He de cambiar radicalmente la opinión que tenía de este restaurante (de 5* a 1*) La calidad y el servicio han bajado bastante, que no así su precio (he de decir que si vale la pena no me importa para nada pagar). Somos asiduos desde que abrió y hemos recomendado y defendido el restaurante con mucho gusto hasta hoy. Teníamos reservado a las 15, nos llaman diciendo que han tenido un problema con una mesa y que se retrasa la hora 10 minutos. Al final a y 30 nos sentamos y nos toman nota (ni una disculpa por la espera ni nada) tardan 10 minutos en servir las bebidas, nos preguntan si queremos todo a la vez, decimos que primero el ramen y luego todo, que al final fue de uno en uno y a cuentagotas, pedimos un tenedor dos veces por el que seguimos esperando... A mitad de servicio nos cambian de camarero. La comida: ramen tibio y el caldo no muy allá, las gyozas (de las que soy muy fan) no sé cómo describirlas, pero no estaban como siempre, las alitas estupendas, y el bun, ojo 6€, por dos trozos minúsculos y con mucho nervio. Comentamos que con el picante a parte y picaba (primera vez que me pica todo tanto como esta vez para más inri, que no es mucho, pero para haber dicho que sin picante ...) Para terminar, al pedir la comanda, comenté que iba a querer un coulant de té matcha (mi favorito) de postre a lo que se me respondió un perfecto. Cuál es mi sorpresa cuando al pedir los postres me dice que no va a poder ser, le pregunto el por qué, porque ya lo había comentado antes y me dice que no se puede reservar. Le contesto que no era reserva, sólo aviso y que de todas formas no había salido ninguno a sala desde que lo pedí así que no se podían haber agotado. Me contesta que claro, que a esas horas el horno se necesita para hacer las cenas y que por eso no me lo hacen... OJIPLÁTICA!!! Parece que es culpa mía que esté comiendo a esas horas, yo llegué tarde luego a una cita y no les achuché en ningún momento, con un retraso de 30 minutos. Parece que el tiempo de unos no vale lo mismo que el de los demás. Y por todo esto señores, han perdido a una clienta más que fiel. Una verdadera lástima que los negocios se hagan nombre haciéndolo bien y luego caigan en la más absurda desidia... Comentar que las fotos son antiguas no de ésta...
Read moreThis restaurant really knows what it’s doing! It opens at 1:30 for lunch and by 1:40 it’s already packed and filled with reservations so next time we will definitely be making a reservation in advance 🙂 luckily we secured the last spots at the bar, which wasn’t the most comfortable but we were just happy to get a seat. I got the seafood ramen which was delicious but the fishy flavour was a bit too potent for me. The noodles are incredible. My friends got the spicy ramen and the miso ramen and they loved it. For dessert we each got the matcha lava cake- unreal 👌🏼. The place is clean, servers are very nice and friendly and the owner is attentive and is running the place excellently. Will definitely be back to try the...
Read moreUbicado en el centro de Gijón, Wabisabi Ramen Bar es un pequeño rincón de gastronomía japonesa que sorprende tanto por su atmósfera como por la calidad de sus platos. El local, de dimensiones reducidas, cuenta con pocas mesas y una decoración tradicional japonesa que encaja perfectamente con la experiencia que ofrecen. La cocina, parcialmente abierta, añade un toque especial al ambiente.
La atención fue excelente, y al haber pocas mesas, el trato cercano y el timing entre platos fueron impecables. Empezamos nuestra comida con unas cervezas recomendadas por el personal: la Sapporo (3,5 €), con cuerpo y carácter al ser tostada, y la Iki Ginger (4,4 €), con un toque final de jengibre. Personalmente, me quedo con la Sapporo, aunque ambas fueron un buen acompañamiento para los platos.
Entrantes destacados: Gyozas de carrillera (10,2€, 4 unidades): Crujientes y bien elaboradas, aunque el sabor de la carne quedó algo eclipsado por la salsa de la base. -Bun de carne madurada (8'6€): Perfecto en el punto de la carne, aunque la salsa también se llevó el protagonismo aquí. -Pollo frito koreano (11'5€): El mejor entrante, sin duda. Jugoso, con una deliciosa salsa de yogur y un picante suave que realzaba cada bocado.
En cuanto a los ramen, pedimos el tonkotsu y el miso. El tonkotsu tenía un leve toque a quemado al principio, que se fue diluyendo, dejando un caldo con un sabor a carne muy rico. El miso, en cambio, fue una auténtica revelación. Sabores equilibrados, una panceta jugosa y perfectamente cocinada, hicieron que se convirtiera en mi plato favorito.
Para el postre, probamos el coulant de té matcha (7'5): Si bien no es para todos los paladares (no soy muy fan del matcha), estoy convencido de que será un placer para quienes disfrutan de este sabor tan particular.
En total, salimos a unos 40 € por persona. Es cierto que no es un sitio barato (también éramos 2 personas bastante comedoras), pero la calidad, el mimo en cada plato y la atención justifican el precio. Si eres amante de la gastronomía japonesa o estás buscando un lugar especial en Gijón, Wabisabi Ramen Bar es una...
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