Bistró 21 — Restaurant in Gijón

Vista su respuesta al cliente que yo acompañaba, voy a realizar unas puntualizaciones:

Llegamos con reserva para las 15:45 y al llegar nos dicen que se les ha acabado el menú. Un menú de 8 platos y se habían agotado todos…por 15 minutos de retraso. No les apeteció darnos el menú y punto. Así que nos fuimos. Ya habíamos comido en este restaurante hacía unas semanas y entonces llegamos pasadas las 16:00h y sin reserva (!!!) Ese día sí nos dieron el menú sin problemas. Quizás porque no habían hecho mucha caja. Como prueba pueden ver el ticket del pago de los dos menús y la hora: 16:47h. Y no hubo cafés ni por tanto sobremesa. Blanco y en botella. Dice que cierran la cocina a las 16:00h y que por eso no nos dieron de comer. No es cierto porque su respuesta fue que el menú se había acabado, no que la cocina estuviera ya cerrada. Además nos ofreció comer de carta. Si la cocina ya está cerrada, ¿cómo es posible comer de carta? Como estábamos en Navidad debe de tratarse del Milagro de los Panes y los Peces. O quizás porque comer de carta sale a unos 25-35€ por persona, el doble de lo que vale el menú y de esa forma hacemos caja con esta pareja que ya no va buscar otro restaurante a esta hora. Indicar también que a las 16:00h, había comensales con los primeros platos del menú, no estaban ustedes precisamente recogiendo. Se ponen estupendos con lo de que en su restaurante se respeta el horario. Dice usted: (“no se como lo harán otros pero aqui cumplimos con nuestro horario Y que pasen ustedes unas felices fiestas cosa que muchos camareros no podran hacerlo por tener que atender a clientes que vienen fuera de su horario”). Vaya, pero pagando de carta sí puedes comer saltándose ustedes el cumplimiento del horario de cocina y los camareros que se aguanten Querrá entonces usted decir que muchos camareros no podrán disfrutar de las Fiestas por tener que trabajar para jefes que les obligan a hacerlo fuera de su horario para hacer caja Me recuerda a la famosa frase de Groucho: “estos son mis principios, pero si no le gustan tengo otros”. Indican también que en la pizarra exterior donde publicitan el menú, pone el horario entre las 13:30h y las 15:30h.No es cierto, porque la pizarra ni indica ni ha indicado nunca horario alguno. Para muestra la foto que colgamos de la citada pizarra donde se aprecia que del horario ni rastro. Y ya van dos pruebas desmontando sus argumentos . El horario del menú han empezado a ponerlo en la pizarra desde hace poco, a raíz de este incidente. Nunca antes. En caso de negarlo no estaría usted diciendo la verdad y sus clientes lo saben. La foto de la pizarra no es del mismo día, pero es reciente e idéntica a la de cualquier fin de semana (sólo cambia obviamente el contenido del menú). Puntualización Nº3: cuando reservamos por teléfono nos dieron a las 15:45 para comer sin problema alguno. Si como la propiedad dice, la cocina cierra a las 16:00h , ¿cómo das una reserva 15 minutos antes del cierre? Surrealista. Entre que te sientas, te dan la carta, eliges y te toman la comanda, la cocina ha cerrado. No le intenten colgar luego a los clientes el sambenito de que en hostelería está todo permitido. Organícense mejor, pero no hagan perder su tiempo a los clientes y menos aún les hagan responsables de su absoluta desorganización, ausencia de criterio y continuas contradicciones. El castellano es un idioma rico en refranes y hay uno que les viene al pelo: “Ballestero que mal tira, presto tiene la menti....”. Y cuando hay que acudir a medias verdades para justificarse y además te pillan con el carrito del helado como es el caso, queda usted retratada. Es en estas situaciones donde se ve la categoría personal y profesional de las personas; y a la propiedad de este negocio, se le ven las costuras desde lejos. Otra curiosidad: ¿Por qué más del 30% de las opiniones sobre este restaurante en una conocida plataforma de opiniones, son de cuentas con una sola opinión, creadas ex profeso para ponerles a ustedes máxima puntuación y no se han vuelto a utilizar?...

Esperando bastante más nos quedamos decepcionados con el global de la comida, la carta nos parecía muy apetecible pero fallaron varias cosas. No lo recomendaría.

El local mantiene la decoración del anterior restaurante añadiendo motivos nuevos. Lo nuevo está bien pero se diluye con lo anterior.

También señalar que la puerta abierta como medida covid está bien pero no calefactar el interior es sinónimo de pasar frío. Varias mesas comían con las cazadoras puestas.

El servicio correcto sin más. Sigo esperando pacientemente una segunda copa de vino que se pidió y que nos pregunten si queremos pan. También nos descolocó que al tomar la comanda de la bebida e indicarle que querríamos vino nos dictó 3 D.O. de blancos y 3 denominaciones de tintos. Al elegir la D.O. dio por hecho que por copas sin dar opción a botella y sin saber ni precio ni marca que nos iba a poner. Ni carta de vinos ni opciones, muy extraño en este país.

La comida constó de un canelon de aguacate, rico si exceptuamos el mango demasiado verde. Un bao de langostino también correcto, para los peques un pollo crujiente bien preparado. Finalizamos con una lasaña koreana... Plato fallido. Si pones wonton crujiente con algo húmedo y lo montas con demasiada antelación deja de ser crujiente, si le sumas sacarlo templado lo empeoras aún más. De postre comimos una tarta de oreo, posiblemente el mejor plato.

De precio no es elevado pero no...

Un quiero y no puedo. Elegimos 4 platos para compartir entre 2 personas:

Croquetas de gorgonzola (8€, 4 uds): ricas, sabor a queso muy suave y disimulado con el resto de ingredientes de la croqueta.

Gyozas de pato y verdura (13€, 8 uds): no encontramos el pato, ni siquiera en el sabor, ya que el relleno era todo verdura.

Bao de langostino (12€, 2 uds): para mi gusto, el aguacate demasiado maduro (con el sabor que eso conlleva), apenas llevaba medio aro de cebolla encurtida y el langostino era el típico rebozado con sabor a fritanguilla

Bombas de patata rellenas de pulpo (12€, 4 uds): igual que con las gyozas… seguimos buscando el pulpo (ni trozo de pulpo, ni sabor a pulpo… nada) y, desde mi punto de vista, estaban algo amargas, quizás por el tipo de pimentón con el que estaba mezclada la masa de patata.

Tarta de mascarpone, chocolate y plátano (5,90€, 1 porción): lo mejor de todo, postre ligero pero de sabor intenso a plátano.

En resumen, creo que los 58 € (casi 30 € por persona) que pagamos se merecían algo más que un...