Después de 15 años metido en el congelador (figuradamente; decidir que durante una temporada no vuelvo a este sitio), hemos vuelto a probar este restaurante. Y resulta que vuelve al congelador, por los mismos motivos. La familia propietaria (madre y dos hijos cuarentones), deberían profesionalizar la gestión del restaurante. Y desaparecer del mismo. Propietarios pero sin tareas presenciales. El restaurante sería infinitamente más exitoso. Se convertiría en algo verdaderamente bueno. Y me explico..., alineándome con no pocas críticas que aparecen entre las reseñas. Demuestran una obsesión enfermiza por optimizar el rendimiento económico de cada mesa, por encima de la satisfacción del cliente y su mantenimiento como tal. Con unas formas cortoplacistas que, desde mi punto de vista, no son de recibo. En mi opinión, en un negocio de hostelería que se precie, más cuando es familiar, se debería apostar por el largo plazo, por el cliente satisfecho que recurrentemente acude al local a disfrutar. Y si, por el contrario, el enfoque de la propiedad es "ave de paso, 'garrotaso'", apaga y vámonos. Hace 15 años metí al congelador a este restaurante porque, estando 6 adultos en aquella mesa, el hijo que hacía y hace de metre nos "recomendó" insistentemente que pidiéramos mero, aún cuando habíamos ido a comer rodaballo. Hasta tres veces nos corrigió nuestra elección..., hasta que uno de nosotros acabó diciendo "bueno, pues saca ese mero, a ver". Y el mero estaba pasado, viejo, hasta el punto de que olía ya fuerte. Y se lo dijimos. Y le dio igual. Y nos lo cobró. Y a precio de oro. Y dijimos, los seis, "no volvemos". Y le dio igual pues había conseguido sacar aquel mero por el que habría pagado bien y que no conseguía colocar a nadie... Nos pintó la cara. 15 años después hemos vuelto. Y hemos salido con sensaciones similares. No volvemos, me temo que ya nunca más. Y es una pena, pues la cocina es buena. Copiando un poco las artes del gran Bittor, están incluso maridando la brasa con algunos platos que son disfrutables. Pero las formas de esta familia generan un desasosiego que destroza la experiencia. Aquella noche, en todas las mesas escuchamos el "hoy os recomiendo el besugo", que luego en carta estaba a 135 euros/kilo, muy por encima de otros pescados y bastante más caro que en afamados jatetxes besugueros como Xixario, Olivi o Katxiña... A pieza entera, mesa de cuatro, 50 euros/cabeza, mínimo, diría el metre en su interior. Y esta sensación te revolotea con cualquier comentario del metre (o de su ama). Van incluso contracorriente de los usos y costumbres en Euskadi, donde habitualmente se piden 2/3 primeros para repartir. Repito, PARA REPARTIR. Aquí te los emplatan individualmente y te cobran tantas raciones como comensales haya en la mesa; 4 comensales? Pues 4 de foie a la brasa, a 24 euros/cabeza. Y te lo justifican con una frase que tienen escrita a pie de carta: "nosotros estamos aquí para ganar dinero" (o similar, no recuerdo bien). Ojo que la cuenta crece exponencialmente, especialmente con "recomendaciones" orales, de las que no conoces el precio por ración. Esta vez íbamos sin presupuesto, a disfrutar de una celebración familiar. Y esos pequeños detalles de, diría, xintximari, oscurecieron un día que podría haber sido grandioso. En lugar de 100 euros todos los años, esta familia prioriza sacarte 150 hoy, aunque por ello desaparezcas para siempre. Al congelador, y no ya a la nevera; directamente al congelador. Nuestra única defensa como...
Read more10:00 de la noche de un sábado de verano. Acudo con mi mujer a este establecimiento, y nos pedimos cada uno una consumición.
