La experiencia fue francamente insatisfactoria. No entraré a valorar en demasía la calidad de la comida, la cuál cumplía por el precio a pagar (uno de los motivos por los que fuimos era este, la buena relación calidad-precio del local, y con respecto a este tema, nada que objetar). Pedí el bocadillo Delicius por un precio de 7'50 aproximadamente. Sin ser espectacular, bastante bueno y asequible, más en el puerto de Menorca.

El problema viene más bien con el servicio. Fuimos un miércoles de agosto, previa reserva hecha. Llegamos a la hora acordada y nos comentaron que si podíamos dar una vuelta y volver en 20-30 minutos. Empezamos regular, pero tampoco era algo que a priori nos molestara demasiado.

El verdadero quid de la cuestión es, una vez sentados en la planta interior del restaurante (tienen además una terraza con vistas al puerto), pedida ya la comida, ésta se demorase en llegar fácilmente 45 minutos - 1 hora. Y ya no solo el tiempo de espera. Como os digo, estábamos en la sala interior, la cual no tiene ventilación de ningún tipo (o si la tiene, va regular). Es decir, eso era un auténtico horno, más teniendo las cocinas debajo, lo que da como resultado que todo el humo suba donde nosotros estábamos comiendo. Fue francamente desagradable la experiencia. La espera fue eterna y comimos en un santiamén por lo difícil que estaba siendo permanecer en el local.

Los camareros se intentaban hacer los graciosos y quitar hierro a las circunstancias haciendo algún que otro comentario "en broma". Y obviamente que eso denota simpatía por parte del personal pero, francamente, dadas las circunstancias, estas bromitas la verdad que me crisparon bastante.

Tenían el restaurante lleno, eso es cierto. Y lo entiendo, pero no es justificable, pues la afluencia de gente no es excusa para no dar un buen servicio.

Espero que tomen nota de esta crítica constructiva y que, al menos, solventen el tema de la ventilación.

Saludos.