En el vibrante barrio del Ensanche de Vallecas en Madrid, se encuentra "Amor de Madre" emerge como un oasis culinario, ofreciendo una experiencia gastronómica que trasciende lo convencional. Este restaurante, con su atmósfera acogedora y decoración elegante, promete más que una simple comida: ofrece un viaje sensorial.
La carta es un mosaico de sabores y texturas, destacando por su originalidad y calidad. Los bocadillos de calamares son un tributo al mar, cada bocado es una ola de frescura y sabor. Por otro lado, la tortilla con trufa es una fusión sublime, donde la humildad de la tortilla se eleva con la sofisticación de la trufa, creando un equilibrio perfecto.
La entraña y el tuétano son platos que hablan por sí solos, con sabores profundos y texturas que se derriten en la boca, demostrando la habilidad del chef para transformar cortes tradicionales en obras maestras culinarias. Cada plato es una confirmación de que en "Amor de Madre", no hay espacio para la mediocridad.
El postre estrella, la tarta de queso, es en sí misma una razón para visitar. Su textura cremosa y su sabor equilibrado entre lo dulce y lo ácido, la convierten en una de las mejores tartas de queso que he probado. Es el broche de oro para una experiencia gastronómica sin igual.
No podemos dejar de mencionar su distintivo tinto de verano. Esta bebida, refrescante y aromática, complementa perfectamente la experiencia culinaria, añadiendo un toque de frescura y alegría a la comida.
En resumen, "Amor de Madre" no es solo un restaurante, es un homenaje a la gastronomía, donde cada plato es una expresión de amor y pasión por la cocina. Es un lugar imprescindible para los amantes de la buena mesa y para aquellos que buscan sorprenderse con sabores inesperados y memorables. Sin duda, una joya gastronómica que merece ser descubierta...
Read moreEditado: 4 de mayo de 2025. Para mí, ha perdido dos estrellas. La comida sigue siendo la misma; buena calidad y buena elaboración. Aquí sigue manteniendo las 5 estrellas (el pez mantequilla es espectacular). Donde baja las estrellas es en lo que puse en la reserva anterior. No se puede coger tantas reservas. No dan abasto y no tienen sitio para ello. Hoy además el servicio ha estado regular. Nos han servido los entrantes con cuentagotas y a destiempo. Hemos estado casi 1 hora y cuarto hasta que hemos terminado los entrantes, y eso que eran 4 platos. Y encima lo peor es que los principales han venido fríos o recalentados. Estaban hechos desde un buen rato. Además, para eso sí se han dado prisa, nos han recogido los platos en cuanto nos hemos metido el último bocado a la boca. Nos han quitado hasta los vasos de las bebidas. Parecía que nos invitaban a irnos, así que no hemos pedido ni postres. Nos hemos ido. Entiendo que un día como hoy el servicio puede ser complicado, pero no hay excusa en cuanto al "overbooking" que tiene el restaurante. Es algo que puse en su día y lo he corroborado hoy, así que no creo que volvamos. No por la comida o por el servicio (puede que hoy haya sido un mal día, no digo que no), sino que no es un sitio en el que te puedas sentir cómodo comiendo porque no hay apenas espacio. Sobre saturado. Espero que les vaya mejor en el futuro, pero no conmigo.
Reseña original (06/01/24) Muy buen restaurante en pleno ensanche. Platos muy bien elaborados y caseros, apostando por una cocina cercana pero distinta a lo tradicional. La única pega que le pongo es el poco espacio que hay, quizá sería mejor no querer llevar tantas mesas y estar un poco más desahogados. Hay sitios donde los camareros no pueden ni pasar. Por lo demás todo bien....
Read moreReservé en este restaurante por las reseñas y la verdad es que no volvería salvo que vivas en la zona y no tengas otras opciones. Al llegar me sorprendió que habiendo reservado y habiendo otras mesas vacías nos colocaran en la mesa más cercana a la cocina, en todo el paso a la cocina con el ruido y los olores correspondientes. Antes de decidirnos por las bebidas pedimos una jarra de agua y nos dijeron que no tenían (error), que solo tenían vasos, por lo que pedimos vasos y nos trajeron vasos de agua medio vacíos (muy cutre). A partir de ese momento vi que lo importante era el beneficio y no el bienestar de los clientes, y que el resto de la cena iba a ir de mal en peor. De comer pedimos tortilla (sin más), empanada (desde mi punto de vista salada, la salsa de acompañamiento no sabía a nada), atún rojo (lo mismo con la salsa, el crujiente muy bueno) y canelón de pato. Normalmente, al igual que sucede con la lista de ingredientes de un producto de supermercado, los ingredientes deberían ordenarse de mayor a menor, de manera que esperaba que el protagonista del canelón de pato fuera el pato, no la cebolla, que enmascaraba por completo al pato (si es que estaba) y que , debido a su cantidad, hacía que la textura no fuera agradable. Para finalizar pedimos tiramisú y frozen de yogurt. Fue desagradable que las fresas del yogurt tuvieran hojas porque es un postre para tomar con cuchara y andar quitando las hojas fue un engorro. El precio del pan me pareció desmesurado y las miradas del personal para que nos fuéramos una vez terminado de comer a pesar de haber mesas vacías, nadie esperando y quedar bastante tiempo para el cierre fueron la...
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