Es un local nuevo, con unas escaleras entrando a la izquierda que dan acceso al comedor. Le comento a mi mujer que voy a subir a ver qué tal pinta tiene, para un día ir a comer o cenar. Así lo hago, y al cuarto escalón oigo 4 ó 5 veces consecutivas “eh eh eh eh”. Se trata de la dueña del establecimiento que me pregunta donde voy. Educadamente le contesto que a ver el nuevo comedor cómo ha quedado tras la obra, para ir un día con mi mujer. Me dice que no puedo subir, por un tema de protección de datos, que tienen información arriba confidencial y alguna otra bobada más sin sentido, tratándose de un restaurante y no de una central nuclear…. Me voy por donde he venido diciéndole que no tenía ninguna intención de llevarme nada sino simplemente ver el comedor. A esta señora le da exactamente igual mi explicación y continua hablando con una clienta. Me parece indignante la manera en que me ha hablado y sus argumentos, y al de dos minutos vuelvo para dirigirme a ella. Le digo que me parece lamentable cómo me ha dicho que no podía acceder, con esos “ehs” como si fuera un perro, le digo que si no quieren que suba la gente que ponga un cartel, una cadena o cualquier otro elemento disuasorio que así lo indique, ya que de lo contrario lo más normal es que la gente suba o por curiosidad como yo para ver el comedor, o simplemente buscando los baños. Al de nada aparece un chico que salió de la cocina vestido de cocinero, a quien le cuento lo que ha pasado y lejos de templar gaitas, no duda en ponerse en mi contra sin saber lo que ha pasado y me dice que ellos llevan el negocio y nadie tiene que decirles si hay que poner un cartel o no. Cualquier cosa menos mostrar un poco de humildad, disculparse, y por supuesto mucho menos finalmente enseñar el comedor.
Una manera perfecta de perder a dos clientes y a todos los que yo sea capaz de convencer para que no acudan a este sitio. Ni esta señora ni el caballero tienen ningún derecho a hacerme sentir como un delincuente por subir unas escaleras para ver un comedor, escaleras sin ningún tipo de indicación para no acceder a ellas. La señora, además de maleducada es mentirosa porque al final me dice que había puesta una silla para no acceder, silla que vi que ella puso justo después de que yo intentara subir.
Por cierto, pasados unos días del incidente, me comentan que han puesto un montón de sillas para evitar que la gente suba. Parece por tanto que algo de razón...
Read moreHe sido cliente de este restaurante en varias ocasiones, siempre valorando la calidad de su producto y entendiendo que va de la mano de un precio elevado. Sin embargo, la última experiencia ha sido profundamente decepcionante, hasta el punto de replantearnos seriamente si volveremos a pisarlo.
Fuimos seis personas con la intención de disfrutar de una buena comida basada en pescado y carne. Como siempre, el dueño nos hizo sus recomendaciones, destacando con insistencia el besugo del día, que ya de por sí tenía un precio desorbitado: 138€/kg. Aun así, decidimos confiar y darnos un homenaje.
Pedimos unos entrantes (almejas, croqueta a la brasa, anchoas a la brasa y unos perretxikos (también recomendados), que resultaron ser raciones individuales no pensadas para compartir. Primera sorpresa: 30 euros por cabeza solo en perretxikos.
En cuanto al besugo, pese a haber especificado que queríamos compartir carne y pescado, nos sacaron dos besugos enteros, tres kilos en total, lo que se tradujo en más de 400 euros solo en pescado. La cantidad era absurda para un grupo que luego iba a comer carne, y pasó lo que podía pasar y es que sobró. Y no sobró porque no gustara, sino porque era sencillamente excesiva. De hecho, acabamos llevándonos raciones a casa —algo inconcebible en un restaurante de este nivel y precio—. Uno no viene aquí a cenar y llevarse 100 euros de besugo en un táper.
La chuleta, más de lo mismo: Casi 2.5Kg. Buen producto, sin duda, pero de nuevo muy por encima de lo necesario para un grupo que ya había comido y pretendía simplemente probar ambos platos. Hubo que hacer auténtico esfuerzo para terminarla. Algún postre y café para terminar.
El resultado: una cuenta que superaba los 1.000 euros, 180 euros por persona. Lo peor no es el precio, sino la sensacion final.
Se nos condujo directamente hacia un consumo desproporcionado e interesado.
La calidad sigue siendo buena, pero la gestión y el trato nos dejaron un sabor de boca amargo. Algunos de los comensales calificaron la experiencia directamente como agridulce no por el producto, sino por la forma en que se nos vendió.
Es un negocio pero no se trata solo de dinero, se trata de honestidad y lamentablemente, esta vez brilló por sus ausencia
Vas con la idea de gastarte 125-150€/pax (que creo que está bien para lo que comimos) pero parace que no es suficiente e intentan sablearte con raciones por encima de lo necesario.
En esta ocasión lo consiguieron pero dudo que lo...
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