Bar Restaurante Sidrería Casa Pau — Restaurant in Naut Aran

Sadly this place gave us a frosty reception and is clearly for locals only not tourists. We were keen to try the local cider ( as it’s a cider house!) with the food but the waitress told us there wasn’t any. When we showed surprise she went over to the boss who was holding court with another table , whispered in his ear. He looked at us and said No! So don’t go there for cider! The food was tasty but overpriced . I’m from Basque Country and came with British friends and have never known attitude and...

NO VAYAN Le doy una estrella porque Google no me deja darle 0. Aquí vamos: Sábado 4 de enero, una noche para el olvido... Fuimos aquí porque no pudimos reservar mesa en casa tana y ya habíamos comido pizza en más pasta (estos dos lugares son EXCELENTES!). Casa pau tenía 4 estrellas en Google y comida que parecía local. Dentro del establecimiento había de todo menos gastronomía local. Esto se lo atribuyo a que todos los que trabajan allí son de otros lugares y sus excusas siempre eran: "ah no se, yo soy de sevilla" - "en mi Cadiz esto no lo hacemos" Las alcachofas, la peor basura que me sirvieron en mi vida. El magret de pato, un insulto a la naturaleza, los Canelones de pato horribles y servidos con unas malas patatas fritas por encima. Comimos poco por lo feo que estaba y pedimos UN postre pensando en ordenar algo que no pudiera fallar: crema catalana. En vez de crema catalana era un kilo de canela con algo de azúcar y unas yemas revueltas. Inmediatamente fue devuelta a la cocina y ordenamos la cuenta. Esto fue lo unico bueno, la cuenta. Pero no psra nosotros, si no para la sidreria. Valores muy altos que no hemos visto en ningún otro sitio del valle. Lo único que rescataria sería al mozo principal que te vende todo como si estuviera bueno. Lo contrataría para vender servicios en algún burdel. Sería un éxito. En fin... Creo que entenderán por qué no...

Experiencia sencillamente memorable. Destacando el pollo de corral, que estaba perfectamente asado y jugoso por dentro que lo hacía irresistible.

El chuletón de vaca rubia fue otro momento culmen de la comida. Tierno, sabroso y jugoso, con un toque perfecto de sal y un punto de cocción ideal. Cada bocado se deshacía en la boca, mostrando todo el carácter de la carne de la raza Minhota, excepcional.

Y para terminar, los postres fueron una auténtica delicia. La crema catalana estaba exquisita, con la capa de azúcar caramelizada perfectamente crujiente y un interior suave y cremoso que se deshacía en la boca. Pero lo que realmente me sorprendió fue la tarta de queso flambeada, un postre único que, además de su textura perfectamente cremosa y sabor intenso, fue servido con un toque de espectáculo, flambeado en la mesa para darle un toque aún más especial.

Aparte de la comida, el servicio fue impecable, gracias a Ramón, el camarero. Con su simpatía y profesionalismo, nos hizo sentir como en casa desde el primer momento. Su sentido del humor y su atención al detalle añadieron un toque especial que hizo que la velada fuera aún más agradable.

En resumen, una experiencia gastronómica de buen nivel que combina sabores auténticos con un servicio de primera. Sin duda, un lugar...