Pazo de Iria — Restaurant in Chiclana de la Frontera

Para poner en situación fuimos a comer 8 personas, entre ellas 2 niños.

El ambiente: en aquel momento había música en directo, al medio día, que hubiera estado perfecto de no ser porque lo tenían muy alto de volumen y apenas podíamos hablar, y eso que estábamos al otro lado de la sala.

Empezando por el servicio: Muy amables, sin duda, pero la atención era deficiente ya que para que nos pusieran otra ronda de bebidas tuvimos que llamar a otra compañera que andaba por allí paseando y fue la que nos trajo las bebidas después de bastante rato pedidas.

Además viendo la cantidad de personas que estábamos en la mesa, el camarero no nos indicó a la hora de pedir los entrantes cuanta comida venían en las raciones, por ejemplo, pedimos croquetas y venían 5 unidades, viendo los que eramos podía haber propuesto, al menos, pedir dos raciones, lo mismo pasó con la tabla de quesos, poca cantidad de por sí.

Sobre cocina: Pedimos bacalao al pil-pil, nos lo trajeron entero con espinas, pedimos carne, solomillo y entrecot, primero nos dijeron que no había, lo cambiamos por solomillo y al rato nos viene que si tienen 2 entrecot.

También pedimos mejillones en salsa, los cuales eran MUY pequeños y cuando se lo dijimos al camarero nos puso de excusa que venían de Galicia y preferían bajar la cantidad y/o calidad del producto antes de subir el precio, lo que no cabe duda es que los mejillones eran enanos y poquísima cantidad. Al menos, de nuevo, podrían avisar antes y así pedir dos raciones o similar.

En resumen, pagamos por todo lo anterior casi 240€ y nos sentimos muy defraudados. Nos dio la sensación que habría podido cambiar la gerencia del sitio o el cocinero, no lo sabemos, pero da...

Era la primera vez que íbamos y queríamos hacernos una idea de su cocina pidiendo platos variados. Tienen bastantes medias raciones, lo que nos permitió cumplir nuestro objetivo. Empezamos con unas croquetas de ternera con alioli de menta (bastante buenas, aunque el alioli no tenia nada de especial aparte del color verde), unos korokkes de merluza y gamba (tan suaves de sabor que se notaba más el sabor del rebozado y el sésamo), un pulpo crujiente (muy bien hecho a la brasa, crujiente y muy rico el parmentier), unas vieiras a la gallega (fabulosas, pero llenan mucho) y terminamos con lo mejor: los postres. Pedimos unas filloas de crema (flambeadas en directo, exquisitas) y una torrija (de crema) con helado de vainilla y queimada (espectacular). Se puede decir literalmente que terminamos con muy buen sabor de boca. La atención fue muy buena y rápida. El precio final fue de 30€ por persona con bebidas incluidas, muy adecuado. Así que seguro que volveremos, pero la próxima vez probaremos las carnes que tan buena...

Me gustaría hacer una crítica constructiva dado que me ha parecido un sitio donde comer bien por lo general, y me da la impresión que hemos tenido mala suerte. Comimos bastantes platos, de los que me quedo con las croquetas y el pulpo, bien ejecutados, muy sabrosos, buena cantidad. Sin embargo probé unas almejas con kokotxas de fuera de carta que entiendo que no se han rodado mucho, y al reducirse la salsa verde, más el bacalao, quedó bastante salada, no con sabor a mar, dificil de comer. Por otra parte, el magret de pato no me resultó equilibrado ni bien cerrados los sabores, lo que junto a la carne demasiaaaado hecha, lo convertía en un reto como segundo. Gambas bien, servicio de sala MUY BIEN y muy amables, no volvería porque entiendo que por 100 euros, estos fallos, y los del plato de mi pareja, no deberían ocurrir. Pero también he visto buenas intenciones y otros platos muy chulos. Guay, pero...