ¡Volveremos! Porque, al fin y al cabo, la vida es demasiado corta para no disfrutar de una buena cena.
Anoche, 6 de agosto, volvimos a cenar a Caramba. Los vinos Luis Cañas y José Pariente exquisitos. La terraza, un rincón encantador, y el servicio, un ejemplo de atención y amabilidad. Sin embargo, la tortilla de patata… ¡¡Caramba!! Una montaña de cebolla, por dentro y por fuera, y la patata, relegada a un papel secundario. Ah, y la sal, brillaba por su ausencia. ¿Es tan complicado encontrar la tortilla perfecta? ¡Y mira que me gusta con cebolla! Rico el tartar de salmón y el...
Read moreParece que últimamente todo el que pone dinero y monta un restaurante se cree profesional de la hostelería, sin considerar que mas allá del lucro económico hay una cultura gastronómica patria que respetar. Este local es uno de los peores casos que me he topado: el dueño decide sentarnos en una mesa y desatendernos un cuarto de hora, finalmente uno de los empleados se percata y nos atiende amablemente, toma las bebidas y la comanda. Casi de inmediato nos sirven las bebidas y a los pocos minutos nos ponen un plato al centro con algo de ensaladilla sobre dos cortezas; lo interpretamos como un aperitivo (puesto por el camarero al centro y no pedido por nadie). Le suceden 2 de los platos pedidos, de unas dimensiones ridículas para su precio, y el dueño del local decide acercarse a preguntar literalmente que "si nos habían gustado las palomitas", pensando todos que nos preguntaba por las ridículas porciones de bacalao sobre la mesa que aún no habíamos comenzado a degustar. Ante nuestro desconcierto, nos confiesa que habla de la ensaladilla puesta al principio al centro de la mesa, y continúa diciendo que "básicamente porque no era un plato para ustedes, y se lo han comido, espero que lo hayan disfrutado" Cuando le decimos que pensábamos que se trataba de un aperitivo al heberlo dispuesto al centro y por su tamaño, se ríe de nosotros en nuestra cara diciéndonos, "no hombre, ¡un aperitivo¡, no somos tan espléndidos". El tío vino solo a recriminarnos haber comido su ridículo plato puesto en nuestra mesa por su error. Es lo más impresentable que he visto en hostelería en toda mi vida, y eso pasa por querer jugar a ser hostelero cuando solo eres un inversor, sin conocimiento del sector y sin modales para tratar con tus clientes. A punto estubimos de montar una buena tangana en el local de no ser por su amable camarero, que quitó hierro al asunto y nos pidió disculpas en su nombre. El daño ya estaba hecho, terminamos rápido y nos largamos sin pedir postre, ni licores que nos ofertaron ni nada más. Una experiencia desagradable, por la que no volveremos mientras siga el mismo energúmeno de propietario, unido a una carta breve, con raciones aún más exiguas y unos precios elevados para la cantidad y la calidad de la misma (las fotos de la web NADA tienen que ver con la ridícula realidad de las racions) . Si el trato hubiera sido normal lo hubiéramos pasado por alto, pero que te falte al respeto el dueño de esa manera no es tolerable, y no recomendaré este lugar a nadie en tanto siga el mismo dueño al frente. Y que sepa que le salvó anoche su camarero de...
Read more¡Caramba! ¡Caramba,canastos, repámpanos, pardiez, recórcholis, por Tutatis! Anonadas, y sin salir aún de nuestro asombro estamos mi amiga y yo del trato vejatorio y prepotente con el que nos ha obsequiado el que, presumimos que es el dueño, amo y señor del castillo. Procedo a explicar la secuencia de hechos tal cual han acontecido: Salimos de cenar de un sitio aledaño cuyo nombre vendrá al caso en una loa posterior. Atraidas por el aparente buen ambiente, y siendo de la zona, decidimos tomar algo antes de ir a casa, mi amiga no bebe, y yo conduzco. Amablemente, uno de los camareros nos lleva a la zona donde tomarnos un refrigerio, tras especificar que no ibamos a cenar, a la sazón eran las 12 de la noche. Pedimos agua con gas y tónica, algo que por lo visto, ha de ser tipificado como delito, pobres igorantes nosotras, sin saberlo... comentamos : "que buen lugar , que bonito para venir a cenar otro día... "en esas estamos esperando , mientras oimos acordes y notas afinadas, de un cantante "asabinado" cuando llega el dueño, cargado de prepotencia y rabia contenida apenas, a decirnos, grosera y burlonamente, que si íbamos a pedir un agua con gas y una tónica, que no ibamos a estar alli sin cenar. Algo extraño, porque a esas horas ya casi nadie estaba cenando. Se pueden ustedes imaginar el resto... Sí señores, este ídem, nos echó del lugar. Perdiendo futuras cenas y mayor gasto, por presentes humildes tonicas y aguas. Si aún lo hubieran dicho al principio, tendría un pase, no así la inadmisible grosería una vez sentadas y elegantemente instaladas. Órdenes y contraórdenes......
Read more