Mi visita a la arrocería la Arrocería Balear fue, sin lugar a dudas, una de las peores experiencias gastronómicas que he tenido en mi vida. Desde el momento en que puse un pie en el local, todo fue un desastre total.
Comenzando por el plato principal, debo decir que el arroz que pedí fue simplemente catastrófico. Estaba pasado, pegajoso y con un sabor extraño y rancio que era difícil de describir. El arroz estaba tan mal cocinado que parecía más una pasta pegajosa que un plato de arroz digno de ser llamado tal. No puedo expresar con palabras la decepción que sentí al probarlo.
Pero el mal servicio no se limitó solo a la calidad de la comida. El personal de la arrocería fue extremadamente grosero y desagradable. Parecían estar completamente desinteresados en atender a los clientes y se mostraban impacientes y hostiles. Su actitud hacia nosotros fue simplemente inaceptable y arruinó por completo cualquier posibilidad de disfrutar de la comida.
Además, el servicio fue increíblemente lento. Esperamos más de una hora para que nos sirvieran los platos, a pesar de que el local no estaba lleno. Los camareros parecían estar más preocupados por charlar entre ellos que por atender a los clientes. Esta falta de profesionalismo y atención al cliente es inexcusable.
Pero lo peor de todo fue cuando llegó la cuenta. Nos dimos cuenta de que intentaron cobrarnos de más, incluyendo platos que no habíamos pedido. Fue evidente que estaban tratando de aprovecharse de los clientes, lo cual es una práctica completamente inaceptable en cualquier establecimiento.
Por si todo esto no fuera suficiente, el ambiente del lugar era simplemente macarra. Había una clientela ruidosa y poco amigable. El conjunto creaba un ambiente incómodo y desagradable que no invitaba a disfrutar de la comida ni a quedarse más tiempo del necesario.
En resumen, mi experiencia en la arrocería Balear fue desastrosa. El peor arroz de mi vida, un servicio lento y desagradable, intentos de cobro excesivo y un ambiente macarra hacen de este lugar una elección para evitar a toda costa. No puedo recomendarlo a nadie y, personalmente, nunca volveré a poner un pie en ese...
Read moreLe pongo una estrella a todo porque no se puede poner menos. Todo comienza con una demora considerable para tomarnos notas y traer las bebidas, la comida de una dudosa calidad: un pelo larguísimo en los chipirones, tres trozos de milanesa a cada cual más quemado y encima cortados con tijeras (lo cual es sospechoso de estar siendo servido por segunda vez), pan sin gluten servido antes de los postres... Además de estos inconvenientes, el servicio por parte de las camareras y camarero también dejó mucho que desear, ya que cometieron errores constantemente en las comandas y no solo no se disculpaban por ello, sino que incluso a veces nos ignoraban cuando preguntábamos algo o nos contestaban de muy malas maneras.
Debo matizar que el comedor estaba a medio llenar, es decir, que los errores no se debieron a que el local estuviera lleno. Por supuesto, en la cuenta final ni descuentan los chipirones con el pelo (que ni tuvieron el detalle de volver a hacerlos, simplemente negaron que fuera un pelo y devolvieron el mismo plato) ni el cachopo reutilizado ni el pan que llegó para el postre.
En definitiva, una mala experiencia tanto en lo gastronómico como en lo personal, y es una pena porque teníamos la rutina de ir allí al menos una vez todos los años.
Chicote, aquí tienes...
Read moreFuimos a comer arroz con bogavante... y fue lo peor de la visita. De entrada pedimos unas cervezas, y solo tienen Estrella Damm, ya es un problema que en Madrid solo haya esa opción. Sí queremos productos que gusten no es la que elegiría la mayoría. En el vino tampoco había la primera opción elegida, pero eso siendo un lunes no es tan extraño, ni la primera vez que nos ocurre. Comimos un tomate relleno de burrata, correcto y unos gambones al ajillo bastante corrientes. Pero hasta ahí no íbamos mal. Cuando llegó el arroz descubrimos el por qué había sido tan rápido, un arroz "precocido" y añadido al caldo con el bogavante canadiense. Bastantes "tropezones" sí, pero el "bicho" del otro lado del mundo y por 32 € por persona. Llega la hora de recoger los platos del arroz, y directamente nos ofrecen café, al preguntarle por los postres se queda pensativo y ofrece tarta de zanahoria y sorbete. Pues eso, pasamos al café, que por cierto estaba bueno. El sitio está bien, con buena temperatura. Tienen una buena terraza y el ambiente es relajado, aunque es cierto que es un lunes. Seguramente no será nuestra primera opción en la próxima...
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