El pasado 1 de agosto llamé por teléfono a eso de las 20.30 para reservar. La chica que me atendió, me dijo que me guardaban la mesa hasta las 21.30 pero que no hacían reservas No tomó nota de mi nombre ni de nada más para reservar. Al llegar vimos dos mesas con un cartel de reservado, pero sin nombre. Como no sabíamos dónde sentarnos, entramos en el local para preguntar. Allí nos vio el dueño, otro camarero y la camarera simpática que nos atendió al teléfono. Antes de continuar, tengo que aclarar que yo estoy embarazada con un barrigón, mi pareja mide más de 1,80 y vamos con una niña de 5 años muy activa, vamos, que se nos vio. Nadie nos dijo nada sobre dónde debíamos sentarnos a excepción de la camarera, que nos dijo que podíamos sentarnos dónde quisiéramos, dentro de esas dos mesas. Escogí la de la esquina, porque estaba más cerca de la puerta y yo muy cansada. La mesa para 4 personas, estaba rodeada de unas 12 personas aproximadamente, así que supusimos que estarían por ahí esperando otra cosa...nos sentamos y una de las 12 personas, nos dice que él se había acercado por allí a las 8.30 para reservar esa mesa, le contesto que eso no es lo que nos han dicho dentro del local, y el tipo, vuelve a insistir con muy malos modos. La camarera amable llegó para tomarnos nota y, se dirigió al grupo de los 12 para decirles que lo mismo daba una mesa que la otra. Una de las mujeres del grupo, le contestó, con muy malos modos otra vez, que no era igual una mesa que la otra, que no era igual. La camarera amable nos cuenta, que el dueño es su padres y que le acababa de echar una bronca (que digo yo, que nos lo podría haber dicho él que esa mesa estaba ocupada, pero no, no nos dirigió la palabra). POR LO VISTO, EL TIPO QUE RESERVÓ, ERA UN CARGO POLÍTICO DEL AYUNTAMIENTO O DE NO SE QUÉ PARTIDO DEL PUEBLO O ALGO ASÍ, y que había que reservarle esa mesa, cuando en realidad, en esa taberna, nunca se había reservado, como mucho guardado una mesa hasta las 21.30.

Pedimos la bebida, nos lo trae y sale el dueño, para decirnos que aquellas personas habían reservado aquella mesa. Le contesto que eso no era lo que a mi me habían dicho antes de sentarnos y que no tenía la culpa de la falta de comunicación del personal de su taberna. Nos contestó que lo único que podía hacer era pedirnos perdón, pero que de ahí nos teníamos que levantar. Yo le contesté que si ellos estuvieran en la misma situación que nosotros...que si se habrían levantado, no nos contestó. Se metió en su bar y no tuvimos más contacto con el dueño en toda nuestra velada. Nos cambiamos de mesa, ganaron los políticos. Comimos bien y la camarera amable, lo fue y mucho, con nuestra hija, fue la única en pedirnos perdón y si no fuera por el PISOTEO A NUESTROS DERECHOS, ese habría sido "el restaurante de la camarera guapa" para mi hija. Al día siguiente, decidimos ir por la mañana, a poner una hoja de reclamaciones. Estaba el camarero que también me vio el día anterior. Nos dice que no sabe dónde están las hojas de reclamaciones y que teníamos que esperar hasta las 13.00 a que llegara el dueño. Nos vuelve a decir, que el hombre se acercó para reservar y que, atención, PARA QUÉ NOS SENTAMOS EN ESA MESA SI ESTABAN CERCA 12 PERSONAS, con un tono que rozaban los gritos(al final, los culpables también somos nosotros, todos menos ellos). Le contesto que es que si se iban a sentar 12 personas en una mesa para 4, que si lo harían unos encima de otros. Nos contesta que a las 13h viene el dueño, le digo que no podemos quedarnos allí 2 horas más esperándolo y que ya hay que tener poca vergüenza de levantar a una familia con una mujer embarazada y una niña de 5 años, para sentar, finalmente a 8 personas en una mesa de 4. Le advertimos que pondríamos críticas en Google y en todos los sitios. Han pasado 20 días, soy madre, trabajadora y estudiante y, viene otro y esto no es plato de buen gusto para nadie, pero no quería dejar pasar este pisoteo de los derechos.